Último tomo de este nuevo volumen centrado en las aventuras del inmortal Gilad Anni-Pada con un cierre coherente con todo lo que hemos visto en los primeros diez números de la serie, y que ata los cabos que quedaban sueltos. La ira de Eternal Warrior 3: Un trato con el diablo es un tomo que reúne los últimos cuatro números del volumen, y que lleva a nuestro protagonista directamente al Infierno. Todo, por intentar recuperar el contacto con su hijo Kalam.
Recordemos que en la primera historia incluida en el tomo anterior, Kalam había sido secuestrado, y acto seguido la historia se centraba en la trama con el Moribundo y su encierro en unas laberínticas instalaciones. En este último arco, Gilad hará todo lo posible por volver a ese limbo donde tiene una familia, al que va cada vez que muere, y a ese Infierno que tiene que atravesar antes de volver a la vida. Sin embargo, ahora no es un viaje de paso, rutinario, sino que pretende recuperar a ese hijo con el que tanta distancia hay, y cumplir como padre como no lo ha hecho en todos estos años…
Venditti cierra la serie de manera inteligente, llevandonos de vuelta a ese mundo que hasta ahora había permanecido ajeno al lector de lo que pasa con Gilad entre muerte y renacimiento. Y utiliza un escenario tan atractivo y con tantas posibilidades como ese Infierno lleno de criaturas demoníacas, para contarnos una historia de redención y reconciliación entre padre e hijo. El único problema que tiene es que es una historia predecible y algo alargada. No por ello deja de ser un tomo disfrutable, aunque a decir verdad, acostumbrados al nivel del primer y, sobre todo, del segundo tomo, este se me ha quedado un poco soso. Insisto, es una historia muy disfrutable, bastante entretenida y al servicio de lo que uno espera encontrar en esta serie. Pero Venditti nos había dado tanto, que puede llegar a saber a poco.
El dibujo de este arco corre a cargo por completo de Robert Gill, con un estilo limpio y espectacular, que se apoya mucho en grandes splash page y dobles splash page que aceleran mucho el ritmo en determinados momentos. Funcionan muy bien, porque además ilustra grandes enfrentamientos o nos muestra panorámicas de un Infierno repleto de criaturas demoníacas… aunque por momento da la sensación de que intenta estirar algo una historia que se podía haber contado perfectamente en solo un par de números. Pero no se puede poner mucha pega al dibujante, que hace un trabajo correcto, y que además se mantiene los cuatro números, por lo que se mantiene la homogeneidad artística en el arco que, visto lo visto últimamente, ya es de agradecer.
En definitiva, La ira de Eternal Warrior 3: Un trato con el diablo.
Un tomo con el que se cierra una de las mejores series que nos ha llegado desde Valiant en los últimos años. Una visión diferente del inmortal por excelencia, en el que se nos enseña una parcela hasta el momento inexplorada del personaje. En este último tomo, Venditti y Gill nos traen una historia de acción, a la vez que se cierra ese capítulo de la difícil relación entre Gilad y su familia. Un arco argumental que sirve de cierre de ciclo, y que aporta mucho empaque a esos catorce números, los dota de unidad y de homogeneidad. A la vez, hemos podido ver las diversas facetas que hacen interesante un personaje como Eternal Warrior: su brutalidad bárbara, su humanidad y que puede ser un hombre de familia, y su capacidad táctica.
A pesar de que este último tomo baja un poco el ritmo al que nos habían acostumbrado en los dos anteriores, es un buen colofón y no estropea una de las series que más he disfrutado de lo que nos está trayendo Medusa en la actualidad.
Lo mejor: La unidad gráfica. Las splash page. Cómo sirve de cierre de ciclo, completando tramas que quedaban por cerrar.
Lo peor: En algunos momentos da la sensación de estar algo estirada. Baja algo con respecto a los previos y siendo una muy buena historia, puede dejar con la sensación de haberla disfrutado menos.