No han pasado aún ni 10 años desde que Jon Kent apareciera por primera vez durante la saga Convergencia, una saga que recordemos que fue casi un remedio de emergencia para cubrir la mudanza de DC a Burbank. Sin embargo, el hijo de Kal-El se ha ganado un papel en el primer plano de su universo y eso se debe en gran parte a historias como las que podemos leer en Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent.
En cualquier caso y a la espera de que ECC reedite en tomo algún día los 18 números de Superman: Son of Kal-El, que aparecieron en grapa y mezclados con Action Comics, es de agradecer que en este tomo haya un artículo de Fran San Rafael que viene a resumir el disperso y aleatorio periplo de Jon Kent desde su creación, con al menos lo suficiente para saber quién es y cómo llega al punto en el que lo encontramos en Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent.
Contamos además con otra ventaja para quien quiera subirse aquí a las peripecias del más joven de los Kent y es la presencia de Tom Taylor. Y digo ventaja y no reclamo, porque, independientemente de la calidad o el tirón comercial del australiano, hay algo que podríamos llamar casi una constante en su trabajo y es girar en torno a qué define a sus personajes. Las historias son para Taylor la herramienta para estudiar a sus protagonistas, elementos que orbitan para definir sus caracteres e identidades. Es por eso que quien quiera asomarse aquí a la vida del bueno de Jon, tiene en Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent todo lo necesario para saber quién es, qué le define y cómo ha llegado hasta aquí, sin necesidad de tener que sufrir lo que hizo con él Brian Michael Bendis.
Hay de todos modos cierta trampa en el título Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent y es que la palabra «Injustice» no estaba en el original americano, pero visto que parece tener tirón comercial y que viene a cuento, ECC ha decidido esgrimirla en el título. Y digo trampa porque es un pequeño spoiler, ya que, de los seis números que componen este tomo, no es hasta final del segundo que entra en escena Injustice, aunque sea troncal en todo el resto. Al comenzar, tenemos que Ultraman, el Superman malvado de Tierra 3 que mantuvo cautivo a Jon robándole la niñez, está viajando por el multiverso asesinando a cada versión de Kal- El con la que se topa. Jon se verá reclutado para tratar de detenerlo, pero en un momento concreto la historia girará para llevarnos a Jon a la tierra de Injustice con todo lo que eso supone para el personaje.
Y es que, aunque no siempre es el eje central de las historias de Tom Taylor, es algo bastante común y podríamos decir característico del guionista hacer este tipo de exploraciones de personaje, colocar a sus juguetes en situaciones que le permiten definirlos. Incluso cuando, como es común en su bibliografía, nos vamos a a otros mundos como el mismo Injustice, DCsos, La edad oscura, Tierra 2 o Los caballeros oscuros de acero, las situaciones anómalas en las que pone a sus personajes siguen siendo una especie de test al que los somete para estudiar cuáles serían sus motivaciones, sus actitudes y sus identidades. Y tampoco es que le haga falta salir de las continuidades, ya que es este mismo el motor de su aclamada etapa en Nightwing, por ejemplo.
A Taylor no le mueve tanto lo que sus personajes pueden hacer por la historia como lo que la historia puede hacer por sus personajes e Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent es un perfecto ejemplo de esto. A través de esta historia observaremos cuánto define a Jon su padre, pero no es solo el hijo del Kal-El, sino también el de Lois Lane y seremos testigos de lo fundamental que es eso. Taylor, Clayton Henry y, en menor medida, Darick Robertson pondrán a Jon en situaciones que nos dicen quién es, enfrentándose a sus monstruos y a dilemas complejos, despojados, en la medida que permite el género, de maniqueísmo y construyendo el que, por derivativo que sea, es uno de los más grandes personajes creados por DC en este siglo.
Y sí, por tramposo que puede ser el título, es innegable que para los fans de Injustice es todo un caramelito volver con aquellos personajes y más introduciendo el factor de Jon Kent, que sirve a su vez para explorarlos a todos ellos.
Aunque apenas hemos mencionado a los dibujantes, he de reconocer que el trabajo de Clayton Henry resulta mucho más deslumbrante de lo que nos podría indicar su trayectoria anterior. No quiero decir con esto que trabajos anteriores como Exiliados, Archer y Armstrong o Harbinger sean poca cosa, pero siempre se había caracterizado por ser uno de esos dibujantes discretos, profesionales y eficaces, pero rara vez brillante. Sin embargo a estas alturas, la labor que realiza en Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent es mucho más madura y pulida de lo que vemos en sus trabajos anteriores. Los años le sientan bien y no solo vemos un acabado depurado, sino también una construcción narrativa más dinámica y unos actings más atinados y precisos. Sale tan airoso en su labor, que cuando durante un número lo sustituye un peso pesado como Darick Robertson, no podemos menos que echar de menos a Henry.
La dispersa y errática carrera de Jon Kent — y más en España — me hace dudar de si el público le dará a Injustice: Las aventuras de Superman – Jon Kent la oportunidad que merece, por más que venga con la coletilla «Injustice», pero sin duda es este uno de esos tebeos con todo lo que amamos los aficionados del género de superhéroes y me atrevería a vaticinar que será una etapa reivindicada con el tiempo.
Lo único malo de este tebeo es que termina con algo a medio camino entre el «fin» y el «continuará» y lleva en suspenso desde el pasado octubre en USA. Crucemos dedos para que no tarden demasiado en retomarlo.