Aunque originalmente Injustice: Gods among us comenzó como una serie para dar más vidilla a un videojuego, su creciente popularidad y la decisión editorial de realizar volúmenes centrados en años cronológicos hizo que, primero Tom Taylor y posteriormente Brian Buccellato, centraron cada año en una faceta concreta del Universo DC. Así, el primer año fue de presentación, pero el segundo año se centró en el universo de linternas y Guardianes del Universo, el tercer año en los héroes mágicos o el cuarto en las deidades. Poco a poco se han ido explorando los grandes bloques temáticos de este vastísimo universo superheróico, pero había unos personajes con relevancia vital que se habían dejado fuera hasta el momento. Y por lo visto en Injustice: Año Cero Integral, editado por ECC Ediciones, se corrige el error y se le da su merecido lugar a la JSA y a un concepto tan vital en DC como es el legado.
Pero claro, tras los cinco años contados alrededor del primer videojuego vino una secuela, y por supuesto se le dio su debida respuesta en cómic publicando Injustice 2, cuyo mayor mérito fue el del recuperar para la franquicia a su principal valedor y el que ha escrito las mejores líneas de diálogo que se han visto en toda la serie: Tom Taylor. Y sí, debería hablar algo de ese Zona Cero que contaba la historia desde el punto de vista de Harley Quinn, pero fue tan flojita que mejor no la tocamos demasiado. Con toda esta perorata, adonde quiero dirigirme precisamente es a que la historia tenía ya poco espacio para poder abordar un grupo con tanto peso, de ahí que Taylor tuviera la brillante idea de introducirlos en un lugar más natural para la historia: antes de que todo comenzara.
Tiene mucho sentido que la historia de Injustice: Año Cero explique dónde estaba la JSA cuando sucedió lo que ya todo seguidor de la saga sabe de sobra, y utilizarlos como vehículo para contar cómo comenzó todo, cómo averiguó el Joker que Lois Lane estaba embarazada y qué le impulsó a planear la «broma definitiva». Y de manera colateral, profundiza una vez más en el concepto de legado, el principal leitmotiv de este universo, y cómo los héroes muestran el debido respeto a sus mayores y transmiten sus valores a la siguiente generación. Intentar evidenciar esos valores en una sociedad como la actual no merece más que alabanzas.
Tengo que reconocer que este Taylor no es el de los brillantes primeros dos años, que nos regalaba diálogos vibrantes cada pocas páginas… pero sigue teniendo momentos muy buenos, como el encuentro de Superman con Jim, la pareja de Alan Scott desde Flashpoint y Tierra 2 o todo lo que gira a Superman y Lois. Escenas que demuestran que el guionista conoce la verdadera idiosincrasia del personaje y por qué es el mejor superhéroe (y no precisamente por los superpoderes que tiene) y un espejo para los demás. Por lo demás es una historia que busca dar un sitio a este grupo tan legendario pero no deja de ser una excusa para ir mostrando escenas de acción con cada uno de ellos y dirigir la trama hacia el comienzo de la primera serie.
El dibujo es probablemente lo más flojo que tiene esta Injustice: Año Cero. Rogé Antônio es un habitual de fill-ins de DC desde hace ya unos cuantos años, es un dibujante cumplidor, pero con un estilo muy hosco, que a veces se ve demasiado acelerado, con figuras que se quedan en un mero boceto, sin detalle. Es lo que sucede, por ejemplo, al principio del segundo número, con algunos rostros que han perdido bastante en detalle respecto a las primeras páginas del primer número. Y sí, entiendo que es su estilo, tendiendo al «feismo» como le puede suceder a Michael Lark por ejemplo, pero me parece más una pérdida de detalle por falta de tiempo que una búsqueda de ambiente. Para entendernos, algo parecido al Romita Jr. de AvX… Sin embargo Cian Tormey sí me parece que se esfuerza por hacer páginas muy dinámicas y tiene un estilo más plástico.
La edición de ECC es coherente con la línea Injustice, con un tomo cartoné, que recopila las siete grapas publicadas anteriormente, que ya recogían los 14 números digitales originales, y con un lomo que respeta la tipografía y formato de todos los tomos editados con anterioridad. No contiene las portadas y está toda la historia de seguido, sin siquiera mantener los créditos que puedan hacer una idea de que hemos cambiado de número aunque, y sin que sirva de precedente… no me parece mal. Y es que las portadas de la serie digital contenían poco material original (un par de ellas que sí están incluidas en el tomo), pero la mayoría eran viñetas ampliadas y sin bocadillos, y además la historia no se resiente de ser leída de un tirón, parece casi estar escrita para leerse como una novela gráfica que una historia capitulada. Sí me llama la atención, como curiosidad, que se mantiene la tipografía exclusiva del Joker como viene haciéndose últimamente, aunque en la original no se haya diferenciado del resto. Y, al igual que me quejo en otras ocasiones, un merecido reconocimiento por los dos artículos incluidos en el tomo que sirven para posicionar perfectamente al lector.
En definitiva, Injustice: Año Cero Integral es una historia que puede ser leída con independencia, pues no es necesario conocer nada del resto de la saga donde se encuadra. Una historia entretenida, con bastante acción, y diálogos marca de la casa Taylor que, si bien no son tan brillantes como en otras ocasiones, siguen dando lo que el lector busca de una historia como esta. Aparentemente, poco Injustice más vamos a ver a corto plazo, aunque no descartéis que vuelvan a sacar una nueva entrega del videojuego y, sin duda, vendría acompañada de otra hornada de cómics. Si mantienen el nivel medio de la gran mayoría, por mi encantado.
Lo mejor: Historia muy contenida y que se puede incluso leer de manera independiente. Los artículos incluidos en esta edición.
Lo peor: El nivel de dibujo no es al que nos tienen acostumbrados en los últimos tiempos con Redondo y compañía.