Hacía casi un año que no traíamos por la web ninguna obra de Junji Ito, uno de los grandes maestros actuales de esa variante del manga cuyo objetivo es inquietar al lector, si no directamente revolverle las tripas, y volver a tener material de este autor siempre es una buena noticia. Pero en esta ocasión, tenemos al Ito más elevado, adaptando clásicos de la literatura y dejando -momentáneamente, esperamos- de lado sus horrores putrefactos lovecraftianos. Con todos ustedes, Indigno de ser humano, serie iniciada por Ito en 2017 en la revista Big Comic Original.
¿Clásicos de la literatura? Sí, efectivamente. Lo que nos llega por aquí de la cultura japonesa es bastante limitado, que es bastante más amplia que los tres grupos de J-Pop y los cuatro mangas que conocemos en occidente. En particular, Osamu Dazai, escritor de la novela que adapta esta obra de Ito, es uno de los autores japoneses del S.XX más valorados en su país, siendo Indigno de ser humano una de las novelas más vendidas de la historia de Japón. Incluso hoy en día es la novela japonesa más vendida en Amazon.
Este primer tomo de la más reciente obra de Junji Ito arranca con una dramatización del final de la vida de Osamu Dazai. El autor de la novela falleció días antes de cumplir los 39 años, en un doble suicidio con su amante Tomie Yamazaki, una peluquera viuda de 29 años. No está esta introducción fuera de lugar, dado que Indigno de ser humano, la novela original, es una obra con una fuerte inspiración autobiográfica. El protagonista de la novela -y, por tanto del manga- es un hombre que desde su infancia se muestra totalmente alienado, incapaz de conectar con las personas que le rodean, escondiendo sus sentimientos y sus pensamientos sobre sus congéneres bajo una fachada de bufón.
La fobia social que tiene el protagonista, Yōzō Ōba, es un reflejo de la que también sufría Dazai, y que también ha confesado en alguna ocasión padecer, aunque de una forma más leve, Junji Ito. Esta fobia, tan habitual en la sociedad japonesa, es la que hace que el protagonista tenga marcadas tendencias autodestructivas, llevándole al alcoholismo, a la drogadicción y a frecuentar la compañía de prostitutas. A lo largo de este primer tomo, iremos viendo como ese niño incómodo, incapaz de desenvolverse correctamente en sociedad, se irá convirtiendo en un adulto sumido en una espiral de degeneración personal que hace presagiarle un futuro oscuro.
En esta obra, tenemos un Ito mucho más contenido de lo habitual. Sí es cierto que varios de los rasgos habituales de su obra están presentes, como algún personaje con ojos saltones o el uso de la humedad y el sudor para transmitir malestar y sensación de agobio, pero tiene un estilo más realista, acorde con la novela que adapta. Es, quizás, un Ito más cercano a lo que podemos haber visto en Frankenstein que en casi cualquiera del resto de sus obras, mostrando un respeto casi reverencial al autor original de la historia, dejando que su personalidad artística quede en segundo plano para servir como vehículo a la transmisión de Indigno de ser humano en otro medio diferente al que originalmente fue concebida.
Ciertamente, no es la típica obra enfermiza y lovecraftiana a la que el autor de Gifu nos tiene acostumbrados. Quienes, atraídos por su nombre, se esperen una historia perfumada de ese hedor putrefacto característico de otros títulos suyos, quedarán probablemente desconcertados. Pero es, aún con un tono más realista y en un género diferente a sus inquietudes habituales, una historia opresiva que sin duda satisfará a los seguidores de este mangaka.