Pasaron trece años entre la publicación del último libro de Antes del Incal y el primer libro de Incal final. Es cierto que había habido un intento previo del que hablaremos más tarde, pero la historia donde se cerraba esta enorme epopeya en forma de space opera tardó mucho más de lo esperado en llegar a las librerías. Para ilustrar el final de las aventuras de John Difool y su amada Luz de Garra, Jodorowsky se apoyó en el mexicano José Ladrönn, un dibujante capaz de cubrir las expectativas de lo que el chileno tenía en mente para este grand finale. Reservoir publica ahora en formato integral, similar al de Antes del Incal, El Incal y La casta de los Metabarones, un tomo con los tres libros que componen este arco final, más el añadido de Después del Incal, que no es más que lo que iba a ser este arco final, a cargo de los autores originales, y que por compromisos de Mœbius, quedó solo en un primer libro inconcluso.

Un virus biófago amenaza con acabar con todo atisbo de vida no-robótica, y John Difool tendrá que intentar impedirlo. Para ello, se va a asociar con otras tres versiones suyas de diferentes realidades e intentar detener a un clon del presidente, y a interponerse en la eterna lucha entre Elohim y el Benthacodon, dos máquinas mutantes que encarnan al bien y al mal en este mundo tan peculiar.

A pesar de que la historia mantiene la esencia de la obra original, y se encamina hasta un cierre afín a sus dimensiones, este último bloque me ha parecido un peldaño por debajo de las dos anteriores. Es indudable que El Incal es el culmen de la explosión mental de Jodorowsky, y que Antes del Incal, a pesar de no estar al mismo nivel, se salva por la condición de precuela que aún no puede estar a esa altura de lo que cronológicamente ocurre después. Pero en esta última historia (con permiso de Mark Russell y Yannick Paquette), Jodorowsky intenta dar demasiada rienda suelta a su imaginación, en el contexto de una historia muy delimitada por la necesidad de cerrar todas las tramas planteadas hasta el momento y no dejar ningún cabo suelto.

Esto provoca que la historia mantenga esa locura, que ya nos resulta familiar, pero por otro lado deja una incómoda sensación de que no es natural, sino impostado por la necesidad del relato, y creo que acaba teniendo demasiado peso. En todo caso, es una historia que los fans de este universo podemos disfrutar sin ningún lugar a dudas, aunque las comparaciones son tan odiosas como inevitables.

Es un poco lo que le sucede al trabajo de Ladrönn. Cuando empiezas a leer estos tres últimos libros, ves a un dibujante que encaja muy bien con lo que plantea Jodrowsky, y mantiene un estilo con suficiente espectacularidad y diseños grandilocuentes que colman nuestras expectativas. Es un dibujo que tiene la suciedad justa para que nos creamos ese futuro de megaurbes tecnológicas en decadencia, con razas alienígenas e infinidad de máquinas de todo tipo, iluminadas por una paleta de colores apagados y fríos que nos colocan inconscientemente en ese punto final inminente.

El único problema que tiene el dibujo de Ladrönn se llama Después del Incal. Y es que en el tomo se incluye lo que iba a ser el primer libro de este último arco, dibujado por Jean Giraud y, como decía antes, las comparaciones son inevitables. Cuando Jodorowsky decidió retomar el final de su historia y recurrió al mexicano, decidió rehacer todo desde cero para que la obra tuviera una unidad artística homogénea. Esto hace que podamos ver el primer libro dibujado por ambos autores. Y, sin ningún tipo de menosprecio a Ladrönn, cualquier artista que se compare con Mœbius tiene muchas papeletas para salir perdiendo en la comparación… Y es que el trabajo de la leyenda del cómic europeo es incontestable: La limpieza de su trazo, esos diseños de formas geométricas que explotan en tu mente, esa narrativa fluida… te transportan a un universo diferente, a pesar de estar contando prácticamente lo mismo.

En definitiva, Incal final (Edición Integral) es un tomo con el que los que hemos seguido toda la historia planteada por Alejandro Jodorowsky vamos a encontrar un cierre que colme nuestras expectativas, aunque objetivamente se encuentre un escalón por debajo de lo anterior. Un muy buen trabajo de José Ladrönn, que se ve magnificado si no lo comparamos con el de Mœbius en ese capítulo final, y una edición fabulosa a cargo de Reservoir Books. Con este tomo ya tenemos completa en estas ediciones integrales una de las mejores obras de la ciencia ficción de todos los tiempos.

Lo mejor: El dibujo de Mœbius de lo que iba a ser el primer capítulo. Realmente Ladrönn, comparaciones aparte, es un dibujante muy adecuado para la historia y cumple con creces en el dibujo.

Lo peor: No haber visto todo este arco final dibujado por Mœbius.