Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Ice Cream Man 10

Ice Cream Man 10
Guion
W. Maxwell Prince
Dibujo
Martín Morazzo
Color
Chris O’Halloran
Traducción
Matías Mir
Formato
Cartoné. 128 páginas. Color
Precio
22,90€
Editorial
Moztros . Marzo 2025
Edición original
Ice Cream Man #37-40 (Image)

Parecía que no iba a llegar nunca, pero aquí estamos. Cuando Moztros comenzó a publicar esta serie hace ya casi tres años, en los USA nos sacaban nada menos que siete TPBs de ventaja y nada menos que treintaiún grapas. Ahora, aunque en grapa aún nos sacan alguna, con Ice Cream Man 10 pillamos a la edición USA de recopilatorios, con lo que es de esperar que a partir de ahora tendremos que echarle paciencia entre ración y ración de helado.

A estas alturas, cuando ya son nada menos que cuarenta las historias que nos han contado, no debería pillarnos de nuevas lo que hagan W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O’Halloran, pero lo cierto es que cada tomo consigue sorprendernos. Tengamos en cuenta además que, en el caso de esta serie, el mérito es mucho mayor, dado que estamos en un formato antológico donde cada grapa es una historia distinta, es decir, cada una es una nueva idea en un mercado donde una sola premisa puede estirarse durante más de un año y parece, además, que en Ice Cream Man 10 algo tienen que decir sobre esto, pero luego lo abordaremos, tranquilos.

Ice Cream Man 10

No olvidemos tampoco que gran parte de la propuesta de esta serie no es sólo brindarnos una nueva historia de terror en cada número. En este sentido, hay series que hacen esto francamente bien, como CreepShow, The Silver Coin o, en otro formato, Los Mitos del Huerto de los huesos, pero Ice Cream Man no quiere quedarse ahí. Las historias de nuestro heladero quieren ir más allá y reinventarse en cada nueva entrega. Cada capítulo no solo será un nuevo relato, sino un nuevo planteamiento narrativo, una nueva propuesta formal, un nuevo modo de entender lo que estamos leyendo y eso, amigos, es un «más difícil todavía» con salto mortal y triple tirabuzón.

Por repasar, en Ice Cream Man 10, tenemos una historia de guerra que mezcla La chaqueta metálica con los Osos Amorosos y que nos sirve un debate sobre el sucidio. Habrá también un lugar poblado por un montón de personas iguales llamadas Gary, que está a punto de verse sacudida por una revelación. Y, finalmente, cerraremos con una historia en dos partes que transcurre en el breve instante en que se produce un accidente de tráfico. Por supuesto, como es marca de fábrica, todas estas historias serán profundamente perturbadoras, participarán de algún modo en esa enigmática y cada vez más compleja mitología del heladero y tienen algo más allá del relato de primer plano a lo que hincarle el diente.

De nuevo, como es costumbre, hay montones de preguntas al terminar el tomo, pero ahora mismo la más acuciante es ¿Cuántas ideas geniales son capaces de tener W. Maxwell Prince y Martín Morazzo? ¿Cuánto tiempo pueden mantener este nivel de originalidad y creatividad pura antes de agotarse? El propio Prince comenta, en la entrevista que concluye este tomo, que el final está en su cabeza desde hace mucho tiempo y que lo único que queda por decidir es cuándo llegará en función de las ventas… y supongo que la propia capacidad creativa de estos dos señores, que en teoría siguen siendo humanos, aunque cada vez tengo más dudas.

Ice Cream Man 10

En cualquier caso, por buenas que sean las dos primeras historias, la estrella de Ice Cream Man 10 es Descompresión en un choque, un relato en dos partes, que tal vez por eso puede resultar una rara avis en esta serie, pero ya veremos que tampoco del todo. En realidad, ambas partes culminan en el mismo momento de la colisión entre un coche y un camión y tranquilos, que no estoy reventando nada, que por más instante culminante que sea, sucede nada más comenzar.

De hecho, toda la primera historia sucede en los 5 segundos del choque, en un experimento que puede tener que ver con lo que veíamos en 3 segundos, de Marc-Antoine Mathieu, o el número de la cabeza cortada de Miracleman. Algo de eso hay, pero hay muchas más cosas. Esta historia es a la vez una puya al uso excesivo del decompressive storytelling, una clase magistral que te enseña cómo funciona la narrativa del cómic con narrativa de cómic —como en el célebre Entendiendo el cómic de Scott McCloud —, una pequeña divagación sobre experiencias cercanas a la muerte, una construcción completa de un elenco de personajes, una especie de confesión de W. Maxwell Prince sobre lo complicado de la vida del escritor, un peldaño más en la mitología del heladero y, como siempre, un relato completamente perturbador. Ahí es nada.

El hecho de suceder en dos partes y todo en torno a un solo suceso forma parte del recadito con mala leche que deja con respecto a la narración descompresiva, pero la vuelta de tuerca es que, trabajando con la descompresión, son capaces de meter una cantidad apabullante de información y conceptos, una especie de «así es como se hace» a la industria por parte de Prince y Morazzo, que demuestran de nuevo estar a un nivel al que pocos autores llegan hoy en día.

Ice Cream Man 10

Y es que además, pese a partir del mismo hecho argumental, las dos partes de esta historia — centradas cada una en el grupo de ocupantes de cada vehículo — son conceptos de partida completamente diferentes, terminando así de añadir ese triple tirabuzón del que hablábamos.

Pocos títulos actuales — la verdad es que ahora mismo no se me ocurre ninguno — son capaces de disparar tantas ideas por viñeta, reinventarse en cada entrega y dejarnos una serie que se puede retomar una y otra vez en busca de nuevos huevos de pascua y segundas lecturas. No sabemos aún cuándo podremos leer la siguiente entrega, pero con lo arriba que termina Ice Cream Man 10, la espera sin duda se va a hacer muy larga.