Por más que oigamos aquello de «Año nuevo, vida nueva» a C.B. Cebulski no parece quedarle claro y se empeña en un revival tras otro de los años 80 y 90. Por un lado es de agradecer su iniciativa de acoger autores veteranos en un mercado como el americano, donde no es extraño ver cómo algunos acaban desahuciados y arruinados por su sistema de sanidad. Sin embargo, tal como sucede en Hulk: Joe Arréglalo, no es este proyecto muy proclive a dar obras memorables.
Sea por un desgaste de los autores o por un error de enfoque en la línea de Cebulski, esta Marvel nostálgica parece estar quedando como un cementerio de elefantes donde retirar a los Chris Claremont, J.M. DeMatteis, Paul Levitz o Peter David, con títulos a olvidar como Spiderman: La cacería perdida de Kraven o Gambito: Ladrones sin escrúpulos. Peter David suele ser, sin embargo, una rara avis en todo este movimiento y por más de un motivo además. Por un lado, dentro de esta corriente, nos ha dado sorpresas realmente agradables como las series de Maestro o Spiderman Simbionte, pero es que ya sólo con estos títulos de 2019 y 2020 ya hay algo que deberían llamarnos la atención. Peter David ya comenzaba con este este tipo de obras que revisitan viejos tiempos antes de que se convirtiera en una corriente, casi podríamos decir que se inicia con él. Venía de hacer las nuevas series de Spiderman 2099 y Araña Escarlata, que no eran visitas al pasado, pero continuaban, en nuestros días, viejos conceptos noventeros y tal vez con esto a alguna mente pensante en Marvel se le ocurriera que aquí podía haber filón.
Y pese a que en el caso de Peter David encontramos tal vez los mejores títulos de esta iniciativa, hay otra gran mayoría que no dejan de ser entretenimientos tan agradables como olvidables, como Nuevos Cuatro Fantásticos o Genis Vell: Capitán Marvel, por poner un par de ejemplos.
En el caso de Hulk: Joe Arréglalo, Peter David y Yildiray Çinar nos llevan de regreso a Las Vegas, en algún momento durante los hechos que en su día nos fueron contados en la serie del Goliat por aquel entonces gris, que no hace mucho han sido recopilados en El increíble Hulk de Peter David 2. Perdido en Las Vegas. Aunque con algún pequeño descuadre de continuidad que se indica en el epílogo, la historia de Hulk: Joe Arréglalo tiene lugar poco después de, Zona de guerra, la aventura que compartiera con Spiderman, ya que comienza antes de que el bueno de Peter Parker tenga oportunidad de coger el vuelo de vuelta a Nueva York. Kingpin llegará a la ciudad del pecado con la intención de hacerse con el control de los negocios del Sr. Berengetti, cosa que no hará mucha gracia a su guardaespaldas Joe Arréglalo, antes conocido como Hulk.
Peter David es un escritor que desde muy temprano demostró no solo un ingenio y visión particulares, sino, sobre todo, un oficio y unas tablas muy por encima de la media de sus colegas. Por más que ya esté cerca de la setentena y con problemas de salud desde hace ya bastante tiempo, la caja de trucos sigue tan repleta como siempre, si no más, ya que ha tenido casi 40 años de experiencia para añadir nuevos recursos a su repertorio. Sin embargo, en Hulk: Joe Arréglalo tal vez echamos en falta esa chispa que lo hacía brillar.
Tenemos los gags, la autoconsciencia, los chistes referenciales, el trabajo de personajes… pero todo parece un tanto gastado, casi como una colección de tics, como una banda tributo de sí mismo.
Tampoco ayuda la elección de Yildiray Çinar, a quien hemos visto trabajos más inspirados que este Hulk: Joe Arréglalo. Este artista turco funciona muy bien en series de tono clásico, como su Legión de Superhéroes, con Paul Levitz, o The Marvels, con Kurt Busiek, pero es que como si hubiera una falta de conexión entre su trabajo y el de Peter David. Sus actings no terminan de encajar, su elección de planos no se ajusta a los momento de sorpresa con los que suele jugar Peter David y, pese que parece hacer lo que puede por mimetizar a otros artistas que dibujaron esta versión de Hulk como Jeff Purves, Bill Jaaska o el mismo John Buscema, echamos en falta esa frescura y dinamismo que pide la propuesta del guionista. Sobre todo al final, cuando todo debía volverse loco, lleno de mamporros y personajes coloridos, se echa en falta esa energía desenfadada que piden los guiones y que no termina de encajar con el tipo de propuesta que Çinar ofrece.
Sea por un desgaste de Peter David o por una falta de entendimiento con Yildiray Çinar, no estamos pues con Hulk: Joe Arréglalo ante una de las revisitaciones más acertadas que el guionista de Fort Meade ha hecho sus obras pasadas, pero aún tenemos un tebeo entretenido y con destellos de lo que fue… y quién sabe si en algún momento volverá a ser.