El universo DC sobrevivió a aquello del “mundos vivirán, mundos morirán…” pero ahora Brian Michael Bendis llega a DC… y nada volverá a ser lo mismo. Ya conocemos a Bendis y rara vez deja indiferente a nadie. Tal como ha hecho en prácticamente cada serie por la que ha pasado, el calvo de Cleveland viene decidido a dejar su sello en El Hombre de Acero.
A diferencia de la serie homónima de John Byrne, esta encarnación de El Hombre de Acero no supone exactamente un reinicio del personaje. El Superman que encontramos en estas páginas arranca tal y como lo dejaron Tomasi y Jurgens, con su esposa Lois y su hijo Jonathan. Sin embargo, Bendis no tarda mucho en decir “aquí estoy yo” y poner sobre la mesa dos acontecimientos que pondrán patas arriba las series de Superman. Ya sabemos que con Bendis se roza con facilidad la zona spoiler, pero haremos lo posible por no entrar en detalles. Por un lado pone una piedra en el pasado que termina por remover todos los cimientos del origen del kryptoniano (¿he oído retrocontinuidad?) y por otro una piedra en el futuro que dará un vuelco a la situación de la familia Kent. Si nos paramos a pensar, son prácticamente sólo esos dos acontecimientos todo lo que sucede a lo largo de estos 6 números, pero ya deberíais saber cómo se las gasta el de Cleveland.
En cualquier caso, si lo sabéis, casi podéis dejar de leer aquí porque ya tenéis una idea de lo que os vais a encontrar en El Hombre de Acero antes incluso de abrir el primer número. Todo el artilugio asociado a Bendis está aquí, así que aquellos que lo aman, disfrutarán este tebeo y aquellos que no tanto… pues no tanto.
Superman es secundario en esta serie, lo importante es Bendis. Ha venido a poner su impronta contra viento y marea. Es complicado hacer un resumen de esas “cosas Bendis” que abarrotan estas páginas sin desvelar detalles concretos de la trama con lo que vamos a tener que dejarnos algunas de las más jugosas, pero veamos unas cuantas que eluden la zona spoiler. Empezamos por el nuevo villano Rogol Zar. Surgido del pasado de Krypton, comienzan otorgándole una causa hasta cierto punto verosímil, pero termina diluyéndose en un extremismo ridículo y carente de lógica en pos del utilitarismo para que Bendis puede hacer el Bendis.
El primer número termina con un cliffhanger un tanto forzado con un hecho repentino cuya incógnita es que ni siquiera sabemos en qué consiste el cliffhanger. Pero eso no es lo peor, ¿recordáis aquel tomo de Daredevil donde un mismo cliffhanger le servía para dos números? Pues esta vez Bendis se supera y lo estira para cinco. Hasta el sexto número del Hombre de acero, no se resuelve el continuará del primer número. Ahí es nada.
La verdad es que está bastante comedido con los célebres “diálogos Bendis”, pero no faltarán otras marcas de la casa como la retrocontinuidad, la historia en dos tiempos (o en realidad en tres, ya que ninguno de los dos grandes sucesos transcurren en el presente de la historia) y sobre todo, una historia está llena de decisiones por parte de los personajes que rozan el absurdo como mínimo. No es que Superman no sea Superman. Pese a que quizá tiene un punto extra de socarronería, el Hombre de Acero suena más o menos como él mismo, pero hay montones de comportamientos carentes de sentido por completo, con el único objetivo de llegar al punto al que quiere Bendis. Es obvio que forma parte de ese arsenal de guionista el provocar una serie de hechos que lleven a los personaje donde el escritor los necesita, pero cuando llegamos al final nos plantamos ante la fiesta de los fuegos artificiales de las decisiones estúpidas… Lo peor de todo es que había otras mil soluciones mucho menos enrevesadas y razonables para llegar al mismo punto, pero cuando Bendis se desata no hay marcha atrás.
Todo resulta falso y forzado, incluyendo el hecho de que la miniserie (supuestamente autónoma) termine en continuará o el hecho mismo de que se saque en una serie separada, cuando podemos ver claro que es el primer arco de su etapa en Superman. De hecho, tendremos la esperanza de que el resto de su etapa dé sentido a lo que vemos en El Hombre de Acero, ya que en cualquier otro caso el nivel de engaño de brocha gorda sería preocupante.
¿Pero cómo no acercarse a El Hombre de Acero si tenemos a lo mejor de lo mejor en el apartado gráfico? Ivan Reiss, Jason Fabok, Evan “Doc” Shaner, Steve Rude, Ryan Sook, Kevin Maguire y hasta Adam Hughes!!! Pues bien, la selección de dibujantes más allá de la gran explosión de fuegos artificiales de esta reunión de pesos pesados no sirve ningún propósito narrativo (salvo quizá la parte que dibuja Jason Fabok). Al final la variedad de estilos resta coherencia a un tebeo que, eso sí, luce apabullantemente espectacular.
Ahora toca decidir si nos arriesgamos a ver si todo va cobrando sentido en el transcurso de la etapa de Brian Michael Bendis en Superman y Action Comics y con el tiempo tenemos un Daredevil o un Powers o si por el contrario el calvo de Cleveland nos la ha vuelto a jugar.