Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Hogar, dulce hogar, de Hideshi Hino

Hogar, dulce hogar, de Hideshi Hino
Guion
Hideshi Hino
Dibujo
Hideshi Hino
Traducción
Ismael Funes
Formato
Tomo (125x177) rústica (tapa blanda) con solapas. En blanco y negro
Precio
14 €
Editorial
Ediciones La Cúpula. Febrero 2025
Edición original
Tomo (125x177) rústica (tapa blanda) con solapas

Me encanta cuando las editoriales cumplen su palabra. Hace unos meses, La Cúpula prometió que nos iban a ofrecer mucho material inédito de Hideshi Hino, el autor manga que mejor les funciona a tenor de las continuas reimpresiones o nuevas ediciones que tienen sus títulos más clásicos. El caso es que en los últimos meses hemos podido disfrutar de un par de creaciones del mangaka realizadas en los ochenta como El sótano del averno y Mr. Joker y ahora llega el momento de gozar de lo lindo con “Hogar, dulce hogar”, publicado en Japón en 2019.

Desde ya os comento que estamos ante uno de los trabajos que más me ha gustado de Hino, a la altura de El niño gusano oLa serpiente roja. En “Hogar, dulce hogar”, el autor vuelca toda su enfermiza imaginación para atacar con artillería pesada una de las grandes tradiciones de la sociedad nipona: la inviolabilidad de sus hogares.

Para los japoneses, cuya dedicación al trabajo es total en un ambiente donde premia la meritocracia, la idea de disfrutar de un merecido descanso en la paz de su casa tras una dura jornada laboral tiene muchísimo peso. Esta circunstancia, tiene una gran importancia en la industria del entretenimiento y es reflejada en multitud de escenas cotidianas tanto en manga, como en animes y películas. Aquí es donde entra Hino con toda la mala leche que le caracteriza para ofrecer, a lo largo de las 275 páginas de “Hogar, dulce hogar”, una colección de cuentos espeluznantes que abrazan lo sobrenatural, usando lo mundano y lo real como plataforma de lanzamiento.

Sí, es cierto que el género de las casas encantadas no es nada nuevo y lleva entre nosotros desde el siglo XIX. Pero sería injusto decir que Hino se limita a hacer un trasunto de historias rollo “Poltergeist” o “The Amityville Terror”, no. Hino va más allá, mucho más allá. Para empezar “Hogar, dulce hogar” es uno de sus trabajos más atmosféricos. Cada historia del volumen se mueve en un ambiente que mezcla lo raro con lo inquietante, causando una profunda sensación de incomodidad en nosotros, los lectores. Un colectivo que cae cautivo ante lo hipnótico de sus historias. Nuevas vueltas de tuerca a tópicos como la familia de vecinos nueva que son unos pesados, el niño que no quiere hablar con sus padres encerrándose en su habitación todo el día o la niña que fantasea con escaparse de casa.

Hino aborda cada relato de “Hogar, dulce hogar” con pulso firme y decidido, sin darnos tregua y propinando golpes al estómago, pues no tiene la costumbre de hacer distinciones ni prisioneros. Por ello, cualquier personaje que aparezca en sus viñetas es una víctima potencial de su amplio abanico de perversiones.

Locura, terror y muerte. Tres elementos que en “Hogar, dulce hogar” nos esperan bajo el fregadero, detrás de la puerta del baño o dentro del armario. Cualquier minúsculo detalle puede ser fatal. Pero siempre, y digo siempre, no hay mayor mal que el que se esconde en el corazón de un hombre. A menudo tendremos al enemigo en casa que, víctima de un mal día, decide mandarlo todo carajo renunciando a su humanidad para rendirse a sus instintos más básicos.

Por supuesto, como no podría ser de otra manera, el habitual humor de negro de Hino está presente casi en cada página. Ahora bien, hay momentos en los que su creatividad está tan desatada que se vuelca en una especie de extraño sadismo del que queremos una dosis mayor cada vez. Al final, el bueno de Hideshi consigue que nos convirtamos en cómplices de su causa. Ya depende de cada uno entrar en su juego. Servidor entra con mucho gusto.

No comento nada del dibujo pues sigue la línea del su más que reconocible estilo, con ese gusto por la anatomía redondeada con sonrisas grotescas logrando una agradable contradicción entre lo que cuenta y cómo lo cuenta. A sus píes, maestro.

La edición de La Cúpula se muestra correcta, como siempre. Encuadernación en rústica con solapas y papel de alto gramaje. Si acaso, por ponerle una pega, hay algunas viñetas que están tan pegadas al margen que tienen alguna palabra un poco cortada. No sé si es mi ejemplar o toda la tirada, pero es un detalle sin importancia.

Deseando estoy de leer lo siguiente, seguro que no tardará.