Visto con perspectiva, la última parte de los 90 era una época compleja para hacer superhéroes en Marvel. Estamos en medio de dos grandes hitos como son la la Generación Image y la oleada renovadora con Joe Quesada al timón de la editorial. Bien es cierto, no obstante que los tebeos que encontramos en Heroes Return Thunderbolts 2: Los más buscados del mundo no estaban solos en su empeño. 1998 fue la consolidación de toda una oleada neoclásica encabezada por Kurt Busiek y Mark Waid, que devuelvolvía a los superhéroes el sabor de los 80, 70 e incluso 60. Tras la revolución de los dientes apretados y la testosterona pura, volvíamos a las esencias del género superheroico.
Sin embargo, ya no estábamos en los 80 y por más que etapas como Los Vengadores de Kurt Busiek y George Pérez sean pináculos del género superheroico, las ansias de renovación flotaban en el aire y la línea Ultimate, Los Vengadores de Bendis, el Spidey de Straczynski o los New X-Men de Morrison no se harían esperar demasiado. Hay quien dice que esos superhéroes «tan del pasado» que nos traían Los Vengadores solo complacían al viejo lector, que eran «lo de siempre» y estaban demasiado lastrados por una enraizada y enrevesada continuidad. Sin embargo, y de nuevo visto con perspectiva, los Thunderbolts conseguían aunar lo mejor de dos mundos: recoger y cultivar los ingredientes de siempre, pero lograr el giro de tuerca suficiente para que todo fuera distinto.
Un golpe de efecto tan contundente como el que se no revelaba en el primer número de Thunderbolts bien podría no haber pasado de ahí, pero ya en el tomo anterior se trazaba la dirección hacia ese camino a la redención, que será el eje central de la serie y que, no en vano, es el título de la contraportada en letras bien grandes. Bajo esta premisa, Kurt Busiek y Mark Bagley logran algo que a priori es un oxímoron, que es darnos más de lo de siempre y completamente distinto.
Heroes Return Thunderbolts 2 es el momento en que el equipo ha salido del radio de influencia del Barón Zemo y se debate entre el camino a la redención y la vuelta la senda del villano. En un debate tanto personal de cada personaje como entre los propios miembros del equipo, iremos conociendo las posturas y caracteres de cada uno de ellos, a la vez que se va asentando su propia idiosincrasia más allá del plan de Zemo. Para ello es imprescindible comenzar a construir su propia órbita de secundarios y antagonistas y allí estarán los nuevos Señores del mal, el nuevo y misterioso Ciudadano V, la periodista Gayle Rogers y, por supuesto, las maquinaciones de Helmut Zemo y Techno, a quienes no perderemos de vista.
Y es que Heroes Return Thunderbolts 2 es un tebeo de pijameo puro y duro y, sin embargo, todo tiene su giro de tuerca particular. El hecho de ser villanos lo condiciona todo, aporta un ángulo completamente diferente y, por lo tanto, todo es distinto de lo que podíamos leer en Los Vengadores o los 4F. Ni siquiera puede compararse con un experimento anterior, similar, pero completamente distinto, como es el Escuadrón Suicida. Thunderbolts recoge una vieja convención del universo Marvel, los villanos que se redimen, y lo convierte en el eje de la serie con una colección de puntos de vista sobre el tema tan variada como miembros hay en el equipo. Cada uno tiene su propia visión y sus propios objetivos, una perspectiva y actitud distinta sobre la misma idea. Desde la heroica Jolt hasta la taimada Piedra Lunar con todas las gamas de grises por el medio y es que en los grises está el jugo de esta serie. Cada uno de los personajes, muchos de los cuales no pasaban de ser sacos de palos puntuales de los héroes, adquiere un trasfondo, una relevancia y una identidad, sus propias inquietudes y dudas, montones de dudas. Y aunque ya hayan pasado 25 años de la publicación original de estos tebeos, nos guardaremos en la recámara la identidad del nuevo personaje que llega a revolucionar el equipo, pero sencillamente es una absoluta genialidad que sea precisamente él.
Y sí, el punto de vista, la idea de fondo y el propio tronco de Heroes Return Thunderbolts 2 es hasta cierto punto nuevo y particular, pero todo huele a clásico. Busiek sigue rescatando hilos de tebeos olvidados y no tan olvidados, pero aquí los aborda de forma que sean un plus para el viejo lector pero también de un modo completamente pedagógico para el recién llegado. De hecho se utilizan muchos de los recursos de antaño para enganchar a viejos lectores, como los flashback explicativos, resúmenes o hasta esas páginas con el nombre del personaje a su lado, que hoy en día pueden resultar tan añejas, pero igualmente efectivas.
Están todos los tropos y convenciones: La discusión sobre quién es el líder, la llegada de nuevos miembros, la tramas secundarias paralelas, las grandes peleas y hasta el desenmascaramiento de un villano que resulta ser alguien conocido. Pero antes de todo está esa esencia Marvel del gran drama. Las motivaciones personales y sus decisiones son tan épicas como una pelea con Gravitón o los Señores del mal.
Y probablemente no había — y probablemente no hay 25 años después — un dibujante tan adecuado para todo esto como Mark Bagley. Bagley es heredero de la tradición Marvel más clásica de los Buscema, John Romita padre, Gil Kane, George Pérez o John Byrne. Sin embargo, se trata de un dibujante cuya carrera comienza a finales de los 80 y todos los dejes noventeros que persiguen molar artificiosamente y a toda costa forman parte integral de su ADN. Así que con esto tenemos lo más parecido a una fusión de tradición y modernidad que había en 1998, es decir, de nuevo lo mismo de siempre, pero completamente nuevo y fresco.
Heroes Return Thunderbolts 2: Los más buscados del mundo es algo así como si hubieran cogido una máquina del tiempo y hubieran retrocedido 10 o 20 años, pero con la consciencia y la perspectiva de la época y todas las posibilidades que esto ofreciera. Y además y sobre todo, con unas ganas de jugar como solo dos grandes autores y fans de los superhéroes podrían haber tenido.