Con unos días de retraso, aquí va mi opinión, personal e intransferible, sobre la última edición de la Heroes Comic Con 2018 celebrada en Madrid el pasado mes de septiembre. En pocas palabras: Si HCC 2016 fue el salón del cambio, con el traslado a Ifema y un planteamiento aún titubeante, y HCC 2017 fue el de la esperanza y la ilusión, esta última edición ha sido la de las esperanzas frustradas, la de todo improvisado sobre la marcha y la de los bandazos que han acabado definiendo este salón como una notable decepción. Vamos paso a paso.
Las fechas
El primer bandazo que da esta edición es el cambio de fechas. Programado inicialmente para el mes de octubre, tuvo un cambio de fechas a su destino final en el mes de septiembre, sin tener en cuenta que muchos de los asistentes vienen de fuera de la Comunidad de Madrid y necesitan programar vacaciones en el trabajo con una cierta antelación. De hecho, conozco el caso de algún asistente que pidió vacaciones, compró billetes de AVE y reservó hotel según las primeras fechas anunciadas para finalmente encontrarse con que nada de todo eso le había servido de nada. ¿El motivo del cambio de fechas? Oscurantismo. Circulaban rumores que decían que para no coincidir con cierta feria de videojuegos se movió a exactamente una semana antes que la Japan Weekend Madrid. También se ha oído que la venta de entradas estaba siendo tan catastrófica que el evento se movió a unas fechas en las que los pabellones eran más baratos. El hecho de que las entradas a precio reducido se estuvieran vendiendo online hasta el mismísimo día antes de la apertura de puertas y que haya sido el salón con menos asistencia desde que se lleva celebrando en Ifema da que pensar que los tiros pueden ir por ahí.
El cartel
Seamos objetivos: este año, el cartel de HCC no era de primera, como el año anterior. Ha habido ediciones de Expocómic en la Casa de Campo con un cartel mucho más interesante que la oferta que había este año. Sí, de acuerdo, George Pratt es un artista como la copa de un pino, pero su paso por el mundo del cómic es una nota a pie de página. Su novela gráfica del As Enemigo fue publicada en 1991 y nunca reeditada hasta este año, siendo hasta hace poco un tomo habitual en las cubetas de saldos. Harvest Breed, de 2001, seguía inédita en España hasta hace menos de un mes. Pia Guerra, actualmente en The New Yorker, es un one hit wonder. Sí, Y, el último hombre es una absoluta maravilla, y es un cómic imprescindible. Pero lo es por su guión y no por su dibujo, y además, intenta recordar un sólo cómic más de Pia Guerra aparte de la obra de BKV. ¿Por lo demás? Filias y fobias personales. Sara Pichelli tiene una cierta importancia por ser la creadora gráfica de Miles Morales y por ser la encargada del relanzamiento de los 4F, aunque no sea santo de mi devoción. Rafael Albuquerque tiene una calidad innegable, pero aún no ha tenido una obra rompedora que le haga ser un artista de primera fila. Y Don McGregor ocupando el lugar de honor que el año pasado ocupó Frank Miller… En fin, ¿no?
Las cancelaciones
Se decía socarronamente por los pasillos del salón que, mientras en otros eventos la semana antes de la apertura de puertas se anuncian los bombazos de última hora, en Heroes Comic Con se cancelan parte de los invitados anunciados. Y se espera a anunciar las cancelaciones a última hora, aún sabiendo con antelación de la no asistencia de alguno de los autores. Así fue en 2017 y no vamos a meter el dedo en la llaga con el mal gusto con el que se ha gestionado cierto autor que al final, por el motivo que conocemos todos, era imposible su asistencia.
Los invitados
Desde que Easyfairs se hizo cargo del salón del cómic de Madrid, se ha mirado en la Comic Con de San Diego (lo de Comic Con en el nombre de Heroes no es casual) como objetivo, en lugar de ser el hermano pobre de Barcelona que era Expocómic. Y es un objetivo muy loable. Así, el cine y la televisión tenían necesariamente que formar parte de HCC. Pero mientras en San Diego 2018 hubo paneles sobre Predator, Doctor Who, Star Wars, Star Trek, Capa y Puñal, Preacher, Krypton o Black Lightning, aquí tuvimos a un secundario del culebrón cancelado Crónicas Vampíricas, a un secundario del culebrón teen Mi primer beso, a un secundario de Piratas del Caribe y a un secundario de Juego de Tronos. Eh, al menos JdT entra dentro del tipo de ocio que se suele ver en este tipo de eventos. Pero si lo comparas con la presencia de la Cersei Lannister del año pasado o del Darth Maul de hace dos… pues eso, que también en el plano actoral la cosa estaba deslucida. Luego estaba también lo de las actrices de la serie española Vis a Vis, pero como se unieron a las cancelaciones de última hora, tampoco vamos a insistir con el sentido que tenía su no-presencia aquí.
Y si estos invitados se hacían para atraer público adolescente, que se dejen de tonterías y se traigan una banda de K-Pop. Van a saber lo que es un taquillazo masivo. Y hablando de conciertos, nadie de mi entorno conocía de nada a las bandas invitadas.
Los precios
En 2017, el año en el que el salón de Madrid fue el más espectacular de España y posiblemente también de Europa, las entradas de sábado costaron 12€ anticipadas y 15€ en taquilla. La versión deslucida de este año costaba 17€ anticipada y 20€ en taquilla. Una subida de un 30-40% para un cartel notablemente menos atractivo explica por qué en un recinto notablemente mayor que el del año pasado hubo muchos menos asistentes que en la edición anterior.
Y luego está lo de las entradas VIP. Poder entrar a las 10 mientras que el resto de asistentes (ni siquiera la prensa) no podían acceder al recinto hasta las 11, acceso a charlas exclusivas… Salvo en lo de compartir espacio con los autores, no se ha creado contenido exclusivo para este tipo de pases. Lo que se ha hecho es reducir el contenido de la entrada general. Sí, esa que era un 30-40% más cara que el año pasado. Intentad recordar cuándo antes se había cobrado en un salón en España por una masterclass o por una charla de autores o editores.
Los stands
El gran pero que se llevaba poniendo al Salón de Madrid desde hace muchos años es la notable ausencia de Panini en el evento. Es de recibo señalar que por allí estuvieron José Luis Córdoba, Alejandro M. Viturtia y Julián Clemente, y que los dos últimos dieron una entretenidísma charla, pero también es cierto que no hubo presencia en forma de stand de la editorial. No sólo eso, además se ha perdido la presencia de otras editoriales habituales de este tipo de eventos, como Aleta, Diábolo o Planeta Cómic, la ausencia más comentada. Eso sí, en cambio hubo un stand del portal inmobiliario Idealista. ¿¿Pero qué c…??
Y luego está la zona de prensa. En las dos ediciones anteriores, el área en que se hacen las entrevistas a los autores era una zona en el recinto principal separada por cuatro tablones de madera, sin techo, con lo que el bullicio hace que el trabajo de prensa no se pueda realizar en condiciones óptimas. Después de las dos ediciones anteriores se lo dijimos a la organización. En el Saló de Barcelona, e incluso en el de Valencia, también de Easyfairs, existe una zona separada y cerrada para este tipo de momentos. ¿Y en esta tercera edición de HCC? Lo mismo de los dos años anteriores, pero encima junto al escenario principal. Por un oído entra y por otro sale, vamos.
Las opiniones a pie de pista
Hablando con compañeros de otros medios (de los que vinieron, que este año ha habido notables ausencias motivadas por lo poco atractivo de este evento) y con responsables de editoriales, la decepción era generalizada, tanto en el plano profesional como en el del fan. No sólo la prensa fue peor tratada de lo deseable, es que incluso algunos de los autores presentes también expresaron sus quejas. Por no hablar de autores no invitados al evento que tuvieron ciertos roces con la organización, claro.
Las exposiciones
Estamos de acuerdo en que Expocómic era un salón de segunda, pero aquí hemos dado un notable paso atrás incluso respecto a lo que había en la Casa de Campo. Las escasas exposiciones que había, exiliadas a una esquina del pabellón, eran un puñado de reproducciones de páginas y portadas, que hacían que el recuerdo de la exposición de originales de Fábulas de Mark Buckingham o de Esther de Purita Campos nos hiciera pensar que se pueden hacer buenas exposiciones en Madrid y aquí no se ha hecho.
En resumen…
Una gran decepción. Cuando vamos a un salón, siempre vamos con un puntillo de ilusión inocente, con la idea de sumergirnos durante un par de días en el mundo del cómic, y la sonrisa con la que solemos entrar hace que miremos todo de una forma más benévola. Pero a lo largo de la mañana del viernes, el gesto se fue torciendo hasta llegar a la conclusión de que HCC2018 ha sido uno de los peores salones profesionales en los que he estado. ¿Hubo algo mejor que en ediciones anteriores? Oh, sí. Las apreturas que se han vivido en otros momentos no ocurrieron este año. Aunque también es cierto que se debe a una bajada en el número de asistentes en un pabellón mucho más grande que el de años anteriores. Lo mejor de este año se debió a que no se cumplieron las expectativas de público, vamos.
Me cabe la esperanza de que esta edición haya sido un tropiezo en el camino que el año pasado prometía ser brillante. Espero que se depuren las responsabilidades oportunas, y que HCC2019 sea lo ilusionante que fue 2017. Pero desde luego, si la próxima edición, de haberla, vuelve a ser del nivel de lo visto este año, volveré a dedicar mi tiempo anual de salones al de Barcelona.