Ha pasado casi una década desde que saliera Hellblazer 300 y se pusiera fin a una época. Han sido muchos los intentos de ocupar el vacío en este tiempo, de los cuales Hellblazer: Ascenso y Caída es el último hasta la fecha. Una historia contenida, con autores de primer nivel y al abrigo de la libertad que conlleva el sello Black Label. En un primer vistazo podría ser la fórmula para que por fin John Constantine recupere su gloria perdida.
Constantine nunca ha sido un superventas, pero sin duda es uno de los personajes más carismáticos de DC, con un suficientemente nutrido números de seguidores de culto y además durante 20 años fue el estandarte de la línea Vertigo. Sin embargo, su suerte ha sido incierta desde el final de la serie original. Hellblazer: Ascenso y Caída es ya el quinto intento de devolver al primer plano a nuestro bastardo favorito de Liverpool.
Tras el error evidente de integrarlo con la continuidad central de New 52, hubo un segundo intento durante la campaña DC You, con James Tynion, Ming Doyle y Riley Rossmo, que pese a tener unas cuantas buenas ideas, tal vez se alejaba de manera un tanto radical de la idea de Constantine que aún pervivía. Con Renacimiento llegó un tercer intento con Simon Oliver y varios dibujantes y tal vez ofrecía el mejor enfoque con un John convirtiéndose en un viejo gruñón en un mundo que le empezaba a superar. Los preceptos editoriales se impusieron y si ya habían sido incapaces de mantener a un mismo dibujante tres números, sustituyeron a Oliver por un meramente correcto Tim Seeley, que no sería suficiente para mantener el barco a flote. El intento inmediatamente anterior a Hellblazer: Ascenso y Caída fue su serie dentro de Universo Sandman, que no trataba de innovar en la concepción del personaje y sus historias, sino más bien todo lo contrario, Spurrier, Campbell y compañía trataban de plegarse lo máximo posible a la fórmula Vertigo. Este experimento se canceló tras 12 números e incluso llegó a convivir con la edición USA de Hellblazer: Ascenso y Caída.
Y así llegamos a la serie contenida en este tomo, una serie de tres número dobles y por tanto mucho más accesible que los intentos anteriores. Además al guion tenemos a uno de los guionistas más punteros y populares de la actualidad, Tom Taylor, a quien podemos disfrutar en Nightwing o Superman. Por otro lado, y para crear el vínculo con la vieja guardia, tenemos a los lápices a Darick Robertson, dibujante íntimamente asociado a Vertigo por su Transmetropolitan e íntimamente asociado a Garth Ennis, uno de los grandes guionistas insignia de Hellblazer, aunque sea fuera de Vertigo con The Boys, Furia o Punisher.
Veamos ahora la historia: Con raíces y motivaciones que entroncarán con la infancia de John Constantine, una serie de grandes magnates se aparecen estrellados desde el cielo y ataviados con alas de ángel. A partir de aquí, John y un peculiar grupo surgido de la necesidad tendrán que solventar el misterio a la vez que desentrañar qué tiene que ver con aquello que sucedió cuando eran niños.
Vemos un firme propósito por parte de Tom Taylor por que John Constantine sea el John Constantine del imaginario colectivo. Es más, es casi como si se hubiera estudiado los 300 números del Hellblazer de Vertigo más los números de La Cosa del Pantano, donde fue creado, y hubiera hecho una especie de checklist.
Fantasmas del pasado que vuelven a morderte el culo: check; posesiones demoníacas: check; tratos con demonios: check; metáfora social a través del componente sobrenatural: check; diálogos repletos de cinismo, irreverencia y ácida ironía: check, John portándose como un bastardo maquiavélico: check; John mostrando después algo de corazón: check; escena de borrachera: check; Chas: check…
Pese a estar completamente fuera de continuidad, Hellblazer: Ascenso y Caída tiene todo lo que debe tener una historia de Hellblazer. Sin embargo, todo es más ligero y explícito. Apenas hay lugar para la lectura entre líneas y el poco que hay resulta casi evidente y mascado. Tom Taylor es un gran guionista y nos brinda una historia perfecta para ser la primera historia de Constantine de alguien, pero tal vez sepa a poco al lector veterano acostumbrado a ver o suponer cosas que no estaban ahí de forma explícita. Incluso el componente sobrenatural es exagerado y funciona casi más con las reglas del Universo DC tradicional que con respecto al realismo sucio de Vertigo. Tenemos un Satán que parece sacado de una ilustración de Chris Cooper, demonios mazados nivel Hulk…
El acting extremo y algo salido de madre al que nos tiene acostumbrados Darick Robertson también influye a que todo sea más exagerado, más pretendidamente alejado de la sutileza en pos de un nuevo canon para todos.
¿Será entonces Hellblazer: Ascenso y Caída el intento definitivo? ¿Habrán dado con la fórmula final respetuosa con el concepto original, con una caracterización ingeniosa y asequible a todo el mundo? Tendremos que esperar para saberlo, pero lo que parece claro es que aquel Hellblazer de los 80 y 90 no volverá. Tal vez no tenga sentido que vuelva en 2022, en un mundo que ya no es el que provocó su creación. A los que queramos revisitarlo siempre estará la serie clásica y mientras, iniciativas como Hellblazer: Ascenso y Caída pueden ser una alternativa a nuevos lectores y viejunos abiertos de mollera.