Hiedra Venenosa ha pasado una mala racha. Ha sufrido una crisis nerviosa, ha muerto, ha resucitado… Por suerte, para recuperarse cuenta con su mejor amiga, Harley Quinn. Sin embargo, la apacible vida de estas dos mujeres se ve interrumpida por la llegada de un viejo conocido, Jason Woodrue, alias el Hombre Florónico, el detonante de una sucesión de acontecimientos que conducirán a nuestras protagonistas a una aventura imprevisible durante la que se toparán con la mismísima Batwoman.
Que Héroes en Crisis fue un fiasco de mucho cuidado es algo en lo que hay más o menos consenso. Tom King venía de hacer grandes obras en DC Comics, y este patinazo le pudo haber costado la carrera. Pero bueno, al mejor artista se le escapa un borrón, y en la editorial decidieron pasar este pufo por alto. Lo malo son las consecuencias que esta historia pudo traer: algunas muertes que no nos importan demasiado, el cambio de status de algunos personajes, y la muerte y resurrección de Hiedra Venenosa. Con semejante historial, no sé yo si anunciar un tebeo como «epílogo de Héroes en Crisis» es la mejor maniobra editorial, pero en esta casa somos muy fans de Harley Quinn (menos cuando hace de florero en Escuadrón Suicida), así que allá fuimos a ver si era cierto eso de que «otros vendrán que bueno te harán». Y mecachis, ni por esas.
Más que un epílogo, esta historia protagonizada por Harley Quinn y Hiedra Venenosa es una aventura de transición entre el final de esa miniserie y el inicio de una nueva etapa de sus protagonistas. Esta nueva encarnación de Hiedra Venenosa es diferente, más poderosa, cada vez más planta que humana. Aunque la verdad es que Pamela Isley ha evolucionado tanto a lo largo de su andadura editorial (de humana que habla con las plantas a ecoterrorista, convirtiéndose en vegetal por el camino) que uno ya no sabe exactamente el alcance de sus poderes. Por otro lado, había leído en otra historia que Hiedra es carnívora porque nunca haría daño a una planta, ni siquiera para alimentarse; sin embargo, en este cómic se la ve despachando una ensalada. Es un personaje que ha evolucionado tanto, y de una manera tan caótica, que uno ya no sabe a qué atenerse con ella. En todo caso, lo mejor es dejarse llevar, no pensar en una continuidad coherente y disfrutar del viaje. El problema es que el viaje por el que nos lleva la guionista Jody Houser es uno tan breve, y tan plagado de lugares comunes, que tenemos que esperar al giro argumental final para ver algo interesante. Y sí, reconozco que ese giro final (que no pienso espoilear aquí) tiene muchísimo sentido, y abre muchísimas puertas para futuras historias, siempre que no se abuse del recurso; pero no basta para sustentar una historia bastante intrascendente. Houser (Stranger Things: Six, Faith) tiene bastante experiencia en el mundillo, pero por el momento no ha pasado de ser una escritora de andar por casa.
Lo mismo se podría decir de la artista brasileña Adriana Melo, mejor ilustradora que narradora, y con más habilidad para dibujar caras bonitas y cuerpos perfectos que para hacer composiciones agradables a la vista. Melo se encuentra con el típico problema de los dibujantes espectaculares: no sabe dibujar a gente relajada. Vemos en varias ocasiones a Hiedra tumbada en la cama o en el césped, pero su cuerpo no está relajado. Es como si la figura corporal no encajara con el fondo: la espalda no toca el colchón, la cabeza no reposa sobre el suelo… Es verdad que muchas páginas están competentemente resueltas, y que sus chicas resultan preciosas, pero eso no es suficiente para ser considerada una buena dibujante. Por otro lado, la mayoría de las páginas están ocupadas por bustos parlantes, dejando al equipo colorista la ardua tarea de ocuparse de los fondos. Adriana Melo (New Adventures of the Ninth Doctor, Plastic Man) lleva muchos años de carrera, pero en nuestro país apenas le vemos uno o dos tebeos publicados al año. Hemos de suponer que la mayor parte de su actividad profesional la dedica a hacer portadas e ilustraciones, lo que explicaría su falta de soltura como narradora.
Esta historia protagonizada por Harley Quinn y Hiedra Venenosa no pasa de ser un mero entretenimiento sin mucha sustancia, rápidamente olvidado después de su lectura. El guion de Jody Houser está lleno de agujeros y trampas (la aparición gratuita de Batwoman en Nueva York, una de ellas), y el dibujo de Adriana Melo no pasa de un notable bajo. Una lástima, puesto que con un mejor resultado se podría haber aprovechado para relanzar la cabecera de Harley Quinn acompañada de Hiedra. En fin, habrá que esperar a la próxima ocasión.