A nada que seáis gamers, o por lo menos estéis al tanto del mundillo, seguro que conoceréis la saga de shooters en primera persona Halo. La franquicia que protagoniza nuestra reseña de hoy debutó en el ya lejano 2001 de la mano de los Bunjie Studios en la primigenia Xbox de Microsoft. Desde entonces no ha parado de expandirse.
Secuelas, proyectos animados, una web series con Mike Colter (el Luke Cage de Netflix), novelas, tebeos (de lo contrario no estaríamos hablando de ello), infinidad de merchandising y una serie de televisión de imagen real para la plataforma Paramount + que todavía no hemos catado por estos lares. Este último motivo es el que probablemente ha propiciado que Norma Editorial esté recuperando este material.
Cabe mencionar que originalmente estos tebeos fueron publicados por Marvel Comics, que lanzó tanto la mítica novela gráfica original como un puñado de miniseries. Desde hace varios años, los derechos de Halo han recaído en Dark Horse, que anda como loca buscando nuevas franquicias desde la pérdida de Star Wars, Conan, Alien o Usagi Yojimbo. Este volumen recopila las tres primeras miniseries en lo que han venido a llamar El integral del Legado.
Los cómics de Halo. Una apuesta por la calidad
Antes que nada, debo decir que la edición de Norma es excelente. Encuadernación en cartoné con una muy buena reproducción de los materiales. El volumen incluye las entrevistas a los autores que Marvel publicaba en su Marvel Spotlight de la época. Pero, en la parte negativa, está que no hay ni un solo artículo que ayude a contextualizar las historias con la continuidad de los videojuegos. Una falta que suele ser habitual en este tipo de productos como ya indicaba mi compañero Alejandro en la reseña de Mortal Kombat X.
Decía más arriba que la franquicia comiquera de Halo apostaba por la calidad. Esto se comprueba con tan solo ver el nombre de los autores implicados, siendo la mayoría de ellos primeras espadas del cómic mainstream cuando lo normal en las adaptaciones de otros medios suele ser pillar al becario que va al Starbucks a por los cafés.
El integral del Legado comienza con Halo: Levantamiento, una miniserie escrita por Brian Michael Bendis y dibujada por Alex Maleev. El equipo creativo de Daredevil se encarga de una historia que debía servir de puente entre Halo 2 y Halo 3. Al menos, se empezó a publicar en ese periodo de tiempo. No obstante, los autores se retrasaron tanto que la conclusión acabó siendo publicada mucho después.
Esta limited puede ser la más accesible para un público ajeno a Halo, pues es la única en la que aparece el Jefe Maestro, gran protagonista de los videojuegos originales cuya fama ha logrado trascender las pequeñas pantallas. Bueno, es una afirmación algo tramposa porque solo le veremos en algunas secuencias de acción mudas tremendamente ilustradas por Alex Maleev.
Bendis juega al despiste tejiendo una trama protagonizada por dos hermanos que se sostiene sobre un monumental mcguffin marca de la casa. El resultado es una historia muy divertida a la que el estilo más frío y sobrio de Alex Maleev le sienta de maravilla por la crudeza que aporta a las escenas más violentas.
Seguimos con Halo: Helljumper. En esta ocasión es Peter David (apasionado de la ciencia ficción) el que coge la batuta de director para ofrecer al lector una historia protagonizada por un escuadrón de la división 105 de marines ODST (protagonistas de un spin off de la tercera parte).
El genial escritor de obras como Hulk o Aquaman no se complica en exceso, ni falta que le hace, con una trama intensa y repleta de diálogos chispeantes y mala baba. La protagonizan dos hermanos que acaban metidos en una nave llena de tropas de los Covenant. Mucha acción y camaradería dibujada por el gran Eric Nguyen en la que es, al menos a nivel gráfico, la mejor miniserie del tomo.
Finaliza este integral del Legado con Bloodlines, de Fred Van Lente y Francis Portela. Su historia es algo más floja en comparación con sus predecesoras, pero con todo, no deja de ser un relato muy entretenido protagonizado por los Spartan Black (el grupo de operaciones encubiertas). Lo malo es que Van Lente abusa de los flashbacks para ofrecer contexto de las relaciones de los soldados y esto lastra bastante el ritmo de una historia que de por sí tiene los ingredientes para ser bastante loca con algunos giros de guion muy buenos. Luego está Portela. Lo de este hombre no es ni medio normal, nació para dibujar space opera, así de simple, que trabajazo.
En resumidas cuentas, este Halo: el integral del Legado es un tebeo de ciencia ficción y acción excelente pero que requiere de cierto conocimiento del background de la franquicia para ser disfrutado como es debido.