Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Green Lanterns nº3

Green Lanterns nº3
Guion
Sam Humphries
Dibujo
Tom Derenick, Miguel Mendonça, Neil Edwards, Eduardo Pansica, Robson Rocha, Ronan Cliquet, Carlo Barberi
Tinta
Scott Hanna, Keith Champagne, Jay Leisten, Julio Ferreira, Daniel Henriques, Ronan Cliquet, Joe Prado, Matt Santorelli
Color
Blond, Alex Sollazzo, Hi-Fi Colour Design, Ulises Arreola
Formato
Rústica, 224 páginas.
Precio
19.95 €
Editorial
ECC. 2017
Edición original
Green Lanterns 15-24 USA

Cuando Simon Baz y Jessica Cruz fueron presentados en sus respectivas series, tenían toda la pinta de ir a ser personajes secundarios, adiciones étnicas a la franquicia de los anillos. A nadie se le pasaba por la cabeza la posibilidad de que fueran a ser protagonistas de ningún tipo de serie. Al menos, a mí no se me pasaba. Y aquí estamos, ya con el segundo año de Green Lanterns editado ya en castellano, y con la serie original llegando ya al número 40. Muy bien, Humphries, buen trabajo.

green lanterns 3

Green Lanterns 3

Este tomo abandona la estructura de arcos argumentales completos por TPB americano y nos presenta historias algo más cortas.

En la primera, Simon y Jessica van a Gotham para ayudar a Batman con unos crímenes aparentemente relacionados con los Sinestro Corps. Qué personaje secundario del entorno de Batman puede estar relacionado con el miedo de los Sinestro es tremendamente previsible desde el principio de la historia, más aún teniendo en cuenta que dicha conexión ya se ha explorado en los últimos años. Lo que no es tan previsible es el planteamiento de la relación entre Batman y Simon Baz. Aún así, resulta ser una historia muy bien llevada, escrita por un Sam Humphries que está resultando ser uno de los fichajes más inesperadamente satisfactorios que ha hecho DC en los últimos tiempos.

La segunda historia enfrenta a los novatos verdes con el Doctor Polaris, uno de los villanos clásicos de Green Lantern. Polaris es aquí una mera excusa argumental para profundizar en las personalidades de los protagonistas, y para mostrar otra faceta de los personajes. La personalidad avasalladora de Simon encubre a veces una inseguridad de la que en varias ocasiones hemos tenido pistas. Y la ansiedad de Jessica no evita que en alguna ocasión pueda sacar fuerzas de flaqueza.

El resto del tomo retoma a Volthoom, el primer Lantern, una trama de fondo que llevamos arrastrando desde el tomo anterior y aún se extenderá uno más. Aquí se explora el pasado de los anillos mientras Simon y Jessica reciben entrenamiento en Mogo, y el Rami poseído sigue avanzando en sus maquinaciones. Este arco acaba con un extraño cliffhanger, incluso para ser una trama a largo plazo. De nuevo, el motivo es una extraña planificación por parte de ECC. El primer tomo de la edición española de Green Lanterns coincidió con el primer TPB americano. El segundo también. Pero este tercer tomo español incluye el tercer tomo americano entero y el cuarto a falta de los dos últimos números.

Hay un número que quiero destacar muy por encima de los demás. El número con el que se abre el tomo retrata el día a día de Jessica luchando contra su ansiedad, llegando a ser incapacitante y teniendo que luchar consigo misma para poder enfrentarse a retos del nivel de salir de la cama o ir a desayunar con un amigo. No es la primera vez (ni será la última) que se tratan este tipo de temas en el cómic superheroico, pero hay que reconocer que no es lo más habitual encontrar en este género un retrato psicológico tan humano, tan profundo.

Sam Humphries

Ya hemos hablado de la trayectoria de este guionista en las reseñas de los tomos anteriores (número 1 y número 2), pero hay novedades en su trayectoria. Aún quedan números por editar en castellano de su etapa en Green Lanterns, pero ha llegado a su fin en el número 32 americano, abandonando la serie para ser el nuevo escritor regular de Nightwing a partir del número 35. Su sustituto aquí será Tim Seeley, que hasta ahora ha sido el escritor regular de Nightwing. Qué cosas.

Doctor Polaris

En varias ocasiones he oído como se referían al Doctor Polaris como la copia DC de Magneto. Poderes magnéticos, un personaje que viste de morado igual que la capa de Magneto… La popularidad y la trascendencia histórica de ambos no es comparable. Magneto es, por derecho propio, uno de los villanos más icónicos de la historia del cómic superheroico. Pero al César lo que es del César: la primera aparición de Magneto fue en X-Men #1, de septiembre de 1963. Polaris aparece por primera vez en Green Lantern #21, tres meses antes, en junio de 1963. Y en esa primera aparición ya luce su característico color morado, aunque en este caso en un traje de calle.

En resumen…

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, siete dibujantes para diez números (sin contar portadistas, que estaríamos hablando de otros diez ilustradores adicionales) implica dos cosas.

La primera, una decepcionante falta de planificación por parte de la editorial original. Se puede entender que un dibujante no llegue a producir dos números al mes. No todos tienen la velocidad de John Byrne, John Romita Jr. o, Dios me libre, Ron Lim. Así, la alternancia de dos equipos artísticos por arcos argumentales es una comprensible tónica general en las series quincenales de la editorial. Así, en Batman hemos tenido a Mikel Janín y a David Finch, en Superman a Jorge Jiménez y a Pat Gleason. Pero siete dibujantes distintos en un plazo de diez meses da la sensación de que el dibujante encargado de cada número ha sido elegido por el complejo proceso de “el primero que entre por esa puerta que coja este guion”.

La segunda consecuencia es una notable falta de personalidad artística. Green Lanterns no tiene un estilo visual definido. Para que no se note la diferencia excesivamente -y se nota- los dibujantes hacen un trabajo aséptico, sin excesivos alardes de ningún tipo. Cualquier tipo de declaración de intenciones personal en el plano artístico haría que las obvias diferencias visuales entre los implicados dieran la sensación del equivalente gráfico de una manta de patchwork.

Afortunadamente, el trabajo de Sam Humphries tiene interés suficiente como para centrarnos en la trama que se va construyendo de número a número. Una estabilidad artística haría ganar muchos puntos a esta serie. Como ya comentábamos hace varias semanas, el cómic es un medio mixto, y aunque la historia consiga mantener nuestra atención (y que lleve haciéndolo ya dos años), sólo podemos decir que, mimando más este tema, esta serie podría ser mucho más de lo que es.