Los Omega Men fueron creados en 1981 por Marv Wolfman y Joe Staton (Green Lantern #141) como un nuevo supergrupo cósmico que había de incrustarse en la mitología del Universo DC. Dicha cuadrilla operaba en el sistema Vega, un lugar en el espacio fuera de la jurisdicción de los lanterns y bajo el yugo de una antigua raza guerrera conocida como la Ciudadela. En aquellos tiempos la Ciudadela actuaba a nivel local, instalada en una luna que hacía las veces de fortaleza, extendiendo su sombra por el resto de planetas e imponiendo su tiranía a las demás razas que habitaban el sistema. Cada uno de los hombres y mujeres Omega representaba a alguno de los planetas sometidos, funcionando como fuerzas rebeldes cuyo objetivo era restablecer la paz y la libertad frente a los abusos del invasor civilizado. Tras otro par de apariciones en Action Comics y en Los nuevos titanes, en 1983 los Omega Men estrenan serie propia; el fondo es el típico aventurero y superheróico, pero con una marcha más en el tono. Dicha colección original se extiende a lo largo de 38 números americanos, recogidos a medias en España por la editorial Zinco en inolvidables grapas de 32 páginas que contenían, cada una de ellas, un número completo de The Omega Men junto a material extra de Los Nuevos Dioses del rey Kirby.
En cualquier caso la edición de Zinco se detuvo en el número 14, y a día de hoy el resto de la historia continúa inédita en nuestro país. Tras un puñado de miniseries y apariciones esporádicas por las colecciones DC, los Omega Men resurgen con el evento Nuevos 52; en primera instancia de la mano de Zealot —la sacerdotisa guerrera creada por Jim Lee para WILD Cats— en un pastiche sin sentido alguno que es mejor olvidar, pero retomando la idea original en una segunda intentona, reinventándola con éxito en 12 números USA bajo el paraguas de la etapa DC You, cortesía de uno de los autores más destacados de los últimos tiempos en el mainstream americano: Tom King.
Esta nueva encarnación de los Omega Men desarrollada por King (guion) y Barnaby Bagenda (dibujo) continúa operando en el sistema Vega, luchando por la libertad contra la cruel dictadura de la Ciudadela, pero en este caso algunas de las claves principales del conflicto han sido modificadas. La Ciudadela es ahora un imperio intergaláctico que explota en Vega el recurso conocido como Estelárium, mineral que se emplea para estabilizar los núcleos planetarios en peligro de colapso (recordad Krypton) y que sólo puede extraerse en los planetas del propio sistema Vega. Nativos insurgentes y valiosos recursos. El paralelismo con los países productores de petróleo de Oriente Medio es innegable. Algo similar a lo que suponía la especia melange en la mitología creada por Frank Herbert en Dune, preciada por su capacidad para facilitar la navegación espacial, lo mismo que su trasunto en los Metabarones de Jodorowsky, la epifita. Tom King, exCIA, conoce perfectamente y de primera mano el escenario aludido (véase El Sheriff de Babilonia), y aprovecha la ocasión para incluir en el relato un fuerte mensaje político.
La obra funciona como un facsímil de una parte de nuestro mundo real, pero pasado por la batidora de la space opera. La narración comienza con una introducción en la que miembros de los Omega Men, terroristas desde el punto de vista de la Ciudadela, emiten en directo la ejecución del White Lantern Kyle Rayner, emisario de buena voluntad enviado por el enemigo para pactar condiciones de paz. El vídeo recuerda a cualquiera de los que el Estado Islámico ha venido difundiendo en los últimos años, sólo que aquí los ejecutores son los buenos de la película. O puede que no tanto. Uno de los motores de la trama es precisamente esa delgada línea entre la insurgencia legítima y la acción terrorista. Los rebeldes se ven obligados a renunciar a sus principios si quieren sobrevivir y obtener la victoria, a entregarse a la violencia perdiendo así parte de la razón. El concepto es poderosísimo: todos los Omega Men están comprometidos con el plan, dispuestos a sacrificar su alma para salvaguardar las de sus descendientes.
El magnífico reparto que plantea Tom King ―Primus, Kalista, Tigorr, Broot, Doc y Scrapps―, prácticamente sacado de la serie original, representa a la perfección las distintas facetas de la rebeldía en sí misma. Algunos Omega enfocan la guerra como una partida de ajedrez en la que la libertad, pero también el poder, está en juego. En otros resulta que la lucha forma parte su naturaleza. Hay quienes desprecian, odian, la corrupción de su mundo y apuestan por una nueva oportunidad. Para otros la revolución es simple venganza, o el mal menor, un desastre necesario e inevitable. Cada uno de los personajes que componen el grupo ocupa un espacio, todos son importantes y todos funcionan como una pieza del puzle que supone el plan final. Las páginas dedicadas a sus orígenes resultan sorprendentes y verdaderamente relevantes para el desenlace. Y de entre todas ellas destaca la potencia del concepto «robot Doc», una de las pizcas de genialidad que salpimentan todo el tebeo.
La space opera de Omega Men podría parecer un trasunto lejano (muy, muy lejano) del universo Star Wars, con una especie de alianza rebelde enfrentada a un malvado imperio galáctico que en este caso también carece de ambigüedades morales, pero con un desarrollo político y ético de las consecuencias completamente adulto del que carece el universo creado por George Lucas. En Omega Men hay «puntos de vista», más allá de las mentiras de Obi-Wan, hay verdaderos grises, y negros profundos blanqueados por la causa de una justificación final; representados todos ellos en la figura de Kyle Rayner, el héroe por accidente que encarna la visión del lector dentro de la trama. Las reflexiones políticas de Tom King contienen un tinte ciertamente fatalista, sobre todo en su sorprendente final, y es posible que en este caso el autor sepa de lo que habla.
La escenografía minimalista de The Omega Men, sustentada en el dibujo de Barnaby Bagenda (salvo pinchazos) y en el maravilloso coloreado de Rómulo Fajardo Jr., es absolutamente efectiva, muy en la línea de los actuales tebeos de Image de ciencia ficción, tras los pasos de los Humanoides Asociados y demás familia, pero a la americana. La sensación de maravilla no es el punto fuerte de la obra, pero el contexto es coherente y está perfectamente puesto en escena. Volviendo al símil con Star Wars, King también utiliza los famosos planetas temáticos (aquí son menos que en la versión original del sistema Vega), pero con un añadido simbólico: en Star Wars los planetas representan un aspecto de la geografía terrestre, aquí además hacen referencia a facetas humanas como el comercio, la guerra o el esparcimiento.
Otra característica destacable del tebeo es la acertadísima narrativa empleada por King, con gradilla de 3×3 en muchas páginas, que incluso recuerda al mismísimo Alan Moore en Watchmen. Los aciertos y particularidades del autor californiano a la hora de construir sus historias son la causa de su aclamación popular, las razones del reconocimiento cada vez más extendido que posee entre el fandom. Y de este tema habrá opción de hablar largo y tendido en las próximas obras que seguro vendrán.
En definitiva, Green Lantern presenta: Omega Men es un tebeo serio y adulto de los que ya no se ven por el mundo, que se sirve de los lugares comunes de la ciencia ficción más aventurera para ir mucho más allá. Arriesgado y con un mensaje desgarrador. Absolutamente recomendable.