Hola amiguitos ¿Estáis leyendo El Green Lantern de Grant Morrison? ¿No? Pues ya podéis ir corriendo a vuestra librería a compraros los números, porque apenas lleva cinco y os estáis perdiendo la que posiblemente sea la mejor serie regular de superhéroes que se publica en grapa actualmente. De hecho, el nivel de locura y confusión es tal que me va a ser muy complicado realizar esta reseña de los números 3 y 4 sin que haya ningún spoiler. Pero no temáis, lo conseguiré… Así que podéis seguir leyendo tranquilos.
¿Habéis leído algún tebeo pijamero del escocés loco? Si la respuesta es sí (no puedo concebir que alguien diga que no) ya sabréis un poco por donde suele tirar Grant Morrison, ya sea la Liga de la Justicia, X-Men o Batman. El escritor rompe con los esquemas de lo que muchas veces creíamos establecido con esos personajes: Se carga a alguien que pensamos que es intocable, recupera algún concepto olvidado de la Silver Age o hace que un héroe cometa una acción de esas que en nuestras cerradas mentes jamás le consideraríamos capaz de hacer.
Con este texto de introducción lo que os quiero decir es que, tal y como termina el tercer número, Grant Morrison está demostrando de que es capaz de cualquier cosa. Ahora bien, confío en que sepa qué es lo que está haciendo y sus historias perduren durante mucho tiempo. Me refiero a que espero que dentro de unos años no venga el Geoff Johns de turno y diga que todo es culpa de un bichito amarillo. Tranquilos, no es un spoiler. Es solo un ejemplo de arreglos chapuceros de continuidad que no me gustaría ver aquí. Morrison ha llevado a Jordan hasta el extremo dentro de lo que es un policía galáctico, y sigue mostrando un Linterna Verde como pocas veces se había visto. Además, acaba con un cliffhanger de órdago en el cuarto número. Desconozco de cuantos números va a constar su etapa (en alguna parte creo recordar que leí doce), pero espero que sea larga, porque nos está llevando por unos caminos inéditos para el personaje cuyas consecuencias pueden hacer que toda la mitología del cuerpo de Linternas Verdes se resienta.
El torrente de ideas que presenta en cada número es abrumador… Y sí, por supuesto que el tercer episodio arranca con la trama del planeta Tierra que ha sido robado. Un hurto que tiene como consecuencia que haya sido miniaturizado y subastado a algunas de las peores razas que pueblan el universo. Lo mejor es ver cómo se desarrolla la subasta y cómo, nuevamente, Morrison nos engaña al mostrar que “ese” personaje es mucho más de lo que parece.
Luego por supuesto tenemos a Liam Sharp. Recuerdo que hace unos años en Las jornadas del cómic de Avilés, Liam comentaba que no quería dibujar superhéroes, que no le gustaban que a él le molaban cosas como el Hombre Cosa que había hecho con Paul Jenkins o sus historias para Vértigo. Pues joder, menos mal que no le gustan los supers. Puede que a niveles de narrativa sea algo “torpe” para el género, pero como ilustrador no tiene precio. Su línea gruesa, a veces saturada, es una verdadera pasada, siéndome ahora mismo imposible imaginar los guiones de Morrison con otro artista diferente.
En serio, la mejor serie de superhéroes. Acudid a ella con la mente abierta, con prejuicios o como os dé la gana, pero acudid. Dudo mucho que os arrepintáis.