Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Grayson (1): de trapecista a espía

Un joven huérfano. Un niño artista que volaba entre los sueños del circo. Una vida que cambió para siempre.

Dick Grayson es sin duda el Robin por definición. Un héroe siempre sonriente que disfruta cada noche a pesar de lo dura de su misión.

Y murió.

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Ahora gracias a ello puede servir todavía mejor a los intereses del cruzado de la capa. Con un mundo que piensa que ya no está, es libre para llevar a cabo misiones que antes eran imposibles. E incluso convertirse en espía si es necesario.

Grayson (1) nos lleva directo al centro de la aventura cuando este trapecista se encuentra de lleno en su infiltración en Spyral. Poco a poco se irá mostrando más de la enigmática sociedad, aunque no más que unos pocos visos como igualmente sucedía con la SPECTRA de James Bond.

Esta no es una comparativa hecha sin más, ya que el guión de Tim Seeley y Tom King no duda en meter más de un guiño y referencia a la creación de Ian Fleming. Algo inevitable cuando uno se adentra en el mundo del espionaje, la presencia icónica de 007 está totalmente arraigada en la sociedad y los narradores lo saben.

Pero que nadie se piense que es solo un cómic para conocedores de Bond, no lo es. Claro que tampoco estamos ante una aventura de superhéroes al uso, de lo que solo hay el enfrentamiento con Midnighter. Esto último no deja de tener su atractivo ya que a fin de cuentas este personaje es una revisión de Batman, con lo que el lector estará contemplando en cierta forma una pelea entre el maestro y el alumno.

Nada más, casi, veremos del habitual mundo de color y capas de los héroes de DC (cada vez menos color y más gris, la verdad). Nigthwing ha muerto, al menos así piensa la gente, y Dick Grayson aunque intenta seguir disfrutando de la noche no termina de llegar a ello.

¿Ha sacrificado algo más que su identidad? ¿Quizá su alma?

La respuesta en próximos volúmenes.