Aviso: En este artículo se reseñan las Grapas de Medusa de octubre y noviembre de 2019. Aunque siempre intento no soltar ningún gran spoiler, puedo comentar algún detalle que revele parte de la trama si aún no has leído las grapas de meses anteriores.
Pues mi salto a la piscina en mis reseñas de las grapas de septiembre me salió mal. Ahí teorizaba sobre qué nueva grapa publicaría Medusa ante el cierre de Ninja-K. Pues bien, en estos dos meses no ha habido ninguna nueva serie en grapa e incluso asistimos al cierre de la serie de X-O Manowar en su número 26 (aprovecho, como siempre, para recordar que X-O Manowar no se incluye en esta selección, para evitar solapar las reseñas con las de su edición en tomos). La serie de Bloodshot finaliza en su número 8 (aún nos quedan dos más) y Livewire en el 12 (nos quedan 5), por lo que tal vez estemos ante el final de las publicaciones en grapa de Medusa, viendo que cada vez son menos los títulos publicados en este formato. Pero sea como sea, vamos con lo que tenemos hasta ahora.
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Livewire #6-7
Guión: Vita Ayala.
Dibujo: Kano.
Formato: Grapa, 24 págs, color.
Precio: 2,50€.
En el número anterior comenzaba un arco donde Livewire investigaba al PSEP (Programa para la Seguridad y Educación de Psiots), a raíz del ingreso de Phoebe, una niña psiot en la organización. Tras enfrentarse a algunos alumnos de Serena Byrne, la directora del programa, y a su principal valedora, la robusta Jada, Amanda es invitada a investigar la organización de manera civilizada. Pero las buenas intenciones no durarán mucho…
Ayala sigue presentándonos esta versión retorcida de la Escuela para Jóvenes Mutantes de cierta otra editorial que investiga Livewire, y no se conforma con explorar dicho concepto, sino que además plantea de fondo un conflicto de la propia opinión pública en cuanto a lo que está pasando, no solo como elemento de presión para la propia protagonista de la cabecera, que no atraviesa precisamente su mayor momento de popularidad, sino también para el propio PSEP, sobre el cual comienza a recaer algo de suspicacia por parte de la prensa. Ayala demuestra así, que no es solo capaz de buenas ideas, sino que es capaz también de introducir tramas de ambientación muy interesantes. En cuanto al dibujo de Kano destaco lo que ya comenté en el número anterior: su uso del color. El estilo es continuista en cuanto al trabajo de Allén y Martín, pero sobre todo en cuanto a la importancia del color y al uso de tonos para reforzar localizaciones y ritmos de la historia, dando un sitio importante a los tonos lilas que tanto gustan a la dupla de autores que iniciaron la serie. En diciembre veremos el desenlace de este arco argumental intermedio, antes del desenlace de la maxiserie.
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Bloodshot Espíritu Renacido #5-6
Guión: Kevin Grevioux (5) y Eliot Rahal (6). Historia de ambos.
Dibujo: John K. Snyder III y Rags Morales (6).
Formato: Grapa, 24 págs, color.
Precio: 2,50€.
Ya decía en la anterior reseña que parecía que Bloodshot Espíritu Renacido iba teniendo una trama reconocible y por fin parecía ir asentándose. A pesar de que el número 5 sea un número centrado en la acción, en el 6 mantenemos el desarrollo de la historia con un número mucho más tranquilo. Tenemos ya claro que esta serie se centra en la implantación de recuerdos falsos por parte del PER (Proyecto Espíritu Renacido), y cómo los HARD Corps pasarán de intentar detener a nuestro protagonista a intentar ayudarlo y defenderlo de los científicos del PER.
Tengo que decir que, si bien los primeros números me hacían tener la esperanza muy baja sobre lo que podía esperar de ella, ahora al menos la leo con algo de interés. Ya tengo claro adónde se dirige y los nuevos elementos secundarios me parecen más atractivos. Pero a falta de los dos últimos números, mucho tendría que mejorar para pensar en ella como una muy buena serie, y el principal problema ya lo he citado en numerosas ocasiones en estos artículos: La heterogeneidad artística. Ni voy a entrar en la aparente inexperiencia que muestran Rahal y Grevioux, o tal vez la falta de delimitación de las responsabilidades de cada uno, pero si en el número anterior teníamos a Harvey Tolibao e Isaac Goodhart, en el número 5 tenemos a un tosco John K. Snyder III, cuyo trazo grueso no es el más adecuado para una acción que no acaba de narrar mal; y en el número 6 tenemos a un gran Rags Morales que por fin pone algo de sensatez a la serie y, a pesar de ser un número casi estrictamente de diálogos, es probablemente el que más he disfrutado a nivel de dibujo. Tengo la sensación de que voy a acabar esta serie sin un sabor de boca excesivamente amargo, pero sin duda va a ser una de las series más sosas de los últimos años de la editorial, en la que posiblemente su mayor responsable sea un editor que no ha sabido darle uniformidad a la historia.