Jim Steranko se ganó su fama en un espacio de tiempo bastante corto, si lo comparamos con otros autores coetáneos suyo. Comienza entintando a Jack Kirby en Strange Tales para acabar haciéndose cargo del dibujo completo, incluso cuando Nick Furia: Agente de SHIELD obtuvo su propia cabecera. Pero son pocos números los que necesitó para que Stan Lee probara a trasladar ese estilo pop tan peculiar suyo a la cabecera del Capi. Panini edita ahora en su formato Grandes Tesoros Marvel el Capitán América de Jim Steranko, tres números que cuentan con un fill-in a cargo de Stan Lee y Jack Kirby para evitar dejar la serie sin llegar a kioscos durante un mes.

Y qué tres números. En ellos Steranko le da un vuelco a la serie con ideas tan arriesgadas como enfrentar al Capi con Hulk, sacar a Rick Jones de la serie del gigante esmeralda para meterlo en las botas de Bucky, o crear a Madame Hydra y matar al protagonista de la cabecera. Ahí es nada. Pero es que la revolución no vino exclusivamente en unos guiones frescos y atrevidos. Además, Steranko aportó un estilo a la serie que le daba un aspecto muy moderno, de salto de generación… Encabezaba así una legión de dibujantes jóvenes que venían con ganas y apostaban por un medio que todavía estaba por crecer y desarrollarse, más allá de las bases establecidas por Kirby, Lee y Ditko.

Steranko le da un aspecto muy cinematográfico, digamos que se apoya en el estilo de Kirby pero absorbe igualmente otras influencias artísticas más modernas, desde el pop-art hasta Dalí. Es lo que él mismo definió en The Education of a Comics Artist: Visual Narrative in Cartoons, Graphic Novels, and Beyond como Zap Art, utilizando diferentes técnicas artísticas con el mero objetivo de entretener al lector. Su ya mítica primera página con Steve caminando en penumbra hasta que se enciende un pitillo es la mejor declaración de intenciones que se puede hacer, acercando el cómic a un estilo mucho más propio del cine que de lo que habíamos visto hasta ahora.

Además de las secuencias oníricas con homenajes a pintores como Dalí, sus números destacan por un estilo muy impactante visualmente, con esas dobles páginas repletas de detalles y de niveles de lectura, o esa expresividad tan potente de sus escenas de acción que, sin duda, se encuentran a la altura de su maestro Kirby, con posturas imposibles que, paradójicamente, consiguen mostrar varios momentos de la acción sin quedar estéticamente como algo incoherente.

El tercer número del tomo (#112) lo tuvieron que hacer entre Lee y Kirby para dar tiempo a Steranko a terminar su historia. Curiosamente, un número en el que se limitan a hacer un greatest-hits de la serie pero que funciona bien como número de descanso en el que ese freno a la historia contribuye a la credibilidad del pesar de Tony Stark tras recibir la noticia del fallecimiento de su amigo.

La edición de Panini contribuye a engrosar el catálogo de esta línea Grandes Tesoros Marvel, con títulos a gran tamaño (25×35 cm) y con una sobrecubierta que incluye un poster de 68×100 cm con la portada del número 111 por un lado y una de las mejores dobles páginas de estos tres números por la otra cara. El gran tamaño nos permite disfrutar en todo su esplendor del excelente trabajo de Steranko, y el hecho de ser solo 100 páginas permite que podamos manejar el tomo con más facilidad que, por ejemplo, algunos omnibuses más pequeños pero mucho más pesados.

En definitiva, Grandes Tesoros Marvel. Capitán América de Jim Steranko es una obra imprescindible para el lector y coleccionista de cómics, por la trascendencia de los números que incluye y el peso tan importante que tuvo en el estilo predominante en la editorial para los siguientes años. De hecho, para nuestro compañero Jaime ya era su cómic favorito hace la friolera de 12 años… Puesto que la anterior edición de estos números se hizo en el descatalogado segundo omnigold del Capi, ahora tenéis la oportunidad de recuperar esta joya, y a un tamaño que hace justicia al dibujo.

Lo mejor: La potencia visual de Steranko y la cantidad de cosas que aporta en tan corto espacio.

Lo peor: El tamaño hace justicia al trabajo del autor pero… es un auténtico destroza bibliotecas (por la dificultad de encajarlo en cualquier balda).