No cabe duda de que ECC sabe cómo sacar rendimiento a sus bestsellers. Al amparo de la nueva línea “Grandes novelas gráficas de DC” nos llega una nueva edición de “Batman: Presa y Terror” con los dos arcos publicados originalmente en “Legends of the Dark Knight”, la tercera serie del Señor de la Noche lanzada a raíz del éxito del primer filme del personaje dirigido por Tim Burton. El presente tomo es exactamente igual que el volumen de la línea “Grandes autores de Batman” que vio la luz a principios de 2017. Solo cambia el diseño de portada y el precio.
Tras “Shaman”, de Dennis O’Neil y Ed Hannigan y “Gótico”, de Grant Morrison y Klaus Janson, llegaron al título Doug Moench y Paul Gulacy. Un tándem creativo que es posible que no sea tan famoso como otros del estilo de Garth Ennis y Steve Dillon o de Ed Brubaker y Sean Phillips, pero que sin duda son una apuesta segura a la hora de ofrecer una historia de calidad. De su unión han salido grandes tebeos como su etapa en “Masters of Kung Fu”, “Slash Maraud”, “Batman VS Predator II”, “James Bond” (imperdonable que su limited esté inédita en España) o los diez números que nos ocupan divididos en dos arcos “Presa” y “Terror” y publicados con una diferencia de algo más de diez años.
Como si de una suerte de continuación del “Año Uno” de Frank Miller y David Mazzuchelli se tratase, “Presa” nos hace viajar en el tiempo a una Gotham City en la que Batman llevaba actuando tan solo unos meses. A medio camino entre el rumor y la leyenda urbana, el caballero oscuro deberá enfrentarse a su mayor amenaza hasta la fecha. Hablamos de un villano sin armas ni habilidades sobrehumanas. Una némesis con la que tendrá que librar una batalla a muchos niveles, siendo el principal el intelectual. Me estoy refiriendo al Doctor Hugo Strange.
De esta forma, Moench rescata del olvido a un personaje creado en el lejano “Detective Comics 36″ de 1940. Su versión del psicoanalista nos regala a un personaje megalómano, narcisista y con tendencia al fetichismo y la dominación. Para Strange, adivinar la verdadera identidad de Batman más que un trabajo encargado por la alcaldía de Gotham es un perverso juego, cuyo premio es desentrañar los misterios que se encierran en la traumática mente de su enemigo.
Los cinco números de “Presa” se leen con ansía. El ritmo contrarreloj de este frenético thriller psicológico engancha desde el primer momento gracias a los dos personajes protagonistas que acaban dando forma a las dos caras de la misma moneda. Ambos son metódicos, listos y cuidadosos, difiriendo tan sólo a la hora de su objetivo final. Mientras que Batman hace lo que hace para impedir que nadie vuelva a pasar por lo que pasó él (y que paradójicamente sirvió de catalizador para ser quien es), Strange lo único que quiere es gloria y vencer a un rival al que casi (y este casi conforma un matiz muy importante) considera su igual intelectual.
Sin duda “Presa” es una de las mejores historias jamás publicadas de Batman. Todo un sleeper que muchas veces es ignorado u obviado en este tipo de listas. Sirva esta reseña para hacerle un poco de justicia.
“Terror” una secuela a la altura
Aunque se publicó mucho más tarde, los cinco números de “Terror” suceden cronológicamente tan solo unas semanas más tarde de los acontecimientos de “Presa”. Como era de esperar, Doug Moench orquesta el regreso de un Hugo Strange que está más dispuesto que nunca a despejar la incógnita sobre quién se oculta bajo la capucha de Batman. Para añadir algo más de emoción, tenemos un villano más en escena que no es otro que Jonathan Crane, el Espantapájaros. Para rematar, Catwoman tendrá un papel mucho más prominente que en el arco anterior.
Aunque algo inferior a “Presa”, “Terror” es un arco argumental igualmente magnífico que, lejos de caer en la repetición de esquemas, intenta ir por otros derroteros, dando mucha importancia a los traumas infantiles del Espantapájaros o iniciando la tradición de la tensión sexual no resuelta entre nuestro héroe y la mencionada Catwoman. El desarrollo de la historia nos regala algunas escenas realmente buenas como la situada en el particular pasaje del terror creado por Crane. No obstante, en lo referente a Strange, sí que es cierto que resulta un tanto manido. Pero claro, hay que tener en cuenta que las historias no fueron concebidas para ser leídas una inmediatamente después de la otra.
A nivel meramente anecdótico, “Presa” y “Terror” resultan también muy interesantes de leer por mostrarse en ellas la génesis de algunos de los aspectos más icónicos de la parafernalia del Detective, como pueden ser el Batmóvil o la Batseñal. No dejan de ser curiosidades, pero Moench se encarga de justificar su creación sin limitarse a sacarlas en la historia solo por su molonidad.
Dejamos para el final la sacada de chorra monumental de Paul Gulacy en ambas miniseries, pero sobre todo en “Presa”. El veterano dibujante se marca unas escenas de acción con coreografías REALES que son todo un gustazo a la vista. Más allá de esto, su impecable narrativa y elegante composición de página son un valor añadido a la historia de Moench. Un detalle curioso de “Presa” es que en muchas viñetas, Gulacy bordea casi al extremo lo que puede y no puede mostrar en cuerpos desnudos, tanto femeninos como masculinos. Me da que este tebeo se le escapó al Comics Code. Para la primera historia cuenta con el sobrio entintado del clásico Terry Austin, mientras que en “Terror” es Jimmi Palmiotti. En la secuela, Gulacy opta por un estilo algo menos detallado y más caricaturesco, muy acorde con la locura que representa la presencia del Espantapájaros y su gas del miedo.
En definitiva, “Batman: Presa y Terror” es uno de esos tomos del encapuchado que deben estar en las librerías de todo fan del personaje y del que guste de disfrutar de una buena historia de superhéroes con un toque de thriller y/o género negro.