Ser policía nunca es fácil en la ciudad de Batman, y las historias de este tomo, publicadas en los números del 1 al 18 de Gotham Central, lo dejan bien claro. Ed Brubaker y Greg Rucka escribieron una serie sin igual que ahora se reedita íntegramente en dos volúmenes.
¿Una serie de Batman sin Batman? ¿Y por qué no? El Cuerpo de Policía de Gotham City era el gran olvidado en ese festín de series protagonizadas por la bat-familia. La Unidad de Crímenes Mayores es la encargada de lidiar con aquellos crímenes cometidos por o relacionados con supervillanos en la ciudad del murciélago. Evidentemente, la relación de esta unidad con Batman es mayor que la que puede tener… no sé, el departamento de tráfico. Pero a principios del presente siglo alguien decidió que era hora de hacer justicia y dotar a estos chicos y chicas de azul de una serie propia en la que se pudiera contar su propio punto de vista. Porque no todos los crímenes de Gotham los resuelve Batman, aunque a la luz de lo que se ve en este tomo, poco avanzarían sin su ayuda.A los que peinamos canas (y a los que por desgracia ya no tienen nada que peinar), la serie de televisión que nos viene a la cabeza al empezar a leer este volumen es la imprescindible Canción Triste de Hill Street (intraducible Hill Street Blues), creación del gran productor televisivo Steven Bochco, autor de otras grandes series de la pequeña pantalla como La Ley de Los Ángeles o Policías de Nueva York, entre otras. Dicha Canción Triste de Hill Street llevaba a nuestras casas las vidas de los agentes de una comisaría de barrio neoyorquina, con especial énfasis en sus miedos, debilidades y flaquezas. Es decir, no era una serie de policías, sino una serie sobre policías. Hasta entonces lo que habíamos podido ver en televisión era únicamente a policías resolviendo casos. Con la llegada de esta serie empezamos a ver qué había detrás de esos casos, qué hacían los policías cuando llegaban a sus casas, sus problemas familiares, económicos, sentimentales… Por primera vez, los personajes protagonistas de un drama policíaco estaban completamente desarrollados. Y algo así es lo que pudimos ver los lectores de Gotham Central entre 2003 y 2006: los agentes de la Unidad de Crímenes Mayores no tienen superpoderes; son personas como nosotros, con sus horarios, sus familias, sus romances, sus problemas para llegar a fin de mes, y sus discusiones sobre si un candidato con bigote podría ganar unas elecciones presidenciales en EEUU.
Ese es el gran trabajo que llevan a cabo los guionistas Ed Brubaker (Sleeper, Friday) y Greg Rucka (Wonder Woman: Año Uno, Black Magick), que venían de escribir las colecciones de Batman antes de compartir cabecera aquí. Después de que Harvey Bullock fuera suspendido por Asuntos Internos, la moral de la comisaría está por los suelos. Pero la vida sigue. Vemos a personajes que ya conocíamos, como Renée Montoya, Crispus Allen o la capitana Maggie Sawyer, trasladada de Metropolis, pero la acción no se centra sólo en ellos, sino que cada arco argumental se concentra en uno o dos policías, estando el resto como secundarios. Al siguiente arco, el protagonismo se cede a otros agentes, y así sucesivamente. De esta manera, todos los agentes tienen su momento bajo los focos, y sus historias van transcurriendo fluidamente.
Este primer volumen (de dos) comprende seis historias. En el cumplimiento del deber se centra en la persecución de Mr. Frío, tras asesinar a sangre fría a un agente de la comisaría. Un agente muerto o cesado implica siempre un cambio de compañero, con los consiguientes recelos, rencores y envidias. En Motivo el detective Marcus Driver, superviviente del ataque de Frío, se enfrenta a su primer caso tras volver la baja, con su nuevo compañera, de quien otro agente estaba enamorado. El conflicto está servido. Media vida se centra en la detective Renée Montoya, y en cómo es obligada a salir del armario y revelar públicamente su homosexualidad ante sus compañeros de trabajo homófobos y sus propios padres (latinos católicos y conservadores). Ensueños y soñadores es una historia autoconclusiva, un emotivo relato breve de Stacy, la recepcionista, de cómo se relaciona con sus compañeros policías, y su crush secreto con Batman). El Joker hace su aparición en Blancos fáciles, una historia de suspense en la que el payaso del crimen mantiene en jaque a la ciudad con una serie de asesinatos a funcionarios públicos. Por último, en La vida está llena de decepciones hace su aparición la Cazadora para mostrarnos la relación existente entre la policía y las familias mafiosas de Gotham).
En realidad, los personajes habituales de las series de Batman y compañía hacen apariciones muy puntuales en esta colección. Batman aparece en un puñado de páginas, al igual que Frío y la Cazadora. Dos Caras y el Joker tienen algo más de presencia, pero su aparición está justificada para el desarrollo de la trama. Después de todo, estamos en Gotham, y no es raro que algún que otro crimen importante tenga a algún supervillano de por medio. No obstante, recordemos que los verdaderos protagonistas de esta serie son los detectives de la Unidad de Crímenes Mayores de Gotham, los héroes sin capa ni superpoderes que patrullan las calles «haciendo el trabajo de verdad». El gran mérito de Brubaker y Rucka en esta serie es conseguir que sintamos más interés por las vidas privadas de estos policías que por los casos que resuelven. Que estos policías rudos, groseros y antipáticos despierten nuestra simpatía es señal de que esta pareja de guionistas cuentan con un gran bagaje de creación y desarrollo de personajes, y que no estamos ante una serie cuya gracia está meramente en resolver «el caso del mes».
Dibujando la mayoría de los números de esta serie está el gran Michael Lark (Lazarus), que hizo tan buen trabajo en esta colección que Brubaker volvió a contar con él para su etapa en Daredevil. Olvidaos de cuerpos atléticos, héroes hipermusculados y mujeres con pechos como pelotas de playa. Los héroes y heroínas de Gotham Central son ciudadanos corrientes, curtidos y acerados por el trabajo en las calles de Gotham, pero puramente humanos.
Cinco años después de su edición en cuatro tomos en cartoné, ECC Ediciones vuelve a recopilar los 40 números de la serie Gotham Central en dos gruesos volúmenes con un tamaño ligeramente inferior al habitual, pero que no entorpece la lectura en lo más mínimo. Esta reducción de tamaño contribuye a ajustar el precio a menos de 40 EUR por algo más de 400 páginas lo que, sumado a la excelente calidad artística del material recopilado, hacen de esta una compra más que recomendada. Y recordad: «Tengan cuidado ahí fuera».