Cuando Geoff Johns y Gary Frank anunciaron que inaugurarían el sello Mad Ghost con una miniserie de 6 números llamada Geiger, pocos imaginábamos el ambicioso proyecto que se escondía tras ello. Tres años después, el sello ha pasado a llamarse Ghost Machine, y ya están programadas numerosas series con equipos creativos de ensueño. Si Johns y Frank no fueran suficiente reclamo, en los próximos meses veremos series escritas por el propio Johns, Brad Meltzer y Peter J. Tomasi y dibujadas por autores de la talla del citado Frank y otros como Bryan Hitch, Jason Fabok, Francis Manapul o Ivan Reis entre otros. Planeta Cómic publica el tomo recopilatorio con los 6 números que presentan este nuevo universo, y ya ha anunciado para los próximos meses una de las siguientes series: Chatarra Joe.
Las similitudes de Ghost Machine con Skybound son a la vez muchas y pocas. Geoff Johns y sus colaboradores han planificado numerosas series, a priori todas limitadas, con una variedad de géneros que hará difícil no encontrar a un lector que conecte con alguna de ellas. Sin embargo, todas estas series están ambientadas en un mismo universo y, aunque el planteamiento y el tono salte de la aventura al bélico o al terror… todas tienen lugar en este particular mundo devastado por el lanzamiento de bombas nucleares.
Esta primera serie me ha provocado sensaciones encontradas. Partamos de la base de que soy muy fan de Geoff Johns y he leído prácticamente todo lo que ha escrito hasta ahora. Creía conocer mejor que peor su manera de plantear las historias y presentar a los personajes, pero en esta serie me ha conseguido descolocar. El inicio de la serie se centra en presentar tanto esta distopía en la que una guerra nuclear ha arrasado el planeta como a uno de sus héroes: Geiger. Tariq Geiger era un hombre al borde de la muerte por un cáncer terminal cuyo cuerpo absorbió la radiación del bombardeo y lo convirtió en un reactor nuclear humano. Como en todo desastre a gran escala, alguien se aprovecha para acumular poder y en la ciudad de Las Vegas se ha instalado un cruel gobernador con querencia por la estética medieval que verá en Geiger una amenaza a su autoridad.
Pero, a diferencia de otros trabajos de Johns, la narrativa no es en absoluto lineal. De hecho, en el segundo número llegué a plantearme si había pasado algo por alto o bien había otra serie paralela, porque sucedían algunas cosas mostradas a través de elipsis narrativas a las que no estaba para nada acostumbrado con este autor. Johns juega con los diferentes personajes y va saltando de uno a otro, igual que avanza y retrocede con el tiempo, de manera que va colocando todas las piezas sobre el tablero, pero de una manera mucho menos obvia de lo habitual. Y oye, no hay nada que me guste más que me sorprendan y, desde ese inicial desinterés condicionado por la desorientación de lo que me estaban contando… cuando quise darme cuenta estaba totalmente dentro de la historia y ya me había acabado el tomo.
Si soy fan de Johns ni os cuento lo mucho que me gusta Gary Frank. En esta serie me he encontrado con un Frank más detallista que nunca, con ese uso soberbio de la splash page con un claro sentido narrativo, y un trabajo que deja claro que están haciendo lo que les gusta a ambos creadores, sin la presión de un lore preestablecido por otros autores ni la directiva de un editor que les ponga barreras a lo que quieran contar. Este es su universo, y se nota que tienen mucho pensado para contar dentro de él. El dibujo de Frank se ve embellecido con un color de Brad Anderson sutil y muy en la línea de este mundo postnuclear: paletas apagadas que contrastan con la saturación del Geiger nuclear, y esa Las Vegas sacada de una versión macabra de una peli de Disney. Premeditadamente opta por huir del aspecto visual de la última versión de Mad Max, que tiene mucho en común con esta obra, por presentar igualmente una sociedad rota y gobernada por facciones diferentes con una identidad visual muy marcada. Frank y Anderson optan por darle su propia identidad a la serie y evitar las inevitables comparaciones que se nos pueden venir a la cabeza.
El tomo contiene los seis números de la serie, junto con todas las portadas alternativas de los números, un artículo del propio Johns presentando Ghost Machine y una cronología de lo que ha sucedido en este mundo y presentando a los siete Sin nombre que acabarían combatiendo en la Guerra Desconocida en el año 2030. Si queréis ver un avance de lo que queda por venir, podéis echar un vistazo al especial de 80 páginas que también ha publicado Planeta bajo el título Geiger: Extra 80 páginas.
En definitiva, Geiger es un tomo en el que se nos presenta un universo francamente interesante. Una historia que mezcla distopías postapocalípticas, superhéroes y un tono más adulto cercano a esas series de HBO, alejadas del típico final feliz. Aquí tienes la percepción de que cualquier personaje puede sufrir un destino aciago en cualquier momento y dejarte con los ojos abiertos como platos. Geiger toma elementos de Mad Max y los mezcla con The last of us y el Capitán Átomo de DC. Una serie que cuesta dejar de leer hasta acabar el tomo, genialmente dibujada y que, al menos a mí, me ha captado como lector seguro para cualquiera de los productos que van a llegar a continuación. Johns y Frank han ido lento, pero sobre seguro y los planes ya anunciados para el siguiente año y medio no puede ser más ilusionantes para los que disfrutamos de la capacidad creativa de Johns.
Lo mejor: Sorprende la manera de contar la historia de Johns en esta obra. Cómo va enganchando cada vez más. La presentación sutil del universo y algunos de sus personajes.
Lo peor: Apearte de la propuesta en sus primeros números, algo desconcertantes por todo lo que plantea, y que no entenderemos hasta más avanzada la serie.