Cuando un autor tiene en mente una idea potente, bien planificada y desarrollada en un número concreto y finito de capítulos, raramente se aleja de la habitual y efectiva fórmula de planteamiento, nudo y desenlace. Salvo en contadas ocasiones, las partes iniciales y finales suelen ser las más potentes de la historia, puesto que presenta y concluye la idea al lector, siendo los números/capítulos centrales aquellos en los que la acción tiende a bajar de ritmo y sirve para desarrollar mejor a los personajes. Este del Oeste. El apocalipsis: Año Dos sigue por completo este modelo, conteniendo esta edición de Norma los números 16 a 29 de la serie, quedando los últimos 16 para el tercer y último tomo.
Tras esos primeros 15 números en los que se nos presentaba a un personaje tan potente como Abadón, que aparentaba ser el protagonista absoluto de la historia en el que debía recaer el peso narrativo, pasamos a un tramo central en el que dicho personaje pasa a un segundo plano, casi desaparece, y nos centramos en los diferentes líderes de la Confederación Norteamericana y a su enfrentamiento con los nativos de la Ciudad Máquina de la Eterna Nación. Paralelamente se nos presenta la maduración del niño Babilonia, entrenado y destinado a ser una pieza fundamental en la historia mientras los Jinetes del Apocalipsis se preparan para el gran desenlace.
Es curioso cómo estos números centrales en los que las piezas siguen moviéndose y colocándose, ávidas de encontrar el jaque mate de la partida, permiten que podamos analizar la serie desde puntos de vista diferentes. Y es que podemos ver la serie desde una perspectiva simplemente emocional, de lo que nos proporciona como historia, sin ningún análisis que repare en artificios formales, desarrollo de personajes o retruécanos narrativos. Si nos centramos exclusivamente en la historia, entiendo que puede haber lectores que sufran por ese continuo punto de «ahora sí va a explotar todo pero no». Este del Oeste es una serie de cocción lenta, de discreta puntualización de la posición de cada ficha, sus trasfondos, motivaciones, miedos o estrategias. En eso Hickman es todo un maestro… pero puede aburrir al que solo busca una historia más o menos lineal.
Pero si lo que queremos es reparar brevemente en analizar los recursos de guion, estructuras, y sobre todo a terminar la lectura, detenernos a colocar todas las piezas en su sitio para poder echar un vistazo global a todo… entonces la cosa cambia. El guionista brilla construyendo esos personajes, aparentemente estereotipados hasta la caricatura, que tienen motivaciones interesantes, y unas estrategias que van mucho más allá de la conducción hacia un momento álgido telenovelesco en el que todos se miran impactados por la sorpresa de lo inesperado. Así, con este tomo me ha sucedido que ha habido momentos en que me han pesado esos largos diálogos de líderes poderosos, pero cuando he terminado de leer sus 424 páginas me ha pedido volver a algunos capítulos a recordar cuáles son las actitudes de las incontables piezas de esta partida a… muchas bandas.
Y sin ánimo de repetirme, pero ¡qué trabajazo de Dragotta y Martin al dibujo! No sabría quedarme con el trabajo de uno de ellos por separado: ese dibujo con viñetas muy cinematográficas, horizontales o de mayor tamaño, onomatopeyas vivas y efectos de entramados de ciencia ficción; o ese color orgánico, vivo y atmosférico, capaz de dirigir la vista del lector justo al punto que quieren ambos. Hay varias peleas en este tomo que son puro Miller, con potentes claroscuros y rayados que indican inconscientemente la dirección de la mirada en la escena, y son todo un deleite, más cuando están reforzados con esos fondos de colores vivos e intensos, asfixiantes. El tomo contiene más partes del one-shot El mundo donde podemos encontrar ilustraciones y bocetos.
En defintiva, Este del Oeste. El apocalipsis: Año Dos es un tomo que refuerza esa sensación de contención que había dejado un primer tomo en el que parecía que la presentación de personajes no terminaba nunca, pero que contra lo que cabe pensar deja cada bando implicado en un punto muy concreto y dirigiéndose claramente hacia un desenlace que se promete apasionante. Una serie que exige una lectura tranquila y concentrada, debido a la cantidad tan elevada de personajes, alianzas entre sí o intenciones en un gran crisol de traiciones, venganzas y rencillas personales. Sigue siendo una historia de ciencia ficción disfrazada de western que, curiosamente, contiene todos los elementos de ese tipo de historias siendo algo en teoría casi opuesto. Brillante trabajo de ambientación.
Lo mejor: La sensación de que la cocción a fuego lento va a merecer la pena. Su construcción de personajes. Lo coral que resulta.
Lo peor: A muchos el ritmo puede pesarles demasiado y, sin compartirlo, puedo entenderlo.