Quizá para los lectores menos veteranos de Spider-Man nombrar a Debra Whitman sea como si decimos Betty Brant, otro sus amores perdidos, pero en parte es uno de los más interesantes por ser el único que realmente puedes llegar a creerte.

De forma habitual los personajes de cómic funcionan como… bueno, como personajes de cómic y sus reacciones, mundos y actitudes son siguiendo ese patrón de actuación. Es cierto que pueden tener más o menos flaquezas o dudas acerca de sus acciones pero distan mucho de ser siquiera similares a los seres humanos reales. De cuando en cuando alguno (habitualmente un secundario) toma ese carácter y desarrolla una faceta más real que, en lecturas posteriores, le hace resultar más interesante que el resto de sus compañeros y en ese caso estaría Debra Whitman.

Esta chica aparece, como otras tantas veces, de pronto en la vida de Peter Parker como una amiga más de entre el elenco de guapas jovencitas que tiene a su alrededor. Poco a poco irá cobrando importancia y se irá descubriendo más sobre ella como el hecho de que anteriormente había estado casada y que había sufrido maltrato físico en esa relación. Con el paso del tiempo los cómics van abordando más temas y acercándose más a la realidad social del momento.

El paso dado en esta trama, aunque pueda no parecer muy importante, fue sin duda un momento que debería considerarse más a menudo ya que no solamente encontramos a un personaje de más o menos importancia en apuros, si no que además la situación viene ocasionada por alguien de su propio entorne en un acto que, desgraciadamente, es algo que no resulta desconocido hoy en día.

Debra Whitman fue el primer personaje que sufría maltrato de una forma clara y directa, lo que influía en el carácter que desarrollaría en la serie, aunque este sería un tema que veríamos en otras ocasiones como la tormentosa relación entre Avispa y Chaqueta Amarilla.