Saludos una semana más, queridos espectadores.

¿Cómo ha ido la semana? Por aquí bien, pero sin grandes emociones en la pantalla salvo una de la que hablaremos más adelante. Ha vuelto The Walking Dead y por ahí anda el 4×01 esperando a ser visto sin demasiado interés (que la primera temporada fue memorable, la segunda, infame y la tercera… no estuvo mal pero podría haber dado más de sí). Vimos ya los dos primeros de American Horror Story: Coven y, aunque tuvo un par de momentos al nivel esperado, recordaba un poco a una mezcla de Embrujadas, Harry Potter y X-Men. Eso sí, Kathy Bates está enorme (sin dobles sentidos, por favor) y Jessica Lange empieza a merecerse un altar. Y los guiños a Frankenstein y a la Bella Durmiente son descacharrantes. Seguimos avanzando por Orphan Black con los ojos como platos en cada capítulo, y no queda ninguna duda de que voy a ignorar Comic Book Men, que Kevin Smith tiene películas geniales pero me rechina mucho ese tonito de “soy tan guay que os voy a colar una hora semanal de cómo hablo de tebeos con mis colegas”. Vi el principio de The Tomorrow People (la de superhéroes que estrenaron la semana pasada) y me dejó extremadamente frío, tanto que no me paré en ella más de cinco minutos. Y los tres primeros de la temporada 17 de South Park (conspiranoia sobre el espionaje permanente por parte del gobierno americano, realities sobre asesinatos y una memorable parodia de Guerra Mundial Z en el 17×03)

¿Cancelaciones? De momento no, parece que el hacha descansa esta semana.

Dos estrenos esta semana, dos.

–The Tunnel. Hagamos historia. 2011, una coproducción danesa-sueca llamda Broen cuenta una historia sobre un cadáver que aparece en un puente, en la frontera entre Dinamarca y Suecia, y las policías de ambos países tienen que colaborar en la resolución del crimen. 2013, The Bridge. Un remake de Broen, pero el cadáver aparece en el puente que une El Paso con Juárez, y colaboran las policías de EEUU y Méjico. Esta misma semana, The Tunnel. ¡El cadáver aparece en el túnel que une Gran Bretaña con Francia y blah blah blah! Puede ser un hecho histórico. No recuerdo que antes hayan convivido en antena la serie original y DOS remakes simultáneamente…

–Reign. Serie histórica ambientada en el S.XVI y centrada en María Estuardo, reina de Escocia. Teniendo en cuenta que se emite justo después de The Vampire Diaries, que la prota es una guapita de Teen Wolf y que la frase publicitaria que aparece en su cartel es “Love is the most dangerous subject”, me esperaría un cierto tono de culebroncillo adolescente y no precisamente rigor histórico.

Allá por 1991, recién estrenada mi mayoría de edad y a puntito de entrar en la universidad, se estrenó una película de la que empecé a oír hablar poco a poco. No fue un bombazo, no al menos en mi entorno. El título El Silencio de los Corderos no es que resultara especialmente atrayente para un crío de 18 años en el año en que se rodaron cosas como Terminator 2, Muñeco Diabólico 3, Star Trek 6 o Pesadilla en Elm Street 6. Pero oye, me la vendieron como una peli de intriga con un personaje que daba bastante mal rollo y que era un caníbal… y me pudo la curiosidad. Y qué bien que hice, demonios. El personaje de Hannibal Lecter me cautivó instantáneamente, tanto que me lancé en cuanto pude a por la novela en la que se basaba la película. Y a por El Dragón Rojo, el primer libro en el que apareció Lecter. Y, por supuesto, a por Hannibal, la tercera parte, que me hizo pensar “¿Pero qué porquería es ésta?” al poco de empezarlo, dando más la sensación de un guión cinematográfico para la película que no mucho después llegaría que de un libro. Y con Hannibal: El Origen del Mal creí que la vida cinematográfica del personaje estaba muerta y enterrada, que no se podía caer más bajo.

Y así ha estado durante seis años, hasta que se anunció Hannibal, la serie de televisión que nos ocupa hoy.

Suelo desconfiar bastante de las secuelas y precuelas chungas, y teniendo en cuenta que Thomas Harris no aparecía por ningún lado, me daba la sensación de que el salto de Lecter a la pequeña pantalla no sería especialmente afortunado. Más aún después de la experiencia de Bates Motel, cuyo piloto me aburrió tanto que lo dejé a medias. Y al mirar los actores… pues a Mads Mikkelsen y a Hugh Dancy (Hannibal Lecter y Will Graham respectivamente) no los conocía de nada. Un poquito de investigación… ah, mira, coincidieron en aquella cosa llamada El Rey Arturo con Keira Knightley. Pues bueno. Y de Jack Crawford, Lawrence Fishburne. Ya estamos con los cambios de raza innecesarios. Pues pintando como pintaba… decidí pasar de momento, pero dejando un ojo puesto en ella.

Y entonces llega el momento en que empiezan a decirte los amigos que si estás viendo Hannibal. Y decides darle una oportunidad al piloto, a ver qué tal.

Y, oye, encantado.

Prescinden de la historia de su juventud y nos cuentan en esta primera temporada cómo entra en contacto el FBI con Hannibal Lecter y los orígenes de la relación entre éste y Will Graham, el detective que intenta conseguir su ayuda en El Dragón Rojo y que interpreta Edward Norton en la película del mismo nombre (y William Petersen en Manhunter, otra versión previa de la misma historia), ampliando las pinceladas del pasado que ya conocíamos pero trasladadas a la actualidad, que se supone que todo lo que muestran en la serie ocurrió en los años 70. Y el Graham que nos muestran es un poco más blando de lo que yo me imaginaba y su habilidad para elaborar el perfil de los criminales roza lo místico en lugar del proceso puramente intelectual que yo tenía en la cabeza. Pero la versión de Hannibal es… perfecta. Sin más.

Uno de los recelos que tenía hacia esta serie era precisamente la interpretación del personaje. Las comparaciones con Anthony Hopkins eran inevitables, y la primera aparición en El Silencio de los Corderos, de pie en mitad de su celda, con esa cara tan inquietante cuando le va diciendo a Clarice Starling que se acerque más para enseñarle su identificación era inolvidable… y, visto en perspectiva, la verdad es que rechinaba un poco. ¿Cómo era posible que un tipo con esa cara de loco pudiera tener engañada a toda el área de Ciencias del Comportamiento del FBI? ¿y cómo casaba esa imagen con la idea de Lecter como un hombre culto y refinado? En la serie lo solucionan prescindiendo de la versión de Hopkins y presentándonos un Hannibal con muchísima clase en todo momento, impecablemente elegante hasta cuando está cocinando… y un tipo al que te gustaría parecerte si no supieras lo que hay detrás. Y así sí. Con este Lecter, con esta apariencia tan magnética te crees todo lo que pasa después. ¿Mejor actuación que la de Hopkins? Puesss… para mí, sí, qué queréis que os diga. Crucificadme.

¿Y la historia? Pues lo dicho. Empieza contándonos la historia del Verdugo de Minessotta y enlaza con el caso del Destripador de Chesapeake, que se supone, según han contado, que durará (si la audiencia aguanta) tres temporadas. En la cuarta se supone que adaptarán El Dragón Rojo (de hecho, el principio de la película es justo la resolución del caso del Destripador), en la quinta El Silencio de los Corderos, en la sexta Hannibal y en la séptima cerrarán la saga de Lecter. Pues ojalá que aguante, la verdad.

¿Algún pero? Sólo uno. El nivel de violencia visual es mucho mayor y mucho más explícito que el que había en adaptaciones previas (salvo, quizás, la salida de tono de los sesitos a la plancha de la tercera película) y hace que pueda no ser plato de gusto (ejem) para todo el mundo. Para mí no es un problema, pero reconozco que la imagen de los ángeles (y los que hayan visto ese capítulo sabrán de qué hablo) puede ser muy dura de ver para gente con un estómago delicado (ejem de nuevo).

Y para cerrar, un par de curiosidades.

Por un lado, parece ser que hasta el último momento no se decidió quién iba a ser el actor protagonista. Una de las alternativas era, evidentemente, Mads Mikkelsen. La otra fue… ¿David Tennant? ¿En serio? Que sí, que es el mejor actor que ha protagonizado Doctor Who en los 50 años de la serie, pero… no, no lo veo aquí. Habría estado bien poder ver la audición, de todos modos…

Y la otra es la cabeza pensante detrás de la serie, Bryan Fuller. Quizás para los apasionados del mundillo televisivo este nombre les diga algo, pero al espectador medio no le sonará. Es el tipo detrás de, entre otras, Pushing Daisies. Aparentemente son dos series opuestas, siendo Hannibal tan violenta y descarnada y Pushing Daisies tan, no sé, tierna y bonita, pero en ambas se encuentra una notable fascinación por lo macabro. ¿Qué? ¿Que no has visto Pushing Daisies? No, si ya me imagino, si los cuatro gatos que la vimos no fuimos suficientes como para evitar su cancelación después de la segunda temporada, pero no estaría de más que le dieras una oportunidad al romance entre el pastelero y la chica muerta…