Es la hora de las tortas!!!

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Entrevista con R. M. Guéra en el Saló del Cómic de Barcelona

Rajko Milošević Gera, más conocido como R.M. Guéra, nació en Serbia en 1959, pero lleva viviendo en España desde 1991. Pero todo esto os lo puede contar la Wikipedia mejor que yo. Si a estas alturas aún no lo conocéis por su maravilloso trabajo en Scalped o Malditos Bastardos, ya estáis tardando en ir a vuestra librería habitual y comprarlos allí. O bien preguntar por su último trabajo publicado en España: la adaptación de Django Desencadenado, de la mano de Planeta DeAgostini Comics.

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Quentin Tarantino | R.M.Guera | Reginald Hudlin | Danijel Zezelj | Jason Latour | Denys Cowan

La visión completa y sin cortes que Quentin Tarantino imaginó.

Guéra acudió al Salón del Cómic de Barcelona invitado por esta editorial, y aunque por problemas de incompatibilidad de horarios no pudimos entrevistarle en persona, fue tan amable de contestarnos unas preguntas por correo electrónico:

Pese a que mucha gente te conoce a raíz de Scalped, llevas trabajando en los comics más de 30 años, pero también has trabajado como artista en publicidad o animación. Con cuál de tus facetas como artista te sientes más cómodo, ¿dibujante de comics o ilustrador?

Por naturaleza, o más bien por vocación, pertenezco al comic, simplemente porque me encanta contar historias. Viñetas que guían hacia una conclusión. Pero después de tantos años, he descubierto que las facetas se unen, y en el fondo no se trata de ilustrar la historia, sino más bien de expresarla. Este punto lo une todo, y allí es donde me siento cómodo en casi cualquier formato. La historia existe en todo, a pesar de que a veces se trate de un solo dibujo. Portada, viñeta, o cartel para un festival de jazz.

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El núcleo es lo que haces dentro de ti; primero para comprender el tema, y después para visualizarlo, comunicarlo con gracia. Es lo que une todos los dibujos. Las manos y la imaginación son sólo herramientas, el tema constante es el mismo. Es lo de siempre, no es lo que haces, sino cómo lo haces.

Cuando te coloreas a ti mismo sueles tender a usar técnicas tradicionales. ¿No te terminan de convencer los medios digitales?

Cierto, me gusta más lo tradicional, pero no es ninguna regla, ya hice cosas con ordenador. Además, ecualizando el dibujo escaneado ya va por reflejo, ni se cuestiona.

Con el avance técnico de una profesión, siempre hay un lado malo y uno bueno, y con el ordenador lo malo es que se confunde su abundante información con la formación de cada uno. La gente piensa que es buena por el buen aspecto que produce el ordenador. Lo peor es que deforma la percepción del público que lo absorbe. He visto cosas realmente malas, y bastantes en estudios de diseño con los que he trabajado.

Y lo bueno es que, inevitablemente, con tanta perfección técnica que el ordenador ofrece, se diferenciará más claramente que la verdadera cualidad del dibujo está en su gracia, y no en su aspecto «clínico». Es lo que se irá aclarando más y más con el paso de los años.

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El esfuerzo de uno en mejorar es imprescindible, absolutamente nada llega sin ello, pero es la unión de la imperfección y la gracia lo que humaniza y en conjunto hace la obra inolvidable.

Pero tiene que ser natural, no planeado. Hay bastantes artistas de comic que planifican su espontaneidad, y esto es kitsch, dicho llanamente. He conocido a algunos que tienen premios y reconocimiento, pero para mí son kitsch bien escondido.

¿Te parece positivo o negativo el trabajar con un colorista en el mercado americano?

Depende muchísimo de la química entre ambos. En mi caso fue realmente interesante, si ésta es la palabra adecuada, porque he empezado con uno con quien me entendí bastante mal, aunque tenía experiencia y era conocido. Todavía me cuesta ver, sin sentir una queja inmediata, algunas páginas que hizo, lo digo de verdad; y la siguiente, Giulia Brusco, fue, y por suerte sigue siendo, una experiencia fantástica. Frio-caliente total. Tanto que hasta hoy día colaboramos, y mientras yo haga trabajos para el mercado americano, a ella no le faltará trabajo. Son más de siete años colaborando, su nivel de entendimiento de lo que quiero es impresionante.

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En tu obra vemos que abunda el género western. ¿Se trata de una predilección tuya o quizá los editores vieron que tu estilo encaja con el género?

Yo crecí viendo pelis y comics western, y sobre todo la influencia de Sam Peckinpah como director, y Joao Mottini como dibujante es imborrable. Los tengo en mi subconsciente. Por tanto, era natural para mí tener esta inclinación desde un principio. Luego vino Jean Giraud, probablemente la figura más importante en el comic del siglo XX, que hacía western.

Supongo que los editores deberían escoger a artistas que utilizaran su faceta natural. Mi sello es el western, pero también tengo que decir que me encanta variar, me excita e inspira. Por suerte, hasta ahora he variado muchísimo de género y pienso seguir así todo lo que pueda.

Con Django Unchained es la segunda vez que trabajas con una historia de Tarantino, tras la adaptación de Malditos Bastardos. Los guiones venían firmados por Tarantino pero, ¿estaban adaptados ya para el comic? ¿Notaste mucha diferencia entre un guión de cómic más habitual y estos dos casos?

Con Bastardos era más fácil, era sólo una secuencia, pero el guion de Django me resultó notablemente más trabajoso de adaptar, aunque oficialmente ya estaba adaptado. El número de páginas pasó desde los 120 planeados cuando empezamos, o sea, cuando se suponía que ya estaba adaptado, a más de 240 cuando terminamos. Existe una diferencia en lo que se debe conseguir, técnicamente hablando. El guion era para una película. Por poner un ejemplo: lo que complicó el trabajo diario era que a veces en una viñeta tenías escrito que el jinete sube y baja del caballo. En la peli, esto es un segundo, y en el comic son dos viñetas separadas, con todos sus componentes como composición, grafismo, etc.

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Con tal variedad de medios, formatos y temáticas en tu obra, aún estamos pendientes de verte tocar el género de los superhéroes ¿No te termina de convencer el género?

Al revés, estoy en ello. Ya hice Juez Dredd para 2000AD, y estoy con dos episodios de Batman Eternal y además con guion de Jason Aaron participando con 10 páginas en el libro aniversario de Thor.

Dredd tuvo una acogida bastante agradable por parte del público, y con los nuevos guiones se me está despejando la actitud que sentía hacia loa superhéroes. La interpretación es crucial para el arte, sobre todo si el arte cuenta la historia; todo depende de cómo se hace. Si el guion es bueno, el género mismo es la guinda del pastel.

Habiendo trabajando en prácticamente toda la variedad de mercados que ofrece el cómic, ¿cambia mucho tu método de trabajo cuando está dirigido al mercado francés, al americano mainstream o para Playboy, por ejemplo?

A través de los años he cultivado varias facetas que me permiten hacer lo que me gusta, pero a la vez aplicando el sentido común hacia el tipo de publicación. Es una de las razones por las que aconsejo evolucionar a lo largo de la carrera, y no tener miedo a destruir la originalidad de cada uno. Yo pienso que la variedad fortalece lo que uno sabe, y que en realidad es malo sentirse seguro dentro del talento que uno disfruta teniendo. Hay gente con un estilo “mainstream”, casi clásico, pero en realidad indulgente. Dicho de otra manera, si siempre sé exactamente lo que voy hacer con el dibujo, algo va muy mal. No somos cocineros que dependen de la receta. El arte pide otra cosa. Todo lo que yo hago en realidad es dibujar. Absolutamente todo lo demás es variable. Lo digo con sinceridad absoluta.

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En más de un sitio hemos podido oír hablar del cómic como el hermano pobre del cine. Como alguien versado en ambos mundos ¿qué diferencias consideras fundamentales entre los dos medios?

Los dos pertenecen al arte visual, es lo que los une, naturalmente. Las diferencias vuelven interesantes las cosas.

Pienso que el arte llega con más dificultad al cine porque el cine se parece demasiado a la vida misma, necesitas a gente de la altura de Huston, Kurosawa, Rosellini, u Orson Welles para que su arte se note. Y depende mucho de muchísimas variables: fotografía, ritmo, sobre todo la química de los actores. En el comic se tiene el aspecto expresivo como algo más organico; se puede decir que es más directo, inmediato, más cerca de lo que la poesía puede ofrecer.

Pero hay que decir que realmente todo depende de uno. Es malo ceñirse a las reglas como algo decidido. Es imprescindible elegir y comprender la forma, pero una vez dentro de ella se es líquido, no hay garantías, y está muy bien que sea así.

Ya han llegado las primeras voces sobre la adaptación de Scalped a TV ¿Estás pudiendo participar en el proceso creativo?

Veremos qué, y cómo pasa, pero intentaremos mantener la serenidad sin meterse en lo que no es nuestro. Lo comentamos con Jason hace poco en Francia, y hemos concluido que es mejor no entrar demasiado, porque además es muy tentador. Si uno entra, y no entra por completo, peor todavía. Es la primera vez que nos pasa, ya veremos. Paso a paso.

Se habla de un nuevo proyecto con Jason Aaron. Sin comprometerte demasiado, ¿podrías adelantarnos algo?

Es una novela gráfica, no una serie larga como Scalped. Lo que es seguro es que el tema sorprenderá un poco. No creo que se pueda empezar antes del otoño, aunque tenga muchas ganas; tengo bastantes cosas que terminar antes. Tenemos el verano para tomárnoslo con calma, y hay que aprovecharlo para definir los contornos. No soy de mistificar demasiado, pero hay que dejarlo tomar su forma con naturalidad.