El pasado Salón del Cómic de Barcelona tuvimos ocasión de entrevistar al multipremiado guionista norteamericano Greg Rucka. Un tipo de aspecto duro y macarra, pero con ideas muy claras acerca de lo que está bien y lo que está mal en la industria del cómic. Comenzamos:
¿Por qué empezaste a escribir cómics?
Siempre quise escribir, y siempre me gustaron los cómics. No fue difícil entrar en los cómics después de escribir novelas. Había escrito tres novelas antes de publicar mi primer cómic, Whiteout. No fue algo que siempre hubiera querido hacer, pero fue bastante fácil de lograr.
¿Qué habrías sido de no ser escritor, tanto de novelas como de comics?
Posiblemente me habría sentido muy triste, porque no creo que no me hubiera dado cuenta de lo que quería hacer hasta que fuera demasiado tarde. Ahora pienso que habría estado bien ser físico. Lo sé, la gente siempre se sorprende cuando digo eso. Pero me fascina la física, y si no hubiera sido un escritor me habría dado cuenta de que la ciencia es mi pasión y hubiera tratado de seguir esa carrera.
¿Habrías sido como un personaje de la serie Big Bang Theory?
No (risas), me habrían eliminado en la primera temporada, no hubiera sido lo suficientemente divertido o entretenido.
¿Dónde te gustaría jubilarte?
Pues nunca me he parado a pensarlo. Creo que Barcelona es muy bonita (risas). Me gusta estar aquí, es una opción. Londres es otra de mis ciudades favoritas. Me encanta donde vivimos ahora. Mi mujer, mis hijos y yo vivimos en Portland, Oregón. Una de las cosas que me encantan de Portland es que, en muchos aspectos, es una ciudad muy europea. No soy un tío de playas tropicales. El Mediterráneo ya me parece lo bastante cálido, así que…
¿Sabías que la serie Scarlet está ambientada en Portland?
Hay muchos escritores de cómics viviendo en Portland. Bendis, yo, Matt Fraction, Matt Wagner, Mike Mignola vivió ahí durante un tiempo. Rick Remender vivió allí un tiempo. La ciudad está abarrotada de escritores de cómics.
¿Sólo escritores, no hay dibujantes?
No, dibujantes también: Steve Lieber, Matthew Clark, David Hunt, Jeff Parker… No puedes tirar una piedra en Portland sin darle a alguien que trabaje en cómics.
¿Cuáles eran tus principales influencias de niño, como escritor?
Probablemente mis mayores influencias de niño vinieron de los comics. Empecé a leer comics en serio en la época en que Frank Miller comenzó a ascender en la escena. Así que el Daredevil Born Again de Miller tuvo una gran influencia sobre mí. Y Batman Año Uno también. Ambos me afectaron profundamente. Mage, de Matt Wagner, así como su Grendel. El Question de Dennis O’Neill. Fueron enormes influencias. Si hablamos de literatura, el gran Douglas Adams. Cuando mayor me hago, más me doy cuenta de su influencia sobre lo que escribo. Influye de modos que nunca imaginé cuando era más joven. Y echando la vista atrás sobre su trabajo me doy cuenta de que mucho de lo que hago, mucha de la prosa que escribo, está influido por la lectura de sus obras y la adaptación a radio de su Guía del Autoestopista Galáctico. Creo que fue un genio, y que se nos fue arrebatado demasiado pronto.
¿Quién es tu mejor amigo en la industria del cómic, y con quién te gustaría llevarte mejor?
(Risas) Tengo dos mejores amigos en la industria del cómic. Tengo suerte de que mi mejor amigo es Nunzio Defilippis, también un escritor de cómics. Fuimos a la universidad juntos. Probablemente sea mi mejor amigo. Y también está Matthew Clark, que hicimos Adventures of Superman juntos, ha hecho un número de Punisher conmigo. Conozco a Matthew desde hace diez años. Así que diría que estos dos. Y para cubrir mis bases, tengo que decir que también mi mujer. Jen Van Meter escribe cómics, y he tenido mucha suerte de casarme con ella. Sobre con quién me gustaría llevarme mejor, ahhh… (Piensa un rato)
Es confidencial… Probablemente no llegue a leer esto.
Sí, claro (Risas) ¿Sabes qué? Llegado a este punto no me importa con quién me llevo bien y con quién no. Llevo 15 años en comics, he trabajado para las dos mayores editoriales, Marvel y DC. Tengo mucho trabajo a mis espaldas. He tenido mucha suerte. Me llevo bien con la gente que quiero, y con la gente que no quiero, no. No estoy buscando besarme y hacer las paces con nadie. Tengo una reputación de ser una persona muy enfadada, y realmente no lo soy, y no preocupo por herir los sentimientos de nadie cuando no ha sido mi intención. Por lo que sé, no hay nadie ahí fuera que diga “odio a muerte a ese tío y no quiero trabajar con él”. Pero estoy seguro de que lo hay. Posiblemente le hayas entrevistado (risas). En realidad no es algo a lo que dedique mucho tiempo, no me quita el sueño por las noches pensar a quién no le caigo bien.
¿Algún personaje o serie que te encantaría escribir, y algún personaje o serie que nunca escribirías?
Con mucho gusto retrocedería y volvería a escribir Batwoman en cualquier momento, y lo mismo con Wonder Woman. Me encantan esos personajes. En Marvel me encantó la oportunidad de escribir al Capi, disfruté mucho escribiendo Capitán América. ¿Personajes que nunca escribiría? Sabes, si me lo hubieras preguntado hace año y medio habría dicho que el Castigador, pero ahora mismo estoy escribiendo el Castigador, y me encanta. Creo que es un personaje fantástico, y lo estoy disfrutando mucho. Así que es muy difícil para mí decir “nunca”. He aprendido a no decirlo, para no pillarme los dedos. Cuando escribí mi etapa de Wonder Woman traté de apartarme de Cheetah hasta casi el final de la etapa porque no me gustaba el personaje, no lo entendía. Geoff Johns y yo tuvimos una conversación y me dijo “si no te gusta, deberías escribir un número desde su punto de vista”. Y yo dije “oh, de acuerdo”. Lo hice, y me enamoré del personaje. Pensé “¡éste es un personaje tremendo!” Cada vez que pienso “no hay nada ahí”, acabo encontrando algo. Siempre encuentras algo.
¿Te reconocen mucho en convenciones de cómics?
Sí, extrañamente. No estoy yendo a muchas estos días, y parece que en las últimas a las que he ido la gente me ha reconocido sin necesidad de llevar una chapa con mi nombre. Lo que supongo que está bien. No está bien cuando te interrumpen mientras estás en el baño. Es divertido cuando me reconocen fuera de las convenciones, en mi ciudad. Es algo que siempre me sorprende, estar en el banco y que el de la ventanilla me diga “¡hey, me encanta tu trabajo!” “¿En serio?” Una vez tuve que hacer una reserva de un coche de alquiler por teléfono, y el tipo al otro lado del teléfono me preguntó cuál era mi nombre. Yo dije “Greg Rucka”, y él dijo “no, no lo es”. “Sí, sí lo es”. Y él dijo “Demuéstrelo” “¿Cómo quiere que lo haga? Estoy escribiendo los cómics tal, tal y tal”. Nunca me ha vuelto a pasar desde entonces, pero fue algo muy, muy raro.
Hablemos acerca de tu trabajo ahora. Estás escribiendo el Castigador. Este personaje ha estado vinculado a Garth Ennis durante mucho tiempo, y su peculiar forma de escribir.
(Risas) “Peculiar”
Estuvo aquí el año pasado. Un tipo muy tranquilo, curiosamente. ¿Qué puedes añadir a la psique del personaje?
Sabes, tiene gracia porque cuando me pidieron que escribiera el personaje mi primera respuesta fue “joder, no”. No vi nada que me llamara la atención, y después vi que la etapa de Garth había sido magistral, fue una etapa extraordinariamente buena. Y después de una etapa como esa parece que no queda mucho por decir. Pero el editor Steve Wacker es un buen amigo mío y es el tipo de editor que hace las preguntas correctas. Llegamos a un punto en que me encontré haciéndome preguntas. El punto importante es que este Castigador está en el Universo Marvel, el Universo 616. No en el Max, que era donde lo situaba Garth. En cuanto empiezas a cuestionarte eso, y empiezas a preguntarte cómo hacer que funcione, te encuentras en lugares muy interesantes. Para mí, Frank tiene que estar cuerdo. No puede estar loco. Si está loco es una excusa. Es como decir que Batman está loco, y eso le quita el heroísmo y le quita al Castigador su antiheroísmo. Cuanto más lo consideras, más llegas a un punto en que piensas qué sacrificios ha tenido que hacer, cómo ha llegado a ser el hombre que es, y cómo sigue existiendo un hombre así en un mundo donde existe gente como Spiderman. Y en el momento en que te haces estas preguntas, se te abren las puertas de un montón de historias. Así fue llegué ahí y ése fue el enfoque.
Si recuerdas tus etapas en Lobezno y Elektra, ambas series tuvieron críticas muy dispares. ¿Qué recuerdas de esta etapa de tu carrera?
No leo las críticas. Recuerdo que las cosas estaban muy locas en Marvel en aquella época, que tuvimos muchas dificultades con Lobezno. Y a Elektra llegué por accidente. Bendis vino y me dijo “hazla tú”. Se me hizo muy difícil quedarme y escribirla. La etapa en Elektra fue frustrante en un montón de aspectos, había cosas que quisimos hacer con el personaje y no pudimos. Y artísticamente, no tuve al mismo dibujante por más de dos o tres números seguidos, había una rotación masiva, y en esos casos es muy difícil construir algo de coherencia. Y con Lobezno, Darick (Robertson) y yo fuimos a Axel (Alonso) y le dijimos “Esto es lo que vamos a hacer”, y Axel dijo que le parecía genial y que hiciéramos seis números, pero nos dijo que tenía que haber más garras y tenía que haber más disfraces. Nos dijeron que no era lo que querían. Este era el libro en el que no va disfrazado. Si lo quieres con su disfraz, hay otros OCHO comics de X-Men donde va disfrazado. Se puede permitir ir en vaqueros en un comic. Los han vuelto a imprimir ahora, y la gente se me acerca en las convenciones y me dicen “me encanta tu Lobezno”.
Escribiste, junto con Ed Brubaker, una etapa de Daredevil. ¿Te hubiera gustado seguir con la serie tú solo después de que él se fuese?
No, Daredevil ha sido un personaje que nunca me ha atraído especialmente, pero como nunca digo nunca, cuando Ed me pidió que escribiera Daredevil lo pensé un rato y me apunté. Una de las cosas que me gustan de la etapa actual de Mark Waid es que está intentando rechazar todo eso de “oh, mi vida está tan mal”. Porque después de un tiempo leyendo Daredevil piensas “¿por qué no se mata de una vez?” No le salía nada bien. Cuando me puse a escribirlo me puse en la misma situación que he comentado del Castigador. No estaba seguro de entender al personaje. Pero le dije a Ed “si de verdad quieres que lo haga, encontraré un modo de entenderle”. Admiro al personaje, y entiendo qué hace que mole. Pero personalmente no estaba seguro. Irónicamente, la etapa Born Again de Miller fue la que me hizo ser un fan de los cómics, así no es que me disgustara el personaje. También es que Ed llegó después de Bendis, y hay mucha presión cuando entras detrás de un gran nombre. Pone las expectativas muy altas sobre ti.
Hablemos de DC. Junto con Brubaker hiciste Gotham Central y Batman a mediados de los 90. Lo trataste más como género negro, una serie sobre crimen, en lugar de como una serie de superhéroes, alejado de tanta acción. ¿Cómo viviste esa etapa y de dónde sacaste las ideas para una serie como Gotham Central?
Gotham Central surgió porque Ed y yo pensamos lo mismo al mismo tiempo. Hablábamos de queríamos hacer algo sobre polis. Presionamos, presionamos y presionamos, porque con el éxito que Bendis y (Michael) Oeming habían tenido con Powers, podríamos convencer a DC de que nos dejaran hacer este cómic de polis. Pero ahí era donde Ed y yo queríamos estar. Denny O’Neill me puso en Detective Comics diciendo específicamente “éste es el tebeo sobre crimen, se supone que no ha de tener acción superheroica. Batman es el cómic con acción superheroica”. Y la respuesta de Ed fue “yo también quiero hacer un cómic sobre crimen”. Después Denny se fue y llegó Bob Schreck como editor. A Bob no le gustaba lo que yo estaba haciendo pero no tuvo el valor de decírmelo. Se pasó más o menos un año y medio intentando hacerme sentir mal y hacer que me fuera hasta que lo consiguió. Por eso dejé Detective Comics. Me habría quedado con mucho gusto, pero el entorno se volvió muy triste.
En ese momento nos avisan de que no hay tiempo para más preguntas, pero Greg se ofrece a hacernos un hueco al día siguiente para continuar la entrevista. ¡Bien por Greg!
Próximamente os ofreceremos la transcripción, con declaraciones mucho más jugosas, de esta segunda mitad de la entrevista con Greg Rucka.