Hace aproximadamente un mes pudimos disfrutar de 20 minutos en compañía de uno de los artistas independientes más respetados en la actualidad, el norteamericano Craig Thomson, autor de grandes joyas como Blankets y la reciente Habibi. Vestido como un dandi, y de modales pausados y exquisitos, nos habló de sí, de su trabajo y de sus próximos proyectos.
(Craig es el que NO lleva corbata)
¿Qué habrías sido de no haberte dedicado a los comics?
Bueno, siempre he tenido un impulso altruista de hacer algo más noble con mi talento. Ser un trabajador humanitario, o algo así. Pero siempre que me siento raro, culpable o autoindulgente por ser un artista, pienso en ir a África a ser trabajador humanitario o trabajar con niños discapacitados. Probablemente me venga por parte de mi madre. Ella trabajaba con discapacitados cuando yo era niño. Para mí ese trabajo tan noble fue una gran influencia. Tengo una especie de lado ético en mi mente que considera diferentes carreras. Y a veces pienso en fabricantes de armas o especuladores de bolsa y los considero el “lado malvado”, la parte poco ética del trabajo. Y la gente que estudia medicina, y salva vidas, lleva medicamentos y ayuda a los discapacitados tiene un trabajo más noble.
En tu trabajo, ¿prefieres la parte de ilustración o la de narración gráfica? ¿Con cuál disfrutas más?
Creo que disfruto más con la narración, pero la parte de dibujar es más fácil para mí, es muy manejable. Porque me levanto por la mañana y sé lo que voy a hacer al final del día. Normalmente hago dos páginas al día. En Habibi hice una página al día. Hago exactamente lo que tengo que hacer. Pero escribir es más abstracto. A veces escribo en una tarde lo que a veces tardo un mes o dos. Para mí escribir es más neurótico, más estresante, pero tal vez al final es más satisfactorio.
¿Dónde te gustaría jubilarte?
Mmmm, Barcelona sería una muy buena opción. Nunca me he parado a pensarlo, pero me encantaría vivir en Europa un tiempo. A lo mejor no en Europa, pero sí en algún lugar fuera de América. Me gusta jugar con la idea de irme al extranjero.
¿Has viajado por Europa con anterioridad?
Sí. Me encanta Lisboa. Siempre que pienso en un lugar para visitar, ciertamente tiene que ser junto al mar. Donde quiera que vaya, el océano, el agua, tiene que ser una parte integral.
¿Cuáles fueron tus principales influencias de niño, y a quién te hubiera gustado parecerte como artista?
De pequeño leía muchas cosas. Empecé con Mad Magazine y Cracked Magazine. Me encantaba el humor. De Mad Magazine mi favorito era Sergio Aragonés, un maestro de la pantomima en los comics. De Cracked Magazine me gustaba John Severin, que falleció este año. Peanuts, por supuesto, y Berkeley Breathed, que hizo Bloom County. Así que la mayoría de mis influencias de niño provenían del humor. Pasé por una breve etapa de superhéroes en el instituto, y también comics independientes.
¿Quién es tu mejor amigo en la industria de los comics, y con quién te gustaría llevarte mejor?
Ahora mismo mi mejor amigo en los comics es Joe Sacco. Soy un gran fan de su trabajo, pero también lo veo como un modelo a seguir en general. Desearía poder hablar otros idiomas, porque he desarrollado una amistad con el francés Edmond Baudoin, pero él no habla nada de inglés, y mi francés es prácticamente inexistente. Hay otros artistas españoles y europeos, pero desearía poder romper la barrera del idioma. Con Baudoin ya tengo una amistad, pero me gustaría poder comunicarme mejor con él.
¿Has considerado trabajar para una editorial mainstream, escribiendo o dibujando sus personajes?
No
¿Nunca?
Nunca digo nunca, porque recientemente hice un pequeño trabajo con Michael Bendis (Ultimate Spider-Man Special). Y James Sturm me invitó a trabajar en los 4 Fantásticos con él, lo cual me emocionó bastante, hasta que descubrí que su guion no incluía ningún superhéroe. Ahora estoy en un punto de mi carrera en el que me gano la vida con mi trabajo personal, así que no hay razón para volver atrás y hacer trabajos para otras editoriales.
¿Asistes a muchas convenciones en EEUU?
Depende de si saco libro nuevo. Cuando salió Blankets hice una gira de seis meses seguidos. Era como estar en una banda de rock. Asistía a convenciones internacionales varias veces al año. En 2007 paré y decidí quedarme en casa, porque estaba siempre de gira y viajando y no sacaba nada nuevo. Así hasta el año pasado, en que salió Habibi. Asisto a las principales convenciones de comics, pero también voy a sesiones de firmas en librerías. Por supuesto, la Comic Con de San Diego, que es la mayor del mundo, pero no la mejor.
¿No?
Me encanta MoCCa, en Nueva York, pero hace unos años que no voy. Y en Maryland está SPX. Me gustan esas dos porque están enfocadas en los comics y en los dibujantes, y no prestan tanta atención a los disfraces, videojuegos, etc. San Diego es lo contrario: está la TV, y después los videojuegos, y en algún lugar al fondo se habla de videojuegos.
¿Te reconocen mucho en las convenciones?
Sí, bastante. Me reconocen mucho fuera, también. En Portland ocurre mucho, probablemente porque la gente sabe que vivo en Portland. Si voy a un lugar al azar, como a una frutería, o una cafetería, o a un restaurante, alguien siempre me reconoce. Y es la peor parte. Que te reconozcan en una exposición no te deja visitarla tranquilamente y ver lo que hay. Por eso me está gustando este Salón: por primera vez en mucho tiempo la gente no me reconoce y puedo visitar las exposiciones con tranquilidad.
¿Cómo llevas lo de ser el artista independiente de más éxito en EEUU?
No se me ha subido a la cabeza. Personalmente, creo que Dan Clowes es el dibujante independiente más famoso. Tal vez internacionalmente. En Portland somos un grupo muy pequeño de personas, no es como ser una celebridad de Hollywood o una estrella del rock. Sigues siendo la misma persona, trabajas tus diez horas al día sobre un escritorio, pero no es que tenga mucho glamour. Pero me siento muy afortunado de poder seguir haciendo mi trabajo personal, en vez de trabajar para otra gente, o ser un ilustrador freelance.
Cuéntanos algo del proceso creativo de Habibi. Cómo surgió la idea, cómo trabajas…
Cada libro nace a partir de una frustración con el trabajo anterior. Después de Chunky Rice me cansé de dibujar animales y por eso quería trabajar en un estilo más figurativo y más expresionista, y de ahí salió Blankets. Y después de salir Blankets me harté de dibujarme a mí mismo, y después de hacer tantos viajes saqué el Cuaderno de Viaje. Pero me cansé de dibujar los paisajes del centro de EEUU, y quería hacer algo que no tuviera nada que ver conmigo, así que se me plantearon dos trayectorias: una era todo fantasía, tipo “El Señor de los Anillos”, típico de los comics, pero no típico de mí, pero que aún podía resultar entretenido; o algo como lo de Joe Sacco, que no es 100% ficción, y que trata temas político-sociales relevantes. Habibi está en medio de estas dos. Descubrí que tengo capacidad de hacer tanto fantasía como periodismo gráfico. Empecé con los personajes. En mi primera sesión de brainstorming hice muchos bocetos de personajes, y en la segunda página de mi cuaderno de bocetos empecé el trabajo duro de crear quiénes eran.
Goodbye Chunky Rice y Blankets son principalmente autobiográficos. ¿Hay algo de ti en Habibi?
Creo que hay mucho. Cada personaje en un sueño es un papel que ha sido interpretado por ti. Si sueñas que te persiguen de noche tienes que preguntarte qué parte de ti quiere escapar. Cada personaje que escribes tiene elementos de ti mismo, de lo contrario no serías capaz de escribirlos. Es lo asombroso de escribir ficción: revelas sorprendentes partes de ti. Para mí, lo más fácil fue conectar con los personajes. Todo el mundo tiene algún trauma, hasta cierto punto. Algunos son extremos, como las víctimas de una violación. Hablando por mí, conté en Blankets que abusaron de mí de niño, pero había un niño muy cercano a mí que fue violado. Eso lo incorporé como un trauma de segunda mano en el libro. En todos estos traumas hay una especie de presa que los bloquea, que puede ser sexual o emocional. Para mí, trabajar en Habibi me dejó emocionalmente exhausto, pero pude superar esa presa y fluir libremente una vez más.
Has dicho que cada nuevo trabajo procede de una frustración de un trabajo anterior. ¿Qué frustración has encontrado en Habibi que pueda impulsar un nuevo trabajo?
El libro con el que estoy trabajando ahora es divertido, volviendo a las revistas Mad y Cracked que comentaba antes. Un libro divertido que es para todas las edades, así que también lo podrán leer los niños. Después de trabajar durante 7 años en Habibi, que es un proyecto muy serio y oscuro, es como ver una película del Caballero Oscuro, pensé que era hora de trabajar en un proyecto más ligero, divertido y gracioso. Me lo estoy pasando muy bien ahora, hacía tiempo que no me divertía escribiendo un cómic.
Tras la entrevista, pedimos a Craig que se someta a nuestro Desafío de 1 Minuto, que acepta encantado, y nos regala esta pequeña maravilla: