Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña Elric de Melniboné

Elric de Melniboné 1

Bilblioteca Michael Moorcock nº1. Elric de Melniboné
Guión Michael Moorcock y Roy Thomas
Dibujo de P. Craig Russell y Michael T. Gilbert
Yermo Ediciones
2016

Bilblioteca Michael Moorcock nº1. Elric de Melniboné es el primero de los tomos semestrales que recopilarán la adaptación a cómic de la obra de Michael Moorcock cronológicamente de la mano de Yermo Ediciones. Dejemos claro, sin embargo, que la cronología de la que hablo no es relativa a su orden de publicación sino al orden en que suceden los hechos en las novelas que adapta. Por eso, en lugar de empezar por la novela gráfica de Marvel, este primer tomo contiene los 6 primeros números que publicó originalmente Pacific Comics entre 1983 y 1984 y que ha recopilado recientemente Titan Books en los USA.

Si alguien no conoce al albino más famoso de la literatura fantástica, Elric de Melniboné adapta la primera novela donde se nos presenta a Elric, emperador de Melniboné, un extraño país en decadencia que antaño regía el mundo con magia y vive en la actualidad en una tierra cada vez más mundana que desea olvidar los tiempos de la magia melnibonesa. Elric es albino, necesita pociones con frecuencia para vencer su debilidad y vive sumido en una eterna depresión, que sólo su amada Cymoril puede hacerle olvidar ocasionalmente. Este tomo nos cuenta una historia de conspiraciones y traiciones que desembocará en el asentamiento de dos de los rasgos básicos del personaje: su relación con Arioch, señor del caos, y la consecución de su espada, Tormentosa (Stormbringer).

Elric de Melniboné 3

Para esta labor el encargado de adaptar las novelas de Moorcock no es otro que Roy Thomas, que ya en el 83 era un veterano en estas lindes. De manera un tanto injusta, Thomas será recordado como un artesano. Es tan esencial su labor como relevo de Stan Lee o adaptador de Robert E. Howard o Moorcock, que por grandes sus logros individuales quedan eclipsados por su labor en este sentido. Si necesitabas alguien que adaptara, a los grandes la literatura fantástica, sabías que Thomas era tu hombre. El propio Moorcock siempre ha hablado muy bien de las adaptaciones de Thomas y es que su trabajo era garantía de calidad. Si puede ser cierto que se nota un poco el paso de los años y el estilo de grandes narraciones en off y el dramatismo exagerado cantan un poco, pero en cualquier caso siguen yéndole como un guante a las historias de Elric.

Thomas adornará la odisea de Elric de Melniboné en busca de Tormentosa con dramáticas reflexiones sobre el oscuro destino que aguarda a Elric. Un destino que tanto Elric como nosotros ignoramos pero que se encargará de recordarte en todo momento que está ahí, que todo tiene consecuencias, que juega con fuerzas que le superan, que toma decisiones equivocadas, que vive en un mundo en el que ya no tiene lugar. Esta tenaz desesperanza es la esencia de Elric y Thomas la captura a la perfección.

Elric de Melniboné 4

No obstante, pese al gran trabajo de Thomas, lo más destacable de este tomo está en el apartado gráfico. P. Craig Russell y Michael T. Gilbert forman el curioso tándem de Elric de Melniboné. En principio, Russell aboceta, Gilbert termina los lápices, Russell los recupera para dar las tintas y finalmente Gilbert concluye con el color. Pese a que el trabajo está repartido al 50% el resultado final es mucho más cercano al de P. Craig Russell. Sin embargo, estamos hablando del Russell de principios de los ochenta y el resultado es un tanto extraño. Por un lado este cómic huele muchísimo a años ochenta, pero la fantasía modernista de Russell continúa siendo vanguardista en el cómic de hoy día. Del mismo modo, por un lado vemos una acabado en las tintas con cierto toque de aficionado, pero por otro lado vemos unas composiciones y la labor de ambientación de un artista tremendamente avanzado. El resultado es una sensación contradictoria y extraña que, por si fuera poco, queda acentuada por el tono agobiantemente dramático de la obra. Los recargados y etéreos diseños de Russell le dan un tono casi operístico a la obra (no es un secreto que Russell es un enamorado de la ópera). Creo que designar esta obra como una ampulosa, oscura y dramática Grand opéra sería un buen resumen.

Antes de Juego de tronos, Moorcock ya nos traía intrigas palaciegas en un mundo fantástico en decadencia, cultos a extraños y caprichosos dioses, destinos aciagos y, aunque aún no haya nada de esto en este tomo, inesperados y fatídicos giros argumentales.