Comentaba hace unos meses que hasta este 2023 no había leído nada de Tex, y que si me había acercado al Capitán Jack que sacó Nuevo Nueve en la primera mitad de año fue por el dibujo de Enrique Breccia. La experiencia fue tan satisfactoria que me he tirado de cabeza a por el nuevo título del personaje que ha sacado la editorial madrileña, aunque en esta ocasión los autores sean otros. Y, de nuevo, ha merecido la pena cada minuto empleado en su lectura.
En esta nueva entrega de Tex editada por Nuevo Nueve, la séptima editorial que publica al vaquero más famoso del fumetti italiano, tenemos, al igual que en Capitán Jack, uno de los Tex Albo Speciale que lleva sacando Bonelli con ritmo habitualmente anual desde 1988, los populares Texone. Una de las grandes ventajas que tiene publicar este material es que son historias totalmente autoconclusivas, con lo que no hace falta haber leído nada del personaje previamente, y además pueden ser editados -y leídos- en cualquier orden. Así, por ejemplo, en la serie de 2010 de Aleta aparecieron, por orden, los números 5, 17, 13 y 6, además de algún Maxi Tex y números de la serie regular. Capitán Jack fue el número 31, y El último rebelde es el 14.
En este álbum que tenemos entre manos, Tex es contratado para infiltrarse en una prisión como un reo más, para ganarse dentro la confianza de John Fremont, un tipo que pertenece a una banda que está cometiendo una serie de robos y atracos por el Estado de Virginia y resulta haber sido capitán del Ejército Confederado durante la Guerra Civil, no demasiados años antes. Una vez consiga hacerse su amigo, organizarán una fuga de la cárcel para que le lleve hasta su banda y determinar si se trata de una panda de cuatreros más o, como pueden indicar algunas pistas, se trata de un grupo de militares que están preparando un nuevo alzamiento sudista que puede desembocar en una segunda Guerra Civil.
Aunque estamos ante un western, por época y entorno, la historia es una típica historia carcelaria de infiltración, que hemos visto en películas como Brubaker o Al filo de la muerte. Tenemos personajes grises, con motivaciones turbias pero con su lado honorable, en un tratamiento que huye del maniqueísmo, lo que hace que la lectura sea mucho más interesante que la típica historia de buenos contra malos que no es precisamente infrecuente en el western. A los impecables tono de la historia y tratamiento de personajes ayuda, sin duda, el hecho de que el guionista conozca al dedillo al personaje: Claudio Nizzi es un veterano escritor de la editorial que tiene en su haber veinte de los veintiún primeros Texone.
La ambientación visual también se beneficia de un autor con experiencia en este tipo de historias. Aunque la característica principal de los Albo Speciale es que los dibujantes no son colaboradores habituales de Bonelli, el responsable de este tomo, el neozelandés Colin Wilson, no es ajeno al western: fue elegido personalmente por Jean-Michel Charlier y Jean Giraud para ser el sucesor del mismísimo Moebius en la serie La Juventud de Blueberry. Además de estos álbumes, Wilson es conocido por sus trabajos en 2000AD y por Point Blank junto a Ed Brubaker, la serie cuya secuela, Sleeper, marcaría el principio de la fructífera colaboración entre Brubaker y Phillips.
La edición española de este cómic es idéntica a la ya vista en Capitán Jack: tenemos el cómic publicado en cartoné, con papel mate de un gramaje correcto, sin más extras que un artículo introductorio de Alberto Simón.
El último rebelde es, de nuevo, una muy satisfactoria lectura. De momento, Nuevo Nueve está editando material inédito de Tex, con lo que son historias muy recomendables tanto para recién llegados como para veteranos del personaje. Y con la calidad de las obras seleccionadas, aquí estaremos para el siguiente álbum.
