En noviembre de 1941 se proyectaría por primera vez The Mechanical Monsters, el segundo de los cortos de Superman de los hermanos Fleischer y, hubo que esperar más de setenta años (y alguno más hasta su edición en España), pero gracias a que hoy en día este corto es de dominio público, Brian Fies pudo escribir y dibujar El Último Monstruo Mecánico.
Antes de comenzar su publicación online por entregas en 2013, Brian Fies ya se había llevado un Premio Eisner al mejor cómic digital por El cáncer de mamá en 2005 — aunque no llegaría por estos lares hasta 2020 — y había publicado la novela gráfica juvenil Whatever happened to the world of tomorrow, con lo que por más que comenzara de forma modesta, publicando en un blog y en banco y negro, se trataba ya de un autor con experiencia patente.
Fies parte de la historia de aquel corto donde un malvado inventor vestido de esmoquin manda un ejército de robots a robar bancos y joyas para terminar viéndoselas con Superman. Con este punto de inicio, nos lleva un buen puñado de años en el futuro hasta el momento en que el ahora viejo y decrépito inventor sale de la cárcel dispuesto a ejecutar su venganza contra el mundo. El contraste de la mentalidad de un villano de los años cuarenta en el mundo del siglo XXI será el principal motor de esta divertida y emotiva obra.
Para llevar a cabo sus absurdos planes de venganza, tendrá que reconstruir al menos uno de sus monstruos mecánicos y ahora, viejo y sin recursos, no le quedará más remedio que relacionarse con el mundo que tanto odia. Así aparecerán en esta historia Lillian, la ingeniera de la tienda de electrónica; Ted, el conductor del autobús, o Helen, la bibliotecaria.
El humor será uno de los pilares de El Último Monstruo Mecánico y no serán pocas las situaciones disparatadas a las que dará lugar esta historia, pero el otro gran apoyo es lo entrañables que terminan resultando los personajes y el cariño que se termina por coger a todos, incluyendo al estrafalario villano. La gracia, el ingenio y la emotividad con el que está escrito El Último Monstruo Mecánico son grandes responsables de la sorpresa que ha supuesto este tebeo, que ójala no vuele bajo los radares del público. Pero la amabilidad y sencillez de sus dibujos y lo poco que necesita para que nos hagan reír o emocionarnos incluso sin mediar palabra, son los que completan la labor.
El truco de Brian Fies en El Último Monstruo Mecánico es precisamente valerse de mínimos, recurrir a lo más elemental, para que aquellos momentos en los que va un poco más allá produzcan un efecto mucho mayor. Recurre a la caricatura tanto en el diseño como en el acting de los personajes, los fondos tienen todo lo que necesitan, pero ni un ápice más, y sabe perfectamente cuándo omitirlos y la estructura narrativa se basa en la tradicional rejilla de 3×3, que solo rompe en aquellos momentos de vital importancia o ruptura con la realidad. Un esquema de página más complejo, un diseño de personajes y fondo más detallado no harían sino restar potencia a los puntos donde Fies quiere llevarnos y son esos momentos los que nos hacen terminar el tebeo con un suspiro de satisfacción.
Me acerqué a El Último Monstruo Mecánico como curiosidad por el cariño que le tengo a los cortos de Superman de los Fleischer y me he llevado una de las sorpresas más agradables e inesperadas de este primer tercio del año. Me temo que lo poco que se conoce en España a Fies y el hecho de que se trate de la edición en papel de un webcomic hará que lamentablemente mucha gente no se acerque, pero no digáis que no os avisé.
P.D: Os dejo el corto original por si alguno no ha visto esta maravilla que luce igual de impresionante más de ochenta años después.
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