Con El rei dels cargols, David Pamies y David Sánchez se alzaron con el Premi Finestres al mejor cómic en catalán en el año 2023. La editorial Finestres, organizadora de dicho premio, lleva desde 2021 publicando novelas y cómics en catalán y crearon el citado premio dotado con un montante económico y el compromiso de la edición de la obra ganadora. Ahora Dolmen, unos meses después de la edición de la propia Finestres, publica El rey de los caracoles, la edición en castellano de la ganadora del año pasado.
Tras la aparición de un cuerpo devorado por unos caracoles caníbales en Amarillo (Texas), los detectives Jarret (alias Gordo) y García (alias Cheto) comienzan a investigar tanto esa muerte como la aparición del cadáver de una adolescente de 15 años con la que parece estar relacionado el caso. Pero la investigación les dirigirá nada menos que a Asmodeus, el rey de los demonios, que intentan encontrar el alma del joven muerto. A partir de ahí comienza un piscotrópico viaje en el que intervendrán numerosos personajes, a cual más pintoresco.
Cuando leí la sinopsis de la obra, y vi que estaba dibujada por David Sánchez no supe bien qué esperar de ella. Por un lado, esa investigación con satanismo de por medio, que si estaba planteada en tono de comedia, podría funcionar con el dibujo tan limpio y estático que tiene el autor de Museomaquia o En otro lugar, un poco más tarde, pero corría el riesgo de resultar hasta cierto punto estereotípica. Si por el contrario se realizaba en serio, tirando de un tono parecido a la primera temporada de True Detective, podría ser muy interesante, pero no veía a Sánchez dibujando una historia de ese corte. Pues bien, lo que me he encontrado es algo a medio camino, con una potente identidad propia, que plantea una historia contada sin pretender caer en la comedia, aunque con escenas inevitablemente divertidas, y personajes que nos van a sacar una sonrisa en más de una ocasión.
Los dos protagonistas son personajes realistas, que podríamos identificar con gente de nuestro entorno, sin dificultad, pero a su vez funcionan bien para esta historia detectivesca con tintes satánicos. Gordo, con esa estética que nos va a recordar indefectiblemente a Torrente, es un tipo que aparenta ser un poco gañán, y del que algunos compañeros se ríen en su propia cara, con un pasado traumático que se nos va revelando poco a poco en la historia con unos acertados insertos. Cheto es todo lo contrario, un tipo que aparenta ser el típico funcionario gris aburrido pero que esconde a un policía agresivo y con una impulsividad que trae de cabeza a su compañero de trabajo. Ver a estos dos tipos implicados en tratos con Asmodeus o el propio Lucifer resulta tan absurdo como atractivo.
Y es que la obra se acerca al absurdo, bordeando continuamente el límite del exceso… sin llegar a perder el control en ningún momento, lo cual considero una de sus principales cualidades y que le aporta una identidad que la aleja de otras historias del mismo corte que nos puedan venir a la mente cuando empezamos a leerla. Al no excederse, igualmente consigue que el absurdo raye en la comedia, sin llegar a caer de lleno en el slapstick o en comedias de género spoof/parodia.
Como decía, el dibujo de la obra es de línea sencilla, muy limpio, con colores planos, narrativa tendente al estatismo y con un acabado extremadamente limpio. Este estilo ayuda mucho a mantener un tono más serio, mientras que al mismo tiempo aporta acertados contrastes entre los personajes y las tramas en las que se ven envueltas, que me han resultado muy divertidos. Habría estado bien que la obra contase con algún extra a modo de bocetos o de notas sobre la creación de los personajes y la historia, pero la edición viene solo con la historia, sin ningún añadido.
En defintiva, El rey de los caracoles es una propuesta sobre la investigación de una muerte relacionada con rituales satánicos, que bordea continuamente la línea entre la comedia y el drama o lo absurdo con lo paródico. Una obra bien realizada, con un planteamiento valiente y un acabado bastante compacto. Bien es cierto que con esas líneas argumentales, tal vez el desenlace se puede esperar algo más grandilocuente, pero es una historia que se puede disfrutar de principio a fin. Curiosa combinación de investigación policial con demonios viajes al infierno, resuelta inteligentemente y aderezada con un buen tratamiento de personajes.
Lo mejor: El que mantenga la identidad y la contención en todo momento. El dibujo de Sánchez le sienta francamente bien a una historia como esta.
Lo peor: Puedes quedarte con la sensación de que el final podría haber dado algo más de sí, sin que llegue a ser decepcionante en ningún momento.