Tras Crisis en Tierras Infinitas, hace ya casi treinta y cinco años, el Universo DC vivió uno de los mayores reseteos en la historia del cómic. Todas las series empezaron de cero, y a todos los personajes se les dio un nuevo origen. En algunos casos fue un origen totalmente nuevo, y en otros se limitaba a matizar, con mayor o menor intensidad, el origen clásico. Casi todos los personajes principales de la editorial protagonizaron una nueva historia fundacional, que siguió siendo canónica, salvo leves retoques, hasta la llegada de Flashpoint. Y entre el Batman: Año Uno de Frank Miller y David Mazzuchelli, el Hombre de Acero de John Byrne o la Wonder Woman de George Pérez vio la luz una serie limitada que presentaba el origen de Shazam. Hablamos de ¡Shazam!: El nuevo comienzo, de Roy Thomas y Tom Mandrake, uno de los escasísimos orígenes post-Crisis que no funcionaron.
Siete años después de ese arranque fallido, uno de los pocos que no fructificaron en una serie regular posterior, volvieron a intentarlo. Aprovechando la revisión de orígenes que se dio en Hora Cero, encargó una novela gráfica del personaje partiendo de cero a un autor de corte clásico: Jerry Ordway, que hasta unos meses antes había estado implicado en las series de Superman, un personaje con el que Shazam comparte muchas características. El poder de Shazam fue el éxito que necesitaba el personaje para terminar de afianzarse en el Universo DC.
Uno de los grandes errores que tuvo la serie limitada de Roy Thomas fue la oscuridad con la que se reescribió el personaje. En El nuevo comienzo, Sivana fue reescrito como un familiar maltratador de Billy Batson y su tutor legal tras la muerte de sus padres. Una oscuridad totalmente innecesaria y que poco tenía que ver con el trasfondo optimista y luminoso del personaje. Consciente de ello, Ordway acude a las raíces del personaje y reescribe su origen de una forma mucho más fiel a su esencia, haciendo una actualización del origen de 1940 de Fawcett Comics, adaptándola a los polémicos años 90 pero manteniendo un sabor clásico inconfundible.
En esta novela gráfica, Ordway nos presenta todos los elementos característicos que definen al personaje: la muerte de sus padres, el encuentro con el mago Shazam tras el viaje en el metro y la presentación de sus dos grandes némesis, Black Adam y el Doctor Sivana. Haciendo un cierto encaje de bolillos, consigue que todos estos elementos estén relacionados en una única historia. Los padres de Billy, Marilyn y Charles Clarence Batson -nombrado así en honor al creador del personaje, Clarence Charles Beck- son dos arqueólogos que trabajan en una excavación en el templo egipcio de Abu Simbel financiada por el millonario Thaddeus Sivana. Su ayudante, Theo Adam, sucumbe a la avaricia ante las joyas que encuentran en una tumba y asesina al matrimonio Batson allí mismo.
Ya tenemos, por tanto, un Billy huérfano, un Sivana reconvertido de científico loco a millonario influyente, siguiendo el mismo camino que Lex Luthor, su homólogo en los cómics de Superman, y una versión negativa con trasfondo egipcio. En menos de cien páginas, Ordway consigue presentar un origen, un entorno y un tono claramente definido para un personaje que aún no lo tenía.
El Capitán Marvel es, en la época en la que esta obra salió, la representación del espíritu de la Golden Age en la editorial. La JSA a mediados de los 90 estaba aún pegando bandazos, después de su exilio al Ragnarok de bolsillo en Los últimos días de la Sociedad de la Justicia de América de Roy Thomas y del fallido relanzamiento de Len Strazewski, de los Siete Soldados no se acordaba nadie y la Trinidad había ido evolucionando con los tiempos, así que es Billy Batson el personaje que encarna esos tiempos más clásicos, más inocentes, aunque actualizados al sentir de la época con ciertos toques grim & gritty, como tener a Theo Adam apuñalando y degollando gente. El tono de la historia es, a la vez, moderno pero con un toque inocentón. Los díalogos de Billy, hasta que aprende a usar sus dones, corresponden a los de un niño de su edad. Y el look Art Decó de Fawcett City ayuda a potenciar visualmente ese toque retro que la serie tiene.
El dibujo de Ordway es uno de los mejores trabajos de su carrera. Sigue teniendo todos los rasgos característicos de su estilo, pero está mucho más cuidado, mucho mejor acabado, y con un color que hoy en día puede que no parezca nada especial, pero estaba muy por encima de lo habitual hace veinticinco años, cuando salió a la venta.
Estamos, posiblemente, ante la historia definitiva del origen de Shazam. Ciertamente, en la continuidad existente en el Universo DC desde hace cinco años, el nuevo origen oficial es el narrado por Geoff Johns y Gary Frank (y recientemente recopilado por ECC en el tomo ¡Shazam! Di la palabra mágica), claramente inspirada en la obra de Ordway, revisitando prácticamente los mismos momentos aunque con un toque más oscuro. Pero aunque tengamos una obra más reciente disponible, nunca está de más revisitar una de las historias más importantes en la historia del personaje, más aún si está tan inspirada como ésta.
