El pez mágico es la primera obra larga y hasta el momento la única salida de los lápices de Trung Le Nguyen y este dato no es para nada accesorio. Pese a que en España nos han llegado antes algunas historias cortas suyas en antologías como Wonder Woman Black and Gold, Orgullo o Razorblades, fue El pez mágico la obra que lanzó a Trungles a la palestra y no es ni mucho menos de extrañar.

Como opera prima, El pez mágico se ve aquejada de un síntoma común en este tipo de obras. Trung Le Nguyen tiene montones de cosas que decir y volcar en su obra y no puede esperar a decirlas todas a la vez. Lo que no es tan habitual en estos casos es que estén tan equilibradas todas estas ideas, tan bien hilvanadas para que cada una apoye a las demás y tan bien dispuestas para que este cómic pueda ser leído por prácticamente todo tipo de público.

Y es que por más que recibiera en su día nominaciones a montones de premios y saliera en toneladas de listas de lo mejor de su año — algunas con prestigio a nivel multiversal como esta — cuando nos llega a España de la mano de Astronave, hay que presentarla de algún modo y me temo que cualquier intento de catchphrase o resumen nos va a dar una visión muy incompleta.

Si nos atenemos a lo que dice la editorial, El pez mágico es una obra dirigida para un público a partir de 12 años donde conocemos a Tién, hijo de inmigrantes vietnamitas. Al igual que ellos no terminan de dominar el inglés, a él le sucede lo mismo con el vietnamita, lo cual es un problema cuando quiere salir del armario y ni siquiera sabe cómo hacerlo en el idioma de sus padres. Será aquí donde juegue un papel decisivo el poder de las historias, los cuentos que comparte con su madre. A través de una serie de relatos no exentos de vínculos y semejanzas, unos conocidos como Cenicienta o La sirenita y otros no tanto, como Allerleirauh o Tâm Cám, asistiremos al viaje de Tién y al de su madre.

Y es que aunque sea necesaria una sinopsis a través de la cuál tratar de acotar y definir esta obra, hay mucho más aquí y tal vez en este caso delimitar no sea la mejor idea de hacernos una idea aproximada de lo que es esta obra. El pez mágico no sólo nos habla de la identidad sexual. El pez mágico nos habla de raíces, de barreras generacionales y culturales, de vínculos y herencias, de cómo la ficción moldea la realidad, de cómo la realidad define la ficción, de cómo la misma historia puede vestirse de distintos contextos, de lo multifacético y diverso de la historias y las personas… hay montones de ideas complejas en esta obra, pero no es ya tanto que estas ideas existan en ella, sino cómo se plantean y se alimentan entre ellas.

Resulta bastante sorprendente que un autor relativamente joven e inexperto como Trung Le Nguyen haga gala de una madurez y un oficio del todo impropios de su falta de veteranía. Hablamos de que El pez mágico es una obra juvenil que puede ser leída por un chaval de doce años, pero que está repleta de información, de símbolos y conceptos elaborados y es que quizá lo mejor de esta obra es lo bien trabajados que están los niveles de lectura. Hay muchas obras distintas que leer en el pez mágico y todas y cada una de ellas son igual de buenas a su manera.

La cantidad de niveles de lectura, la multitud de historias tanto a nivel textual como subtextual e incluso gráfico, apoyan además una de las tesis centrales del tebeo, que es como la historias engendran y permean otras historias, sean estas reales o ficticias. El pez mágico también nos habla de cómo la realidad y la ficción son muchas veces indisolubles, cómo es imposible entender la primera sin la segunda y viceversa. Y que mi perorata pseudointelectual no lleve a nadie a equívoco, el pez mágico es un cuento de cuentos y se nos narra como tal, tan llana, sencilla y mágicamente.

También muy por encima de la veteranía de Trungles está el despliegue artístico de El pez mágico. No es ya sólo el alarde de preciosismo gráfico que tenemos, sobre todo en las secuencias de los cuentos, con tintes del shojo clásico y el Art Deco y con especial mimo en los vestidos — con una importancia troncal a nivel simbólico — y los peinados. El Pez mágico está además repleto de pequeños detalles, de grafismos ajenos a la pura representación naturalista que, como sólo en los buenos cómics sucede, se integran y aportan drama y valor semántico a la narrativa. Trung Le Nguyen construye en esta obra una historia en tres tiempos: el tiempo actual, los flashbacks de la madre de Tién y el tiempo mítico de los cuentos y para cada uno define su propia paleta bitono, pero también por sus propios matices narrativos y no duda en usar estos signos de identidad para alternar tiempos e incluso simultanearlos en la misma página.

El pez mágico es una obra tan ambiciosa para un autor recién llegado que podría haber sido un absoluto desastre y en su lugar nos ha dado una pequeña joya y un nombre que por muy complicado de pronunciar que sea, haremos bien en aprendernos.