Es la hora de las tortas!!!

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Takoyaki de tebeos: el petaso de Flash

Todos conocéis a Jay Garrick, el primer Flash y miembro fundador de la Sociedad de la Justicia de América. Seguro que todos le reconocéis por el curioso sombrero plano y alado que siempre lleva, sombrero que muchos identificaréis como el de Hermes o Mercurio, los dioses griego y romano (respectivamente) del comercio (de ahí la palabra mercado) y protectores de los viajeros.

Pues bien, este sombrero tan curioso como poco práctico para llevarlo corriendo a gran velocidad tiene un nombre: petaso o pétaso. El petaso era un sombrero de ala ancha que usaban los viajeros y cazadores para protegerse del sol y la lluvia en las antiguas Grecia y Roma. Lo usaban también, junto con la clámide (capa corta y ligera), los efebos o adolescentes, de quienes Hermes también era el protector. Puede que la palabra clámide sea el origen de la clamidia, enfermedad de transmisión sexual que se da más entre jóvenes de ambos sexos de entre 14 y 24 años.

Para rizar el rizo en este takoyaki, el petaso también era para los romanos una paleta de cerdo hervida y salada con higos, que luego se freía y se sazonaba con salsa de pimienta.

petaso

En algunas vías elegantes o principales de la ciudad, bajo los pórticos donde se concentraban las tiendas más lujosas, abrían sus puertas las delicadas thermopoliae, cuyos escaparates (los oculiferium: aquello que entra por los ojos) exhiben para el deleite de los gastrónomos, los conocedores como Lúculo, las ostras de la Tarraconense, de Circeii o de Lucrino, criadas según las técnicas revolucionarias del ingeniero Sergio Orata; los aceites y vinos hispánicos, el jamón “salpresado (curado) del país de los Ceretanos, el petaso fresco (pernil) o lacón del país de los Genasios”, las trufas, los champiñones, la vulva de marrana, el atún español y los papahigos – todos ellos censados como productos de gran calidad en la gran Expositio totius mundi del año 494 en Roma- comentando mientras miran codiciosos el escaparate cómo habían llegado a pagar en el mercado 6.000 sestercios por un salmonete.

MAGIRICA: COCINA Y GASTRONOMÍA EN LA ANTIGUA ROMA, Juan Cartaya Baños

Así que ahí lo tenéis, si alguien os pregunta qué tiene que ver la velocidad con el tocino, ya sabéis la respuesta: el petaso.