El pequeño libro del rock es una serie de nombres, sonidos, riffs, estribillos, historias y anécdotas que se enlazan y se expanden en un torbellino cronológico. Es una parte de tu vida, una muestra de lo que te gusta (y lo que no) presentada en pequeñas instantáneas. Sin juicios, sin pontificar. Solo un instante tras otro de felicidad, de sensaciones breves pero intensas, de los recuerdos sonoros de un maníaco del rock. Un libro que se puede leer en orden o en desorden. Un libro que se escucha, y cuya banda sonora suena en bucle en el interior de tu cabeza.
NORMA ha publicado recientemente esta versión revisada y extendida del Pequeño libro del Rock original, con unas 50 páginas más, e incluso algunas de las originales redibujadas. En esta versión ampliada, Hervé Bourhis, dibujante y melómano empedernido, da un repaso a alrededor de 100 años de historia del Rock & Roll, desde la invención de la primera jukebox hasta 2019.
Con caricaturas de solistas y bandas, y recreaciones de algunas de las portadas más icónicas de la historia del rock, Bourhis se pone serio a partir de 1950, y empieza a bombardear con nombres, datos y fechas igual que hizo en El pequeño libro de la Black Music, picoteando aquí y allí de las diversas ramas que brotan del tronco del rock and roll: el pop-rock, el folk-rock, el heavy, el progresivo, el glam… Sin embargo, al contrario que en el volumen anteriormente mencionado, es el propio Bourhis quien hace los dibujos, y no se le da del todo mal, aun sin ser un dibujante destacable. Este Pequeño libro del Rock no es un cómic propiamente dicho sino una sucesión de viñetas con nombres, datos y anécdotas para enriquecer un poco el nivel cultural musical del lector. O para que el autor se tire el pisto alardeando de cultura musical él mismo. Pero dudo mucho que Bourhis tenga toda esta información en la cabeza, y no hay ninguna página con bibliografía al final del libro, así que sólo se me ocurre una fuente: wikipedia.
Bourhis y yo somos de la misma generación (dos años de diferencia), y aun siendo ambos europeos, no crecimos escuchando la misma música. Y del mismo modo que este libro no pretende tener intención académica ni didáctica, peca en muchos momentos de excesiva subjetividad. Por ejemplo, se dedican páginas enteras a artistas que tuvieron un breve momento de gloria (Pete Doherty, por amor de Dios, más conocido por sus excesos que por su música), mientras que grupos de mayor éxito y largas carreras musicales como Dire Straits, o Status Quo son directamente ignorados. Y es un crimen que siendo un autor francés ni siquiera mencione a Johnny Hallyday, el Elvis Presley francés. De un grande como Rod Stewart sólo se habla para citar una declaración suya sobre el consumo de cocaína vía rectal… ¡de 2012! ¿Despiste del autor u ostracismo consciente? Puedo entender que 70 años de rock dan para mucho, y que no se puede dedicar demasiado espacio a cada estrella, pero hay aquí omisiones imperdonables. Por otro lado, yo soy de esos que apenas ha escuchado nada publicado en el siglo XXI, salvo unas cuantas excepciones (la playlist de mi móvil es buena prueba de ello). Por ello, la lectura de este tomo empezó a hacérseme plomiza llegados los 2000, y empecé a pasar páginas en piloto automático: demasiado grupo desconocido, demasiado postureo y demasiada estrella fugaz para mi gusto. Eso no quita que la parte del libro dedicada a la segunda mitad del siglo XX haya resultado de lo más instructiva, y haya despertado mi curiosidad en lo referente a un par de artistas a los que he de prestar más atención. Pero hoy no. Mañana.
Pese a haber escuchado más rock que otra cosa en mi adolescencia (siempre renegué del pop), me ha costado empatizar con la sensibilidad musical de Bourhis. El punto fuerte de este Pequeño libro del Rock no es el aspecto gráfico, precisamente, puesto que las caricaturas que aquí aparecen son en su mayoría copias o calcos de fotos de los artistas. Y no son caricaturas muy logradas, a decir verdad. Sin embargo, este libro puede estar más en sintonía con lectores que se hayan mantenido más fieles a este género a lo largo de los años, y de esta manera el pasar de las páginas haga resonar alguna melodía en su cabeza.