Es la hora de las tortas!!!

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El niño gusano, de Hideshi Hino

El niño gusano, de Hideshi Hino
Guion
Hideshi Hino
Dibujo
Hideshi Hino
Formato
Rústica. 13 x 18 cm. 212 páginas. B/N
Precio
11,50€
Editorial
La Cúpula. 2022
Edición original
毒虫小僧 Dokumushi Kozō (Soubisha)

Impone un poco a estas alturas hablar de El niño gusano, de Hideshi Hino. De acuerdo que no hace tanto que lo pudimos ver por nuestros lares por primera vez y por más que Hino la publicara en 1975 en su país de origen, no es hasta 30 años después que nos llega de la mano de La Cúpula. Demasiado tiempo se nos ha negado el talento de uno de los autores más influyentes de toda la historia del manga y figura clave del terror japonés. No es de extrañar que desde 2005 ya sean 6 las ediciones que nos ha brindado La Cúpula… y las que aún quedarán.

El niño gusano, de Hideshi Hino

Y es que por encima de Panorama infernal, La enfermedad de Zoroku, El hijo del diablo o Teatro escalofriante, El niño gusano sigue siendo la obra más popular y tal vez la más emblemática de uno de los primeros grandes maestros del terror. Cierto que, como con todos los géneros el maestro Tezuka ya había metido antes la patita en obras como Cráter y, por supuesto, Shigeru Mizuki es quien puso la bases de las que aún sigue bebiendo el terror japonés, pero tras el pionero Mizuki, es Hideshi Hino quien le da la forma de la que beberán Junji Ito, Shintaro Kago o Suehiro Maruo. Cierto que comparte podio como rey del terror con Kazuo Umezu, pero la parte más malsana e inquietante del género en Japón proviene de Mizuki.

El niño gusano nos cuenta la historia de Sampei Hinomoto, un niño distinto de los demás, poco sociable, introvertido y de aficiones solitarias, el típico niño que es el objetivo de abusones. Podría ser una especie de Peter Parker si no fuera porque en Japón ser un empollón con buenas notas es signo de popularidad y éxito, pero tomémoslo como ejemplo de marginado que un día es picado por un bicho singular. Al contrario que su sosías americano, Sampei iniciará una transformación que es un descenso a los infiernos, con más en común con La Metamorfosis o Frankenstein que con Spiderman.

El niño gusano, de Hideshi Hino

Como bien sabe Hino, asustarnos sirve al fin y al cabo para removernos por dentro y descubrir y mirar en rincones insospechados de nuestra alma, lo cual hace del terror uno de los géneros ideales para hablarnos de nosotros mismos. En el niño gusano, Sampei tan solo es un niño que no encaja en el rígido sistema social donde vive. La férrea competición desde el colegio por ser los más listos, los más fuertes y más populares marca la vida de los japoneses de un modo que no podemos llegar a entender del todo en occidente. Con su humor negro habitual resulta tan gracioso como inquietante el momento en que el hermano mayor de Sampei se queja de sus gritos de agonía porque así no hay quien pueda estudiar o su padre le echa la bronca por poner el suelo perdido convertido en gusano. Hino trata con tal rotundidad y falta de dobleces los límites a los que llegará su familia por mantener las apariencias y aspiraciones que resultan aún más inquietantes, como si fueran la opción que cualquiera tomaría.

Sampei se siente feliz junto a los marginados y abandonados, rodeado de los desechos de la sociedad, de lo que nadie quiere y es ahí donde descubre la verdadera libertad. No sería extraño ver algún tipo de alegoría de lo que es salirse del sistema en Japón, una sociedad mucho más implacable que la occidental con los que no se ajustan al modelo y sobre todo una sátira despiadada a la línea recta aspiracional japonesa, de la falsa meritocracia y las apariencias. Pero amigos, esto es terror y es Hideshi Hino y aquí no va la cosa de buenos y malos, porque El niño gusano también explora nuestra rabia y violencia interiores, que acecha dentro de nosotros incluso al margen de la sociedad. Libres de reglas y presiones sociales, los seres humanos no dejamos de ser seres humanos y la sociedad no deja de provenir de nosotros mismos y nuestras imperfecciones y mezquindades. Hideshi Hino no parece especialmente piadoso ni optimista con el espíritu humano. Lo que en un momento parece un canto a la libertad y a la ruptura con la tiranía de las reglas y el sistema se termina convirtiendo en algo mucho más oscuro.

El niño gusano, de Hideshi Hino

Las esquinas oscuras de la condición humana de las que habla El niño gusano estaban ahí en 1975 y siguen ahí ahora y es por eso por lo que esta obra no envejece y edición tras edición seguirá removiendo esos rincones en todos aquellos que descubran la obra.