Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El Ministerio del Tiempo: Mi tiempo se agota

El Ministerio del Tiempo: Mi tiempo se agota
Guion
Janier Olivares, Pablo Lara
Dibujo
Jaime Martínez
Color
Santiago Ramos
Formato
Cartoné, 128 páginas
Precio
19.95 €
Editorial
Evolution Comics. 2018

Hablemos claro: El Ministerio del Tiempo es la mejor serie de la historia de la ficción española. Es una serie que lo tiene todo: unos guiones inteligentes que no presuponen que el espectador sea tonto, unos actores que en la mayoría de los casos hacen unos trabajos impecables, personajes bien escritos, un uso de nuestra dilatada historia respetuoso a la vez que creativo pero no documental… y además es una serie de ciencia ficción (en serio, ¿qué pasa en este país con la ciencia ficción? ¿por qué no se explora más este género?). Todo apunta a que debería ser uno de los grandes éxitos de TVE, ¿no?

Pues no.

Pero no porque la serie no tenga calidad, que la tiene. O la ha tenido, vamos, que a día de hoy no sabemos en qué punto se encuentra. No ha tenido éxito porque ha sido una serie tremendamente maltratada por una televisión pública con menos vista que Rompetechos. Emisiones tardías que hacían que los espectadores que madrugábamos al día siguiente no la pudiéramos ver y tuviéramos que recurrir a TVE a la carta, retrasos en el estreno, cambios de horario, cambios de día, parones de varios meses… todo para dar visibilidad a productos como Operación Triunfo o al impresentable antivacunas del Cárdenas.

A día de hoy, los seguidores de la serie no sabemos a qué atenernos. Las dos primeras temporadas fueron estrenadas en febrero, la tercera en junio. Estamos ya terminando agosto y no hay noticias de renovación, de cancelación… el tan desesperante silencio administrativo, vamos. Pero todo indica a que TVE está haciendo un “no me llames tú, ya te llamo yo si eso” y no tiene intención de seguir. Si la serie va a ser cancelada, será renovada por la nueva gerencia o será transferida a una cadena privada (¿alguien ha dicho Netflix?) es algo que a dia de hoy no sabemos y puede que sigamos sin saber. Así que los ministéricos nos tendremos que conformar con productos transmedia como el cómic, la novela o los videojuegos, que aunque están francamente bien, no son lo mismo.

ministerio mi tiempo se agota

Mi tiempo se agota

Llega la segunda temporada del cómic y mantenemos a Jaime Martínez al dibujo pero cambiando todo el resto del equipo creativo. Nos despedimos del Torres y de Desiree Bressend, responsables de la primera entrega, Tiempo al tiempo, y damos la bienvenida a bordo a Javier Olivares, cocreador de la serie, y Pablo Lara, guionista y productor de la misma. Así, teniendo a los responsables de la serie al frente, este nuevo cómic pasa de ser un spin off a casi un capítulo más de la misma.

Ambientado en los primeros momentos de la tercera temporada, Mi tiempo se agota está protagonizado por Lola Mendieta, ese personaje que ha ido ganando interés y protagonismo poco a poco hasta incluso superar en aprecio del fandom a alguno de los miembros de la patrulla protagonista original. No, a Alonso de Entrerríos no, pero es que es difícil molar más que Alonso.

Así, la Lola moribunda, postrada en cama por el cáncer que le provocó el americano vórtice de Darrow, recuerda junto a su hija dos de las misiones en las que se vio involucrada en el pasado. Una le llevó junto a Blas de Lezo. La otra junto a Emilio Herrera. Un militar y un científico, dos figuras que, aunque aparentemente opuestas, tienen mucho más que ver de lo que parece inicialmente.

Blas de Lezo, el gran impulsor de la investigación submarina británica, el militar al que se le atribuye la frase “Todo buen español debería mear siempre mirando hacia Inglaterra” y que llevaba la estrategia naval en las venas, fue un hombre entregado en cuerpo y alma a su trabajo y a su patria. Participó en el asedio de Barcelona y tomó Mallorca durante la Guerra de Sucesión, limpió de piratas la costa de Perú, reconquistó Orán y defendió Cartagena de Indias contra un ejército inglés que cuadruplicaba sus fuerzas… y fue despreciado por los políticos de su época.

Emilio Herrera fue un coronel, ingeniero, aviador y científico. Entre sus logros está el diseño de la escafandra estratonáutica, un traje presurizado que fue el principal antecedente de los trajes de astronauta, la fundación del Laboratorio Aeronáutico de Cuatro Vientos, la elaboración de un plan para enviar una misión tripulada a la Luna en 1932, y realizó múltiples estudios sobre relatividad, antimateria y espacios n-dimensionales. Aunque era de ideas conservadoras, se mantuvo leal al Gobierno de la Segunda República al inicio de la Guerra Civil. En 1967, año en el que falleció en el exilio en Ginebra, intentó lograr una reconciliación nacional, pero como leal a la República y miembro del gobierno en el exilio, fue despreciado por los políticos de su época.

Vemos un patrón aquí, ¿verdad?

Los autores

Se nota un cambio en los lápices de Jaime Martínez. Uno de los peros que se le pusieron a su trabajo en Tiempo al tiempo fue que estaba más preocupado por hacer un dibujo casi fotorrealista que por la narrativa. En esta nueva entrega ha corregido ese problema y estamos ante unos lápices notablemente más dinámicos, con unas viñetas en las que se aprecia mucho más la acción que en la primera parte, pero en cambio el dibujo es mucho menos detallado, menos preciosista que en la primera entrega.

El guión está mucho más cercano al espíritu de la serie en este segundo volumen. No en vano, aquí tenemos al creador de la serie y a uno de sus guionistas habituales jugando con sus propios juguetes. Estamos mucho más cerca de lo que podría haber sido un capítulo de la serie (o una película de más presupuesto, por qué no soñar) que en el anterior volumen, que tenía un cierto regustillo a fanfic que aquí no hay. Por otro lado, hay que reconocer que El Torres y Bressend son habituales del medio  gráfico y firmaron un producto mucho más ágil al tener un dominio del medio que Olivares y Lara no tienen.

En resumen…

¿Merece la pena Mi tiempo se agota, entonces? A ver, yo diría que sí, pero la sensación final que deja depende de si llegas aquí como ministérico o como lector de cómics. Es una mejor historia del Ministerio que Tiempo al tiempo, es más canónica en el uso de personajes y en el tono de la historia contada, pero a la vez es un cómic menos logrado que el anterior. Desde luego, lo que sí hace es mantener vivo el recuerdo de una serie que debería haber vuelto ya y por la falta de visión y la injusticia de unos jefes incapaces sigue perdida en el limbo.

De qué me sonará a mí eso.