Tal vez os acerquéis a esta reseña atraídos por esa bruja de la portada que habéis visto en otras ocasiones, pero no conocéis bien la obra de Simon Hanselmann. Tal vez tampoco sepáis que este es el quinto libro de la serie Megg, Mogg y Búho y ni siquiera sepáis quién es su autor. Si ese es el caso, me permito incluir un vídeo con una de las últimas entrevistas que ha concedido en nuestro país, concretamente en el programa de Movistar Cero La Resistencia:
Si pensáis que estáis ante un loco o ante un caradura, tal vez tengáis razón, pero a su vez es uno de los autores underground más talentosos de su generación, y su obra utiliza la transgresión como provocación, impacto… y terapia. La vida de Hanselmann no ha sido fácil, creciendo en una de las zonas más deprimidas y con mayor criminalidad de Australia, en el seno de una familia con una madre heroinómana que se buscaba la vida de la mejor manera que podía. Su adolescencia va de la depresión al consumo de estupefacientes y cuando por fin abandona su hogar comienza a volcarse en el dibujo y a realizar algunos fanzines y en 2012 comienza a publicar en su Tumblr algunas historietas en las que realiza una versión trash de los personajes de la serie de libros infantiles Meg y Mog pero con un tono absolutamente opuesto. Aquí Megg y Mogg (y posteriormente Búho) son personajes que intentan sobrevivir a costa del subsidio por desempleo, y con una afición por todo tipo de drogas y malos hábitos.
El mal camino es el quinto libro recopilatorio de la serie, después de Hechizo total, Hail Satan!, Melancolía y Bahía de San Búho (que fue el segundo en salir y que le valió una nominación a los premios Ignatz). El libro comienza con un pequeño resumen de lo sucedido hasta el momento, de hecho con un pequeño guiño friki, ya que denomina esa primera sección en formato cómic con un resumen muy condensado como “Grand Design” que como muchos sabréis son esa línea de cómics que ha promovido Ed Piskor donde se resumen etapas completas de series en un cómic de manera cronológica. En España Panini publicó ya los dos primeros tomos de La gran novela de la Patrulla-X (X-Men Grand Design).
Una vez hemos puesto un poco en situación a los que lleguen a esta reseña sin conocer nada de esta serie, comentar que las historias de Megg, Mogg y Búho tienen un tono de comedia negra, macabra más bien. La serie trata el consumo y la adicción a las drogas, el sexo más salvaje y el buscarse la vida de cualquier manera (literalmente). Ese tono tan excesivo busca la carcajada macabra, pero por otro lado (y eso es lo que engrandece la obra) oculta una historia muy dramática: Aunque Hanselmann haya creado ese personaje excesivo, que lo mismo se quita los calcetines en una entrevista en TV que acude a firmas travestido como mujer, en realidad nos está contando su durísima historia. En algunas sesiones de firmas ha acudido disfrazado de Megg porque él es Megg, y como vemos en este cómic, tenía que convivir con una mujer que traficaba con drogas, consumía y no le preocupaba en absoluto el camino que pudiera llevar su hija/o. En este El mal camino, con los personajes más que asentados y presentada su relación entre ellos, ya muestra directamente cómo se rebajarán y hasta qué punto son capaces de llegar para mantener el subsidio, y comienza el reencuentro de Megg con su madre heroinómana y su familia. La obra tiene un tono lento y muy depresivo, pero consigue mantener la atención continuamente, y no os extrañéis si empezáis a leerlo y os dais cuenta que habéis llegado al final y seguís con ganas de seguir leyendo más.
Hanselmann usa una plantilla fija de 3×4 viñetas, con un dibujo cada vez más firme y limpio, y con unos escenarios bastante detallados. A Búho lo perdemos de vista en este tomo, después de abandonar el piso, y la pareja deberá compartir piso con WW Jones (Werewolf, hombre lobo). Megg acaba de romper con Moco y los fugaces reencuentros con ella serán muy duros, y a su vez la relación de Megg con Mogg se verá cada vez más comprometida. Todo parece encaminarse hacia el mal camino…
En definitiva, El mal camino.
Uno de los mejores trabajos de Hanselmann, muy duro, y reflexionando sobre las relaciones familiares, no solo de Megg con su madre, enferma, sino también la de Mogg, que se niega a recurrir a su familia para conseguir ayuda económica y que tal vez tenga que acabar superando sus propias reticencias para conseguir vivir sin tener que «rebajarse» a trabajar como cualquier persona normal. No es imprescindible haber leído todo lo anterior para poder disfrutarla, entre el resumen que incluye y que pronto te pones al día con cómo es cada uno de los personajes. Una obra que oculta temas muy profundos y serios bajo una fachada de humor negro que no consiguen engañar al lector. Y lo mejor de todo es que te queda la impresión de que es lo que el autor estaba buscando desde el principio…
Lo mejor: El humor macabro. Lo duro que es lo que está contando en el fondo. Cómo consigue enganchar al lector con una narrativa y un tono de la historia tan aparentemente depresivo.
Lo peor: Reflexionar sobre hasta qué punto el personaje de Hanselmann es real o es un mecanismo de autodefensa, sabiendo lo que sabemos.
