Tres meses después del lanzamiento del primer tomo de El Invencible Iron Man de David Michelinie, John Romita Jr. y Bob Layton dentro de la nueva línea Obras Maestras Marvel, ha salido a la venta el segundo. El tercero y último está programado para noviembre, y a este ritmo parece que esta línea nos dará etapas clásicas completas en un plazo de tiempo bastante reducido. Vamos a ver qué nos encontramos por aquí.
Argumentalmente, seguimos en la línea del tomo anterior, como corresponde a unos tebeos publicados en plena Edad de Bronce, en una época en la que las obras que traerían vientos de cambio al medio no habían empezado a publicarse aún. Así, tenemos historias autoconclusivas, y alguna de hasta tres números. Los antagonistas en estas historias son en su mayor parte personajes de segunda -no es que el Invencible Iron Man tenga precisamente la galería de villanos más carismática del medio- con personajes como Temerario, el Hombre de Titanio, Endotermo, el Espía Maestro, Madame Máscara, Solturión o alguno de usar y tirar como el Devorador. Aunque son historias típicas de superhéroes, entretenidas y sin pretensiones, no hay ninguna que resulte especialmente memorable. Quizás las historias más destacables son una invocación a un demonio vía ordenado y un intento de curar a Hulk, en el que se juega con la idea de desórdenes de personalidad múltiple, aunque aún no se había establecido como canónica esa característica. O incluso la presentación de una nueva armadura con la que Tony Stark puede viajar al espacio. En ese aspecto, no estamos ante unos tebeos que hayan cambiado el medio, ni siquiera al propio personaje protagonista, como sí lo hizo El demonio en la botella.
En el plano artístico, entramos en una época de inestabilidad en el puesto del dibujante. Los dieciséis números de este tomo se reparten entre nada menos que seis dibujantes, entre los que destacan cinco de Bob Layton como autor completo, otros cinco de Jerry Bingham, y tres y medio de John Romita Jr., que se había ausentado durante catorce números, época en la que empezó a dibujar de forma regular Amazing Spider-Man, la que posiblemente sea la serie más importante de toda su carrera. Al igual que ocurre en lo argumental, el dibujo es correcto, sin estridencias, pero sin nada que nos vuele la cabeza. Ni para bien ni para mal.
Procede, sin embargo, un pequeño tirón de orejas a Panini en la edición de este tomo. El villano que protagoniza la primera historia se llama en inglés Dreadnought. Esa palabra significa Acorazado. En la primera edición en castellano, la de Surco, se le llamó Acorazado. En la segunda, de Fórum, también fue Acorazado. Pero en la Biblioteca Marvel, inexplicablemente, se le llamó Temerario, y es la traducción que se mantiene en este Obras Maestras. ¿El motivo? Dread significa temor, así que posiblemente ahí está el origen del error. Un error que no debería haberse producido en una edición de lujo como la que tenemos entre manos.
Decíamos en la reseña del primer tomo que se suele hablar de esta etapa como la más destacable del Vengador Dorado desde la creación del personaje hasta la llegada de Warren Ellis. Uno pensaría que, siendo así, se habría editado una buena cantidad de veces y… la verdad es que no es así. Los primeros números del tomo anterior no habían sido publicados en color en castellano hasta nada menos que treinta y cinco años después de su publicación original. Este tomo arranca con el material de la breve serie de 1983 de Surco y termina con las primeras grapas de Fórum de 1985. Hubo un intento de reedición de esta etapa por parte de Fórum precisamente en Iron Man: Los años perdidos, que aspiraba a recoger los números inmediatamente anteriores a la serie regular, pero sólo llegó hasta el 130 americano, cancelándose en el segundo tomo y quedando a falta de nueve números de conseguir su objetivo. No hay una edición coherente y uniforme de estos números hasta la edición de Panini en los tomos de Marvel Gold en tapa blanda, publicados en 2013. Para ser una etapa tan reputada, la aceptación popular que ha tenido en castellano es más bien escasa.
Esta edición en Obras Maestras Marvel llega diez años después de la de Marvel Gold y supone el siguiente paso en calidad editorial, ya difícilmente mejorable. Estos tres tomos tienen el papel ideal para la reproducción de clásicos de la época, con una extensión suficientemente amplia como para tener una cantidad de lectura más que generosa pero no tanto como para que resulte incómodo, y con una sección de extras representativa e interesante pero no tan extensa como para ser relleno innecesario del tomo. Aunque el material no pase de correcto, la edición es impecable, salvo el fallo de traducción previamente comentado.
La parte central de esta dilatada etapa del Invencible Iron Man está marcada por la falta de un dibujante estable, pero ese error desaparece ya en los números finales: John Romita Jr. volvería para la práctica totalidad de los números que quedaban antes del cambio de equipo creativo. Aún así, tenemos una impecable muestra de tebeos de una época en la que se hacían para entretener y pasárselo bien, y no para intentar cambiar la historia y vivir en un más difícil todavía constante.