El invasor es una obra que nos llega de la mano de Astiberri, en la que sus dos autores, José Antonio Pérez Ledo y Alex Orbe, nos retrotraen al fatídico inicio de la pandemia del SARS-Cov2. La historia no es previsible, y juega con el lector, presentando personajes y escenas que harán pensar que vamos a ir por un camino, para luego sorprenderte con el verdadero mensaje de la obra, con un importante peso social, intentando visibilizar ciertos sectores y sus circunstancias.
El libro nos presenta a Carol, una mujer que trabaja como Mistery Guest de hoteles de lujo, a los que acude de incógnito para valorar los servicios y las instalaciones. De vuelta de una de sus valoraciones, se desata la pandemia en España, y Carol recibe la llamada de un hospital donde han ingresado a su padre. Extrañada por saber quién avisó a los servicios sanitarios vuelve a casa de su padre, donde descubrirá que su vida últimamente era algo diferente a lo que ella pensaba.
Cuenta el guionista que se inspiró en una visita de su pareja a un centro de Formación Profesional, donde conoció la vida de muchos jóvenes inmigrantes que estudiaban durante el día, buscándose la vida por la tarde y noche, llegando a tener que mendigar la gran mayoría de ellos. Esa realidad, oculta para la gran mayoría de personas, sirvió para imaginar esta historia en la que una persona «normal y corriente» acaba cruzándose con una de estas personas que viven el día a día, sin intención de hacer daño a nadie y buscando solo una manera para subsistir sin más y buscarse un futuro.
La obra puede verse también como un «revival» de lo que fue el año 2020 para la mayoría. Como medicina gráfica tiene un interés meramente a modo de crónica de lo que fue sucediendo paulatinamente a partir del mes de febrero de 2020, pero eso se emplea como un escenario que ambienta la historia, tan solo sirve como excusa para mover las piezas de la historia que pretende contar el guionista. Es un movimiento inteligente, aunque tal vez pese demasiado el carácter casual de un tema como el de la pandemia, puesto que tengo la sensación de que se podría haber aprovechado más el tema de la limitación para acompañar a los familiares en aquellas circunstancias, y más con el corte tan social que tiene la obra. La caracterización de personajes es otro de los puntos fuertes, aunque creo que el personaje de Carol, a la que se muestra como una mujer fría y solitaria queda tal vez excesivamente distante. Tiene sentido, puesto que imagino que se pretendía buscar un contraste con el personaje de Omar, aunque al final corre el riesgo de caer algo antipática.
El dibujo de Alex Orbe es muy limpio, con un toque cercano al cartoon. Se le nota su experiencia con el cómic infantil y la animación, puesto que tiene una narrativa muy directa y con un trazo que se centra en lo importante, eludiendo detalles que puedan distraer la atención. Utiliza bien los grises para entramar y sombrear el dibujo, y sabe aportar algunos recursos gráficos inteligentes para potenciar la sensación de soledad de los protagonistas. Una vez descubres el verdadero tono de la obra, puede dar la sensación de tener un estilo algo inadecuado para una obra tan intimista, pero tengo que reconocer que me acabó funcionando perfectamente, gracias a un acabado muy correcto y el uso de los recursos visuales precisamente en su beneficio, sabiendo que el lector puede percibir el tono más «infantil», por lo que ha sido uno de los aspectos que mejores sensaciones me ha provocado.
En defintiva, El invasor es una obra intimista y que pretende visibilizar a personas que tienen su propia historia, su lucha y batalla, y a pesar de todo siguen siendo considerados como invasores. El título de la obra juega con un aspecto particular de la historia, pero con el doble sentido de la inercia social de pensamiento que se tiene con respecto a este tipo de personas. Una historia centrada en personas tan diferentes en sus vidas como cercanos en la soledad, en un caso autoimpuesta, en otro a la fuerza. Esta es una de esas obras que se leen y dejan una sensación de no haber leído nada especial, pero sin embargo deja un poso de reflexión que invita a darle vueltas a algunos temas que pueden ser bastante beneficiosos.
Lo mejor: Lo curiosamente bien que funciona el estilo de dibujo. Es interesante que se aborden temáticas como esta para intentar cambiar un poco nuestra sociedad en algunos aspectos.
Lo peor: Creo que el Covid podría haberse utilizado mejor para la historia. Me ha faltado un poquito más de «punch» en la historia.