Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El inmortal, de Carlos Giménez

El inmortal, de Carlos Giménez
Guion
Carlos Giménez
Dibujo
Carlos Giménez
Formato
Cartoné. 30 x 23 cm. 80 páginas. B/N
Precio
17,90€
Editorial
Reservoir Books . 2021

Carlos Giménez ha cumplido 80 años, más de 60 de los cuáles ha dedicado a dibujar tebeos, tal vez más de 70 por más que no fuera de modo profesional si hacemos caso a la pasión de sus trasuntos en Paracuellos o Barrio. Si con su venerable edad, aún sigue creando obras como El inmortal, es que dibujar tebeos para él es mucho más que una profesión. Es una forma de vida y probablemente ni conciba que pueda haber otro modo de vivirla.

El inmortal, de Carlos Giménez

Sin apenas duda, Carlos Giménez es el maestro vivo más grande de la historieta española y cuando uno llega a este punto, todo lo que sale de sus manos destila la maestría del autor, pero eso no quiere decir que todo lo que salga de sus producción sean obras maestras. Maticemos, en realidad sí lo son en cuanto que todas sus obras son el trabajo de un absoluto maestro, con las señas de identidad, nivel de depuración y riqueza que solo alguien así puede dar. Sin embargo, no todas sus cómics necesitan ser trabajos hercúleos de dimensiones titánicas que marquen canon. Hay obras más pequeñas y modestas, que si bien mantienen todas las virtudes y sabiduría de su autor, operan en una escala menor porque incluso Wagner escribió obras que no eran grandes y aparatosas óperas.

El inmortal es una de esas obras modestas, pero exquisitas del autor madrileño. Con su característico estilo autobiográfico (o no), nos cuenta la historia de Homobono Santos Casas, un médico jubilado tan proclive a la hipocondría como a las historias extravagantes, con las que regala al trasunto de turno de Carlos Giménez en las visitas a su estudio. Un día, según parece, tendrá un encuentro con unos alienígenas a los que pedirá la inmortalidad en pago a cambio de unos favores. Sin embargo, antes de concedérsela, le dejarán echar un vistazo al futuro.

El inmortal, de Carlos Giménez

El inmortal es una de esas obras de la última época de Giménez como la trilogía del Crepúsculo, Punto final o Mientras el mundo agoniza con un cariz predominantemente pesimista. Incluso cuando, como en el caso de El inmortal, se hace con humor, la visión del futuro de Carlos Giménez no es halagüeña. De acuerdo que hay que tener en cuenta la edad del autor y que su punto de vista sobre determinados temas no es especialmente vanguardista. Es perfectamente comprensible que a un hombre de la posguerra le resulten algo ajenas cuestiones como la identidad de género, el feminismo, el independentismo o la privacidad en la era de las redes. Sin embargo y pese a una cierta visión conservadora (que nunca sabremos si es de Homobono o de Carlos Giménez), su crítica siempre es respetuosa y desde el humor y la hipérbole. Aun con eso, el espíritu de anecdotario con el que reviste desde el principio El inmortal, ayuda a no meterse en camisas de once varas, tomar los detalles como detalles y disfrutar una obra ligera de humor sin por ello renunciar a ese poso de pesimismo sobre el futuro en el que Carlos Giménez ha volcado la obra de los últimos años.

Por momentos uno se imagina esta obra de humor, absurdo absurdo en muchas ocasiones y muy negro, dirigida en cine por el desaparecido José Luis Cuerda, como una especie de secuela espiritual de su famosa trilogía.

El inmortal, de Carlos Giménez

Historias más grandes y más pequeñas, de todo hay en la tremenda y prolífica carrera de Carlos Giménez, pero todas ellas, sean historias mejores o peores, más o menos trascendentes o interesantes, ambiciosas o ligeras tienen algo en común y es que están contadas con esa categoría que el talento y la experiencia le otorgan. Incluso en obras como Paracuellos, que son grandes recopilaciones de tiras individuales, Carlos Gimemez tiene algo en cómo las cuenta que te puede tener leyendo horas sin darte cuenta. Si uno mira sus dibujos, nadie lo diría en un primer vistazo, ya que están repletos de información: montones de personajes coreografiados en la misma viñeta, fondos abigarrados… y, sin embargo, hay algo en su forma de componer cada viñeta, de relacionarla con la anterior y la siguiente o en su forma de concebir las páginas que hacen que te bebas cualquier cosa que dibuje. Si además, como es el caso de El inmortal, son tan solo 80 páginas, incluso sabe a poco.

En resumidas cuentas, El inmortal es una obra relativamente pequeña, pero llena de grandeza con una visión un tanto gruñona y carca, pero rezumante de humor, mala leche y maestría. Una obra que incluso siendo fruto de la imposibilidad física de retirarse del autor (estoy seguro que de hay alguna ley universal que contradeciría si lo hiciera), hay que considerar un nuevo regalo que nos hace a sus seguidores.