Al terminar el los números del tomo anterior, Bob Harras, el por aquel entonces editor de Hulk, abandona el barco, entra Bobbie Chase en su lugar y es como si Peter David hubiese perdido la cabeza. Tras rescatar a una serie que se hundía y una vez parecía haber dado con la fórmula, decide dar un salto de tres meses en el tiempo para mostrarnos a Hulk como un matón trajeado de Las Vegas sin rastro de Betty, Rick ni nada de lo anterior. Por si fuera poco, en los números de Marvel Héroes. El increíble Hulk de Peter David 2. Perdido en Las Vegas prescinden de aquel emergente Todd McFarlane para darle los lápices a Jeff Purves.
Purves, que venía del mundo de la animación. Se estrenaba aquí como dibujante de cómics y lo que es aún más curioso es que al terminar esta etapa nunca jamás ha vuelto a dibujar un cómic, dedicándose por completo a una fructífera carrera en animación. Si el shock por el cambio argumental y de estatus no era baladí, el cambio gráfico es todavía más brusco. Purves tiene un estilo en las antípodas de ese McFarlane con gusto por las splash pages y el espectáculo. Francamente, Purves tenía un estilo muy poco atractivo y aunque no tuviera grandes flaquezas, en el aspecto narrativo tampoco es que fuera nada destacable.
Podemos sumarle además que, tal como sucedía en el tomo anterior, el baile de entintadores no hizo demasiado por estabilizar el look & feel de esta etapa y cuando por fin parecía empezar a funcionar todo en la simbiosis que estaban alcanzando Purves y Marie Severin, llegamos al final y cambiamos de dibujante.
Con todo esto, podríamos vaticinar lo peor, pero pese a que es cierto que a etapa correspondiente a El Increíble Hulk de Peter David 2 no es de la mejor valoradas del largo periplo de PAD con el gigante esmeralda (gris en estos precisos momentos), sorprendentemente las ventas se mantuvieron y la creación de Mr. Fixit ha sido uno de los momentos más influyentes que haya podido tener Hulk en su historia.
Y es que aunque hay que acostumbrar la vista al dibujo de Purves, Peter David está aquí en uno de sus mejores momentos. Pese al borrón y cuenta nueva, el misterio de cómo hemos llegado hasta ahí, qué ha sido de Banner y qué se cuece en Las Vegas nos mantienen enganchados el tiempo suficiente y si no, nunca está de más recurrir a viejos trucos. Tendremos así un cruce con Web of Spiderman, que por aquel entonces también escribía PAD o un combate con la llamada “Cosa piña” noventera en un cruce con los 4F de Englehart y Pollard. Aunque joven, Peter David ya era perro viejo y estos cruces además de como gancho, sirven para empezar a hacer interactuar a este Joe Fixit en el mundo del viejo Hulk. Tras esto se irá introduciendo en El Increíble Hulk de Peter David 2 más mitología del gigante verde, como el mundo de Jarellla, Glorian o el Conformador de mundos y, poco a poco, después tendremos la vuelta de Betty y Rick para concluir con la saga de la Cuenta Atrás con todo lo Hulk que os podáis imaginar: La Abominación, Doc Samson, el Líder… lo realmente curioso es ver como todo lo viejo se comporta de otra manera ahora que es Mr. Fixit quien está al frente. Además, también incorporaremos a la colección elementos del nuevo mundo de Fixit como Berengetti o la adorable Marlo, que tanto tendrá que decir en el futuro.
El carácter hosco y malencarado de este nuevo Hulk y que ya veíamos en el tomo anterior se va tintando de una creciente socarronería y hasta un punto de crueldad, que da margen para que Peter David juegue dos de sus mejores bazas: el humor y la ruptura de expectativas. Nos regalará momentos memorables como la pelea con Hulk Hogan o esa cerveza con Ben Grimm y también discursos más graves como la crítica al fanatismo religioso en el mundo de Jarella. En El Increíble Hulk de Peter David 2 el escritor por fin se siente cómodo con el personaje y lo ha moldeado para que trabaje para él, un guionista cuyo punto fuerte son los diálogos.
Por eso será que con esto y con la llegada del canadiense Dale Keown en el último número de El Increíble Hulk de Peter David 2, puede dar por finalizado el primer ciclo y lanzarse a dar el siguiente paso, que serán sin duda los mejores años de esta etapa del Golitah Gris y nos encaminarán a (permitidme el chiste malo) pastos más verdes.
