Ha habido que esperar algo más de un año desde el tomo anterior para tener por nuestros lares El incidente Darwin 6, pero ya habíamos avisado de que la edición de Distrito manga le pisaba los talones a la japonesa, con lo que Shun Umezawa nos ha hecho sufrir un poquito dejándonos en vilo con este thriller que sube en intensidad cuanto más baja de periodicidad.
En cualquier caso, es como si Umezawa, tal vez consciente del hiato, planificase El incidente Darwin 6 como una especie de volumen 2 de la serie: nuevo escenario, nuevos actores implicados y hasta un ligero cambio de tono. Cualquier otro autor aprovecharía el punto de inflexión para tomarse un respiro y bajar un poco el pistón de la tensión en la trama, pero Shun Umezawa no. Toma el punto donde lo dejó y continúa subiendo.
Tras la revelación del nuevo jugador crucial del tomo anterior, Charlie, Lucy, Phil y Grace se trasladan a Nueva York tras la pista de la doctora Yuan, que puede tener información crucial sobre el experimento que dio lugar a Omelas, que sin entrar en detalles, hará las veces de villano en El incidente Darwin 6. A la vez, los atentados del ALA se recrudecen y esta vez su objetivo será… ¡La mismísima Casa Blanca!
La primera sensación al leer El incidente Darwin 6 es de desconfianza. Desconfianza porque parece insostenible seguir subiendo el ritmo y la tensión. Sin embargo, cierto deja vu me ha hecho repasar las reseñas anteriores y esa falta de fe sobre la capacidad de Umezawa para mantener la curva ascendente ya estaba ahí en entregas anteriores. Cada vez se lo pone más difícil, pero cada vez, tomo a tomo, sigue superándose.
El incidente Darwin es su primera obra larga y quizá uno esperaría más cautela, pero lo que empezaba en un pueblito con historias de instituto ya está metido en una operación terrorista a escala global con el mismísimo presidente de los EEUU en el punto de mira y grandes corporaciones multinacionales implicadas en todo el embrollo. No obstante, esta vez no insistiré en el riesgo de subir demasiado las apuesta porque, a este paso, Umezawa es capaz de llevárselo al espacio con tal de llevar la contraria.
Lo más sorprendente, además, es que la historia no pierde credibilidad por más que se intensifique. Incluso con la irrupción de nuevos antagonistas, tal vez cada vez más extremos y villanescos, Umezawa ya nos ha metido en el idioma propio de esta historia y, a estas alturas, ya compramos sin pestañear. Tal vez podamos objetar que, con el incremento de escala, la historia pierde cierta sutileza y todo es mucho más trepidante y en nuestra cara, pero nos ha llevado con ruedines y nos los ha quitado sin que nos demos cuenta, con lo que todo fluye de manera natural
Del mismo modo que la tensión y la intriga crecen de un modo acumulativo, también lo hace la construcción de la trama y el modo en el que se comportan los personajes. El Charlie que tenemos en El incidente Darwin 6 guarda la esencia de lo que veíamos en el tomo inicial, pero es muy distinto y podemos observar, además, cómo sigue cambiando y evolucionando. Sin estridencias y sin que nos percatemos capítulo a capítulo hasta que no echamos la vista atrás.
Y algo similar sucede con el dibujo y es que las claves son las mismas, la misma estética, la misma tendencia a los planos cortos, pero poco a poco, con el aumento del ritmo también aumentan los planos abiertos y El incidente Darwin 6 nos da alguno que otro mucho más espectacular de lo que nos dejaba ver en los primeros tomos.
Lo malo de que todo sea tan trepidante es que cuando llegamos al cliffhanger final y nos da por pensar que lo mismo hay que esperar otro año, mejor que tengamos cerca la bolsa de papel para no hiperventilar. En fin, ahora que se ha anunciado adaptación al anime, parece que Umezawa se ha puesto las pilas y ya hay en la calle dos tomos más en Japón, así que esperemos verlos pronto por aquí.