Saludos, queridos lectores y ciudadanos de la Tierra. Hoy continuaremos con nuestras lecciones sobre la Historia del Imperio de Trigan, que iniciamos hace casi un año (exactamente un año menos 4 días) de la mano de Maestro Enrique, General del Imperio.
Continuamos con este tercer tomo las aventuras y desventuras de Trigo y su familia. Que por cierto, y que quede entre nosotros, mucho Emperador y mucho Lider…pero cada dos aventuras alguien lo traiciona, le planta un complot, le secuestra a un familiar o amigo, lo intenta asesinar…
Menos mal que esta es una serie de aventuras para jóvenes, que si no…
Trigan (yo siempre lo he pronunciado Trigán y no voy a cambiar ahora :-)) es una serie que descubrí por los tomitos de Norma y de la que me fascinó el dibujo. No os voy a descubrir nada a estas alturas sobre las diferencias entre el guión y el dibujo.
Pero no es que los guiones sean flojos (como he oído alguna vez). Mike Butterworth nos ofrece exactamente las historias que él (o su editor) quiere.
Porque estamos ante una obra pulp, nacida 30 años después.
Pensadlo… Aventuras imposibles. Ritmo vertiginoso. Héroes altos y rubios (de casi tres metros realmente. Recordemos que los Triganos no son humanos :-)). Personajes casi siempre masculinos, que esto es un cómic para chicos. Personajes de impulsos rápidos y emociones extremas, que ríete tú de los caballeros de Camelot.
Y recordemos que estas historias salían al ritmo de dos páginas a la semana (o una y media, según la época. La publicidad necesitaba su espacio). Tampoco hay tiempo ni espacio para florituras argumentales. Los lectores quieren su dosis de aventura y emoción.
Por supuesto, no estamos solamente ante una historia de los años 30 trasladada a los 60. Quizás donde más podemos apreciarlo en en la gran cantidad de historias en las que, para bien o para mal, aparece el ejército. No es algo propio de las historias de revistas para chicos británicas de la postguerra (basta recordar casi cualquier película de ciencia ficción de Hollywood para verlo), donde una vez reinó el héroe independiente ahora se ven héroes que forman parte de una organización mayor. No es exactamente un caso de militarismo, porque no podemos decir que los soldados de Trigan reúnan todas las virtudes cívicas del soldado romano al que tanto se parecen visualmente.
Otro aspecto que diferencia estas historias de Trigan y de sus héroes de los años 30 es lo que no vemos. No es que casi no haya casi mujeres, lo que podría verse como una imposición de la editorial. Recordemos que en esta época en el cómic británico la diferencia entre tebeos para chicos y para chicas era más marcada y forzada.
Pero lo que más me llama la atención es la ausencia de personajes jóvenes. No es que no haya ayudantes o víctimas a las que rescatar (bueno, tenemos a un niño rey que cumple bien ese papel) sino que casi no hay secundarios. Algo curioso teniendo en cuenta el tipo y edad del público objetivo.
Don Lawrence nos ofrece los mismos maravillosos dibujos que narran el resto de la historia de este Trigan exótico y a la vez tan parecido a nuestro mundo. Un dibujo muy realista y casi escultórico, donde compiten los paisajes y los personajes en llamar nuestra atención.
Ganan los paisajes :-).
A nivel de personajes, no creo que gane ningún premio a la originalidad si os digo, queridos lectores, que nos transmite un aire a los mundos de Flash Gordon de Raymond. Pero donde consigue triunfar de forma absoluta es en los diseños de edificios y vehículos.
Los personajes consiguen tener ese aire de estatua romana que el autor busca. Por sus poses y expresiones los vemos hieráticos, grabados en mármol… hasta que explotan de ira o entran de lleno en un combate a muerte con las manos desnudas.
Pero personalmente a mi me gana con sus vehículos y ciudades. Si esos vehículos imposibles y a la vez creíbles parecen sacados de cualquier portada de revista pulp, sus ciudades y paisajes son más deudores de la ciencia ficción de dibujos animados japoneses.
Yo veo esas ciudades y veo esos manga de Tezuka. Esas ciudades amplias, de edificios redondeados, carísimos de hacer en maqueta pero muy baratos dibujados en papel. Ciudades limpias y lo suficientemente extrañas para dar el pego como alienígenas.
Y los barcos. Esos barcos con cubiertas totalmente diferentes. Y de los que podemos ver a veces camarotes o pasillos con personalidad propia. Puede que todo sea inventado, que ninguna de esas piezas tenga utilidad real. Pero parece tenerla, y eso es lo importante para los ojos del lector.
El sentido de realismo se refuerza con la tridimensionalidad que le da el color, obra de un inspirado Ron Embleton. Con una paleta casi siempre suave (a veces los marrones son lo más fuerte de su gama cromática) consigue transmitir a la vez ese aire de realidad y cierto aire de suspensión en el tiempo.
Como si viéramos cromos en un álbum. Los cromos del álbum que cuenta la historia de este Imperio de Trigan.
La edición se completa con varios artículos dedicados a facetas de la obra, incluyendo uno dedicado al color y al colorista.
La traducción se la debemos a Alfons Moliné.
¿Por qué leer El Imperio de Trigan 3?
El excelente dibujo de las historias, junto con su color. La ambientación alienígena pero inspirada por la historia europea de la Antiguedad.
¿Por qué no leer El Imperio de Trigan 3?
Las historias son muy sencillas para cualquiera que no busque una lectura semanal rápida.