En muy poco tiempo Dolmen Editorial está haciendo un esfuerzo por recuperar a uno de los héroes patrios más importantes de toda nuestra historia: El Guerrero del Antifaz. Como bien saben los seguidores de esta web, por nuestras reseñas, están recuperando la serie de Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz y publicaron esa aventura ambientada en el universo del personaje titulada El impostor. En un nuevo esfuerzo por seguir enriqueciendo el catálogo de títulos protagonizados por el Conde de Roca, ahora Dolmen publica una novela, escrita por Maria Luisa Gago Quesada, hija del mítico Manuel Gago, creador del personaje. La novela, El Guerrero del Antifaz Origen, cubre uno de los huecos más importantes de la colección del personaje: cómo llegó a convertirse en el legendario defensor de los cristianos frente a los musulmanes.
Y es que, igual que sucede con el cómic americano, en el primer número del Guerrero del Antifaz, ya aparecía resumido cómo su madre, fue raptada por Alí Kan, embarazada, y cuando nació el niño el líder árabe lo creyó suyo, y como tal lo crió. Una vez adulto, comenzó a combatir los cristianos, algo que provocó que su madre le confesara su verdadero origen y que acabara cambiando de bando y bajo la identidad del Guerrero del Antifaz intentase compensar todas las bajas que había provocado mientras se encontraba bajo las órdenes del que creía su padre. Este origen, se contaba en apenas 6 de las 16 páginas con las que contaban esos primeros cuadernillos.
Sin embargo, a diferencia del mercado americano, en el que cuando un personaje prosperaba y adquiría popularidad, tarde o temprano se acababa volviendo atrás para contar con más lujo de detalle ese origen, fue algo que jamás sucedió con nuestro héroe patrio. Sí, se ha mostrado algún flashback ocasional, se han dado más detalles a través de diálogos… pero nunca habíamos vuelto atrás para contar en profundidad más sobre esa infancia y juventud del personaje.
Ahora Maria Luisa Gago, en forma de novela, enmienda esa falta, y nos muestra la infancia y juventud del personaje. De hecho, comienza centrándose en Doña Inés y profundiza en los detalles de su vida, la relación de su padre con Alí Kan, para el que hace de confidente filtrando información de las tropas cristianas; y con el conde de Roca quien se compromete a perdonar sus deudas a cambio de la mano de su hija. Contra lo que cabría pensar, Gago nos muestra una relación que tardará en llegar, puesto que inicialmente se enamora de su mozo de cuadras y los acontecimientos irán condicionando su relación con Fernando de Roca.
Posteriormente el foco de atención recaerá en el propio Haidar (nombre árabe de Adolfo de Moncada) y se nos muestra una faceta interesante, puesto que veremos al propio Ali Kan ejerciendo de padre, y profundizando en la relación entre los personajes y aportando unos matices que en el cómic quedaban sin mostrarse. Precisamente esos detalles son los que enriquecen narrativamente a los personajes a la hora de tomar decisiones que ahora se muestran más complejas, conociendo el trasfondo de la historia.
La autora tiene una prosa ágil, centrándose mucho en diálogos entre los personajes y deteniéndose exclusivamente en los momentos más relevantes para la historia, pero va dando saltos generosos en el tiempo cuando no hay nada más que aportar en ese período, y el libro abarca 23 años en la historia de los personajes. Como curiosidad, la obra comienza en 1444… justo 500 años antes de la publicación del primer cómic del Guerrero del Antifaz.
En definitiva, El Guerrero del Antifaz Origen es una obra que sirve de complemento perfecto para los seguidores del personaje, a cargo de la hija del propio creador y que nos muestra un período sobre el que había demasiadas sombras y que, sobre todo, permite aportar una tridimensionalidad a los personajes que, en esos primeros números con una extensión de los cuadernillos limitada, habían sido mostrados sin demasiado espacio para poder comprender mejor motivaciones, sentimientos o las relaciones entre ellos. Otro producto más con el que Dolmen se reafirma en su esfuerzo por darle a Manuel Gago y su obra un lugar destacado en la historia del cómic en España.
Lo mejor: La cantidad de detalles con los que podemos profundizar en unos personajes que, por la propia idiosincrasia de la colección original, no daban lugar al lector a poder empatizar mejor con sus motivaciones o el propio conflicto con su origen.
Lo peor: Hubiera sido interesante algún epílogo con referencias a la colección de cómic o incluso alguna viñeta de momentos puntuales, para remarcar la conexión.