Voy a comenzar esta reseña siendo muy sincero: Jamás pensé que escribiría mi opinión sobre una nueva historia protagonizada por El Guerrero del Antifaz en el año 2022. Recuerdo cómo devoraba en mi infancia y adolescencia esos pequeños cuadernillos que estaban en casa de mi abuelo, y cómo posteriormente me comprarían esos otros tomos recopilatorios de borde azul que publicaron tras el fallecimiento de Manuel Gago en una colección homenaje a su autor. Me encantaban y disfrutaba mucho de sus aventuras, con la inocencia de un niño que se mantiene ajeno a las críticas por las influencias políticas que me llegarían más tarde. Tras unos años repletos de obstáculos llega por fin a librerías El Guerrero del Antifaz: El impostor, una nueva aventura del personaje, que forma parte de un ambicioso plan editorial por parte de Dolmen.
La puesta en marcha de este álbum que hoy tenemos por fin entre manos comenzó hace nada menos que seis años. La editorial Universo Cómic contactó con Miguel Quesada Ramos, hijo del mítico Miguel Quesada autor de La pandilla de los siete o Pacho Dinamita y sobrino del propio Gago, para que dibujara una nueva aventura del personaje que iba a escribir el propio editor de la editorial. Precisamente se iba a encargar de la introducción de esa obra Eduardo de Salazar, periodista y gran fan del personaje, además de ser secretario de la Asociación de Amigos del Guerrero del Antifaz hasta hace poco, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para la divulgación de la obra cumbre de Manuel Gago. La frustración final del proyecto no desanimó a los dos autores implicados, que se propusieron seguir adelante con la idea, aunque tuvieran que editarla como crowdfunding o para los socios de la citada asociación. Una pandemia mundial y diversas situaciones personales hicieron que el proyecto se demorara más de la cuenta… pero con un final feliz, puesto que Dolmen acabó involucrada (y de qué manera) en el proyecto y se abre un luminoso panorama por delante para los fans del mítico personaje.
La idea es la de continuar la serie donde se quedó, aunque con la introducción de nuevos personajes que den más volumen a la ya de por sí nutrida galería de secundarios de la serie. Y no por ello dejaremos de ver a Alí Kan, Ana María y Sarita o los hermanos Kir, acompañados de tantos otros personajes que resultarán familiares a los conocidos de una de las sagas de aventuras más importantes de la industria del cómic español. Por si jamás habéis leído nada del personaje, debéis saber que está ambientada en los años de la Reconquista y donde una condesa raptada por el musulmán Alí Kan dará luz a su hijo fruto de la unión con el conde de Roca. Kan creerá que es hijo suyo y lo criará como tal, pero cuando sea adulto, al joven le será revelada la verdad y pasará de ser uno de los principales baluartes del ejército musulmán, a cambiar de bando y pasar al servicio de los Reyes Católicos. Kan había dado muerte a su madre, por lo que la principal misión en adelante será la de vengar su muerte y acabar con el infame musulmán.
En esta obra, el Guerrero junto a su fiel escudero Fernando seguirán el rastro de Alí Kan cuando llegará a sus oídos que su hijo (o sea, él) es el jefe de una banda de salteadores que merodean por allí. Sin poder revelar el por qué de la seguridad de que ese cabecilla no es quien dice ser, acabará envuelto en problemas que, para el lector, se traducen en aventuras y diversión.
El dibujo de Miguel Quesada es fiel al trabajo de Gago, e incluso busca mantener una estructura de viñetas similar al de la serie original, aunque la influencia de la narrativa más moderna acaba por salir a la superficie y vemos un número de viñeta más afín al tamaño de sus páginas, en contraposición a esos cómics originales, pensados para su publicación en cuadernillos horizontales que luego se reestructurarían para sus reediciones en vertical… pero que destacaban por tener pocas viñetas por página, y con un tamaño algo más grande. La capacidad de Quesada para mantener el espíritu de Gago es encomiable, retrotrayéndonos en todo momento al trabajo de su tío sin perder un ápice de personalidad en su trabajo.
La edición de Dolmen, en tamaño y formato europeo, viene acompañada de una fabulosa introducción a cargo del poeta y gran aficionado al cómic Luis Alberto de Cuenca y un artículo final a cargo de los autores y acompañado de algunos bocetos a lápiz y tintas, donde cuentan con todo lujo de detalles todos los pormenores de cómo llegaron a ver en tiendas el maravilloso libro que hoy nos ocupa.
En definitiva, El Guerrero del Antifaz: El impostor es todo un regalo para los nostálgicos de una serie que forma parte de nuestra historia. Si no habéis leído nunca nada del personaje, es una maravillosa oportunidad para remediarlo, puesto que el plan de Dolmen incluye recuperar la última serie Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz que reseñaré yo mismo en breve, y nuevas colecciones con material nuevo del personaje, incluyendo un intento de actualización a nuestros días, que me tiene absolutamente intrigado. Si queréis leer un cómic de aventuras con las que evadirte y disfrutar de historias con un regusto clásico, tenéis una oportunidad de oro, gracias a Dolmen.
Lo mejor: La oportunidad para leer nuevas aventuras del personaje realizadas por autores que conocen y admiran la obra original.
Lo peor: Después de tanto tiempo… ¡sabe a poco! XD