Ubicar la fecha de un cómic español de antes de los años 70 es una labor muy pero que muy difícil por la ausencia de registros en las propias publicaciones. Dolmen publica El Guerrero del Antifaz: Edición 80º Aniversario y lo hace con conocimiento de causa. A pesar de que había quien hablaba de que su primera publicación fue en el año 1943, en esta propia edición se aportan datos más que suficientes para aceptar el 24 de octubre de 1944 como fecha de lanzamiento del primer cuadernillo de Manuel Gago. En esta web me habéis leído ya en varias reseñas poner de relieve la importancia del personaje y de su autor como uno de los nombres más relevantes del cómic en España. Y es que estamos hablando de una colección que consiguió esquivar la censura y su catalogación como publicación seriada que la obligaba a cumplir una serie de requisitos y permisos más exigentes.
Pero hay que recordar que hablamos de una serie que se mantuvo en kioscos durante 22 años llegando a las 668 entregas, que comenzó con una publicación irregular para pasar posteriormente a mensual, quincenal y finalmente semanal. Algo sin parangón en la historia de del cómic en nuestro país. Con esta edición recuperamos los primeros 13 números de la serie, más un par de páginas más del número 14 que sirven para cerrar las principales tramas y permitir que se pueda leer como una historia cerrada, algo que se aleja por completo de la realidad de la publicación, especialmente a partir de que empezara a funcionar entre el público. Como ya he comentado en las reseñas de la posterior serie Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz, la fórmula habitual es una historia río construida a partir de subtramas enlazadas donde se iban cerrando unas a la par que se abría otra nueva. Eso hacía difícil abandonar la serie sin haber dejado alguna trama sin resolver, lo cual favorecía que los lectores siguieran comprando la serie para ver qué sucedía.
Ver estos primeros números permite hacerse una idea de las capacidades de Manuel Gago como dibujante. Cuando vemos la evolución de su trazo y estilo en apenas diez números llama la atención la facilidad con que iba afianzando su técnica e iba ensuciando un poco más ese trazo limpio de las primeras entregas, pero aportando en contrapartida unos movimientos más plásticos y una narrativa de las escenas de lucha en continua mejoría. Mucho más llamativo si lo comparamos con el primer trabajo de Gago para la Editorial Valenciana que albergó durante décadas su trabajo. En este tomo se incluye también El juramento sagrado, una aventura autoconclusiva que podría considerarse la precuela del Guerrero del Antifaz, en cuanto a que mostraba una aventura en pleno enfrentamiento entre moros y cristianos salpimentado con tramas románticas. Con apenas un año de diferencia entre ambas publicaciones, la mejora del dibujo es abismal.
Pero para los seguidores del autor y el personaje, este tomo es todo un regalo por lo mucho que contiene: la presentación de personajes como el Guerrero, Doña Ana María, Ali-Kan, Zoraida, Olián, el Conde de Picos… También ver cómo la serie fue creciendo en complejidad y en subtramas, manteniendo una fórmula relativamente inocente y sencilla pero consiguiendo alcanzar esa estructura de subtramas enlazadas para dificultar a un lector abandonar la serie. Mirado con objetividad y distancia podemos decir que eran tramas repetitivas, en cuanto a que había elementos que aparecían reiteradamente como eran el peligro de la revelación de la identidad del Guerrero, el enamoramiento de una dama por el Guerrero, los celos de otro hombre enamorado de dicha dama, y los continuos apresamientos y huidas entre uno y otro bando. Sí, puede considerarse predecible hoy día, pero que aún contando con décadas de cómics después de este, y de estar ante una época en que los referentes más cercanos eran titanes como Alex Raymond o Hal Foster… hay algo innegable de los cómics del Guerrero del Antifaz, y es que son aventuras divertidas y muy bien enlazadas, que un niño de 2024 puede llegar a disfrutar como lo hicimos los que lo leímos hace 40 años o los que lo leyeron cuando se publicó.
La edición de Dolmen es fabulosa, habiendo restaurado el material original, y por mantener el formato apaisado original. Además, se incluyen interesantísimos artículos a cargo de los habituales estudiosos del personaje: Eduardo de Salazar y Antonio Domingo Gómez. Son artículos que aportan realmente al lector, más allá de enumerar un par de características del personaje o la colección: Ilustran sobre la historia de la publicación, por qué se considera la fecha de «nacimiento» del personaje esta, y el laberinto burocrático que tuvo que atravesar para llegar a ser lo que fue. Además se incluyen las portadas originales de los números incluidos.
En definitiva, El Guerrero del Antifaz: Edición 80º Aniversario es el regalo perfecto para nostálgicos del tebeo español o para aquellos que quieran conocer más sobre la historia de la industria en nuestro país. Una edición muy completa, cargada de extras interesantes y con la restauración del material original para la ocasión. Independientemente de la curiosidad editorial, estamos ante un cómic que pese a tener ochenta años, mantiene un tono fresco de aventuras ideadas para divertir, en un marco histórico muy apegado a la cultura valenciana que con una adecuada visión con perspectiva sigue entreteniendo a día de hoy.
Lo mejor: La edición de Dolmen, impecable. Los artículos tan interesantes que se incluyen, repletos de información relevante.
Lo peor: Quedarnos con la miel en los labios y pensar que esto puede impedirnos recuperar la serie original completa, al menos a corto plazo.