Erik Kriek debutó en el mercado español con Desde el más allá y otras historias, una muy interesante colección de adaptaciones de relatos cortos de H. P. Lovecraft publicada en 2012 por La Cúpula. Tuvieron que pasar casi diez años para ver en castellano otra obra de este autor. En esta ocasión, le llegó el turno a In The Pines, editada por Norma Editorial, y manteniendo la estructura de relatos cortos. Poco después, Cartem Comics lanzó El Exiliado, tercera y última obra -por el momento- que nos llega de este autor holandés.
Lo primero que me gustaría añadir es que la edición de Cartem de El Exiliado es una verdadera maravilla. Gran tamaño, papel de calidad y encuadernación robusta. Atentos también a los extras aportados por el propio autor, consistentes en una dramatis personae al comienzo de la obra. Así como un glosario de términos al final de la misma. Ambos apéndices se me antojan imprescindibles para disfrutar al máximo de las posibilidades que nos ofrece está intensa historia.
El Exiliado. Un thriller visceral
En tan solo 200 páginas, Erik Kriek nos ofrece una intensa historia que, lejos de romantizar al pueblo vikingo, nos lo muestra de manera cruda y descarnada. Un poco en la línea de lo que han hecho recientes producciones televisivas como Vikingos, cinematográficas como The Northman u otros tebeos en la línea de El lobo sobre el mar de las bestias de Víctor Santos y Pere Pérez. Desde el primer momento es palpable la rigurosa labor de documentación llevada a cabo por el autor.
El Exiliado comienza con el regreso de Hallstein a su hogar islandés tras cumplir la sentencia de pasar siete años alejado de todo y todos por matar a su mejor amigo. Allí se encontrará con su madastra, que está criando a un niño que no está recibiendo formación alguna en las artes de la guerra y al hermano del amigo que asesinó, Einar. Este trata de hacerse con los favores de la mencionada madre para así controlar los recursos de sus tierras.
Erik Kriek plantea todo un entramado estratégico en el guion de El Exiliado. Un gran número de piezas sobre un tablero que poco a poco va presentando todas sus trampas. La partida está narrada con pulso firme y poderoso para no dejar ni un solo fleco con una serie de revelaciones cuya concatenación nos lleva hasta el explosivo final.
El autor maneja a la perfección los tiempos narrativos de una novela gráfica que atrapa al lector como si fuera una mosca en una tela de araña. Lo más fascinante de todo, es que El Exiliado no ofrece una historia que podamos decir que es excesivamente novedosa. De hecho, esta búsqueda de redención, salpicada de violencia, crisis de fe e intereses románticos la podemos encontrar en cualquier obra de Shakespeare. Lo importante, es ver como Kriek coge este conjunto de ideas para darles forma hasta crear algo tan poderoso como El Exiliado.
Es verdad que al abandonar el formato habitual de relato corto (donde habíamos visto desenvolverse al autor con maestría en las obras mencionadas en el primer párrafo) la colección de mazazos emocionales que ofrece El Exiliado es menor. Con todo, gracias al cómic que hoy nos ocupa podemos ver que Kriek es un autor todoterreno capaz de sorprendernos y pillarnos por sorpresa en cuanto nos dejamos atrapar por sus historias. Advierto también que quien se acerque a este volumen esperando presenciar batallas sin fin, hombretones bramando al cielo en busca de respuesta de sus dioses y sangre y vísceras en cada página, probablemente se sientan un poco decepcionados porque sí, hay acción, pero esta esta muy bien diseminada y posicionada a lo largo de la trama para que, cuando llegue, obedezca a una necesidad del guion y no sea un mero golpe vacío y fortuito.
Dejo para el final mis palabras de alabanza al arte de Erik Kriek en El Exiliado. El autor ha dibujado prácticamente de todo a lo largo de carrera como dibujante y diseñador gráfico. Ha realizado trabajos para el mundo de la publicidad, ilustraciones para revistas y periódicos, storyboards… de todo. Cada plancha es una pequeña obra maestra en la que podemos apreciar el dominio de la iluminación y las sombras, creando una ambientación única para cada escena. Su diseño de personajes minimalista también es digno de mención. Pero lo que de verdad me ha volado la cabeza es el uso del color. Con el empleo de combinaciones bitonales, Kriek muestra toda la crudeza del invierno de Islandia con tonos blancos y azules, que cambian a masas rojas cuando nos encontramos con algún pasaje onírico o recuerdo. Sencillo, elegante, fantástico.
En definitiva, aunque ya lleve un año en el mercado, El Exiliado es uno de los mejores tebeos publicados en mucho tiempo.
